El tercer y último sobrevuelo de una sonda de la NASA sobre Mercurio da a los científicos, por primera vez, una visión casi completa de la superficie del planeta y proporciona nuevos hallazgos científicos sobre este mundo relativamente desconocido
La nave MESSENGER (Mercury Surface, Space Environment, Geochemistry and Ranging = Geoquímica y Mediciones de la Superficie de Mercurio y su Entorno Espacial), sobrevoló Mercurio el 29 de septiembre. La sonda completó una crítica asistencia gravitatoria para mantenerse en la ruta que le permitirá entrar en la órbita de Mercurio en el 2011. A pesar de una caída temporal de sistemas debido a una desconexión en el sistema de energía durante un eclipse solar, las cámaras e instrumentos de la nave colectaron imágenes color de alta resolución revelando otro 6 por ciento de superficie del planeta que nunca antes se había visto de cerca.
La sonda de la NASA ya ha fotografiado aproximadamente el 98 % de la superficie de Mercurio. Luego de que MESSENGER se ponga en órbita alrededor de Mercurio, verá las regiones polares, que son las únicas áreas no observadas del planeta que quedan.
«Aunque el área vista por primera vez por la nave es de menos de 565 kilómetros sobre el ecuador, las nuevas imágenes nos recuerdan que Mercurio continúa teniendo sorpresas”, dijo Sean Solomon, investigador principal del Departamento de Magnetismo Terrestre de la Institución Carnegie de Washington.
Durante este tercer sobrevuelo se revelaron muchos rasgos geológicos nuevos, incluyendo una región con un área brillante que rodea una depresión irregular, que se sospecha es de origen volcánico. Otras imágenes revelaron un doble anillo de impacto de aproximadamente de 290 kilómetros de extensión. La cuenca es similar a un rasgo que los científicos llaman cuenca Raditladi, observada durante el primer sobrevuelo de Mercurio en enero de 2008.
«Esta cuenca de doble anillo, que vemos en detalle por primera vez, está notablemente bien conservada”, dijo Brett Denevi, miembro del equipo de imágenes de la sonda e investigador posdoctorado en la Universidad Estatal de Arizona en Tempe. «Una similitud con Raditladi es su antigüedad, que se ha estimado en aproximadamente 1.000 millones de años. Esta edad es muy poca en una cuenca de impacto, ya que la mayor parte de las cuencas son cuatro veces más antiguas. El suelo interior de esta cuenca es incluso más joven que la propia cuenca y tiene un color diferente de sus alrededores. Puede que hayamos encontrado el material volcánico más reciente en Mercurio”.
Uno de los instrumentos de la nave llevó a cabo las observaciones más completas hasta hoy de la exósfera de Mercurio, o atmósfera fina, durante este encuentro. El sobrevuelo permitió el primer barrido detallado de los polos norte y sur de Mercurio. La sonda también ha comenzado a revelar cómo varía la atmósfera de Mercurio según la distancia al Sol.
«Una impactante ilustración de lo que llamamos efectos ‘estacionales’ en la exósfera de Mercurio es que la cola de sodio neutral, tan prominente en los dos primeros sobrevuelos, tiene una emisión de 10 a 20 veces menos intensa y está significativamente reducida en extensión”, dice el científico participante Ron Vervack, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins (APL), en Laurel, Maryland. “Esta diferencia está relacionada con las variaciones esperadas en la presión de radiación solar mientras Mercurio se mueve en su órbita y demuestra por qué la exósfera de Mercurio es una de las más dinámicas en el Sistema Solar».
Las observaciones también demuestran que el calcio y magnesio muestran diferentes cambios estacionales que el sodio. Estudiar los cambios estacionales en todos los componentes exosféricos durante la fase orbital de la misión aportará una información clave sobre la importancia relativa de los procesos que generan, sostienen y modifican la atmósfera de Mercurio.
El tercer sobrevuelo reveló también nueva información sobre la cantidad de hierro y titanio entre los materiales de la superficie de Mercurio. Las observaciones terrestres y espaciales anteriores mostraban que la superficie de Mercurio tiene una concentración muy baja de hierro en silicatos, un resultado que llevó a ver la la corteza del planeta como con bajo contenido de hierro, en general.
«Ahora sabemos que la superficie de Mercurio tiene una cantidad media de hierro y titanio, mayor que lo que esperábamos, similar a algunos basaltos en mares lunares”, dice David Lawrence, científico participante en la misión APL.
La nave espacial ha completado casi tres cuartos de su viaje de 6.500 millones de kilómetros para entrar en órbita alrededor de Mercurio. El viaje completo incluye más de 15 pasadas alrededor del Sol. Además de sobrevolar Mercurio, la nave pasó sobre la Tierra en agosto de 2005 y sobre Venus en octubre de 2006 y junio de 2007.
La nave fue diseñada por el APL (Laboratorio de Física Aplicada). La misión es comandada y operada por el APL para la Dirección de Misiones de la NASA en Washington.
Fuente: NASA. Aportado por Eduardo J. Carletti
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