Escudriñando a través de las gruesas nubes de polvo de la protuberancia de nuestra galaxia (los millares de estrellas que rodean su centro) y revelándolo con un sorprendente nivel de detalle, un equipo de astrónomos ha develado una inusual mezcla de estrellas en la agrupación estelar conocida como Terzan 5
Nunca antes observado en ninguna otra parte del bulbo, este peculiar “cóctel” de estrellas sugiere que Terzan 5 es, de hecho, uno de los bloques de construcción primordiales del bulbo, probablemente el vestigio de una galaxia enana que se fusionó con la Vía Láctea durante sus primeras épocas.
“La historia de la Vía Láctea está codificada en sus fragmentos más antiguos: los cúmulos globulares y otros sistemas de estrellas que han sido testigos de toda la evolución de nuestra galaxia”, dice Francesco Ferraro, autor principal de un artículo que aparece en la edición de esta semana de la revista Nature. “Nuestro estudio abre una nueva ventana hacia otra pieza de nuestro pasado galáctico”.
Como arqueólogos que excavan en el polvo que se apila sobre los restos de civilizaciones pasadas y desentierran piezas cruciales de la historia de la humanidad, los astrónomos han estado mirando a través de las gruesas capas de polvo interestelar que oscurecen el bulbo de la Vía Láctea y han develado una extraordinaria reliquia cósmica.
El objetivo del estudio es el cúmulo estelar Terzan 5. Las nuevas observaciones muestran que este objeto, a diferencia de todos, excepto unos pocos, cúmulos globulares, no alberga estrellas que han nacido al mismo tiempo, lo que los astrónomos llaman una única “población” de estrellas. En cambio, la multitud de brillantes estrellas en Terzan 5 se formó en, al menos, dos épocas distintas, la primera probablemente hace unos 12.000 millones de años y luego, la segunda, hace 6.000 millones de años.
“Ha sido observado sólo un cúmulo globular con una historia tan compleja de formación de estrellas, en el halo de la Vía Láctea, y es Omega Centauri”, dice Emanuele Dalessandro, miembro del equipo. “Esta es la primera vez que vemos esto en el bulbo”.
El bulbo galáctico es la región más inaccesible de nuestra galaxia para las observaciones astronómicas: sólo la luz infrarroja puede penetrar las nubes de polvo y revelar sus miles de estrellas. “Es sólo gracias a los extraordinarios instrumentos montados en el telescopio VLT de la organización Observatorio Europeo Austral, ESO”, dice la coautora Bárbara Lanzoni, “que finalmente hemos sido capaces de ‘dispersar la niebla’ y conseguir una nueva perspectiva sobre el origen del bulbo galáctico, en sí mismo”.
Una joya técnica está detrás de este descubrimiento, el llamado Multi-conjugate Adaptive Optics Demonstrator o MAD (demostrador de óptica adaptativa multi-conjugada), un instrumento de vanguardia que permite al VLT obtener imágenes en infrarrojo con magnífico detalle. La óptica adaptativa es una técnica a través de la cual los astrónomos pueden superar el efecto de distorsión que la atmósfera de la Tierra causa a las imágenes astronómicas obtenidas desde telescopios terrestres. MAD es un prototipo aún más poderoso de instrumentos de óptica adaptativa de última generación.
Por medio del agudo ojo del VLT, los astrónomos también descubrieron que Terzan 5 es más masivo de lo que se pensaba: junto a la compleja composición y turbulenta historia de formación de estrellas del sistema, esto sugiere que podría ser el vestigio sobreviviente de una galaxia enana destruida que se fusionó con la Vía Láctea durante sus etapas tempranas, contribuyendo así a formar el bulbo galáctico.
“Éste podría ser el primero de una serie de descubrimientos que echen luz sobre el origen de los bulbos de las galaxias, lo que aún se debate acaloradamente”, concluye Ferraro. “Varios sistemas similares podrían estar ocultos detrás del polvo del bulbo: es en estos objetos donde está escrita la historia de la formación de la Vía Láctea”.
Esta investigación se publica en un artículo de la revista Nature, en la edición del 26 de noviembre de 2009, bajo el título “The cluster Terzan 5 as a remnant of a primordial building block of the Galactic bulge”, por F.R.Ferraro et al.
El equipo está compuesto por Francesco Ferraro, Emanuele Dalessandro, Alessio Mucciarelli y Bárbara Lanzoni (Departamento de Astronomía, Universidad de Bologna, Italia), Giacomo Beccari (ESA, Departamento de Ciencias del Espacio, Noordwijk, Holanda), Mike Rich (Departamento de Física y Astronomía, UCLA, Los Ángeles, Estados Unidos), Livia Origlia, Michele Bellazzini y Gabriele Cocozza (INAF – Observatorio Astronómico de Bologna, Italia), Robert T. Rood (Departamento de Astronomía, Universidad de Virginia, Charlottesville, Estados Unidos), Elena Valenti (ESO y Pontificia Universidad Católica de Chile, Departamento de Astronomía, Santiago, Chile) y Scott Ransom (Observatorio Nacional de Radio Astronomía, Charlottesville, Estados Unidos).
Fuente: El Mensajero de los Astros. Aportado por Eduardo J. Carletti