Una bacteria modificada genéticamente produce plástico biodegradable del petróleo es el ácido poliláctico (PLA).
El PLA es biodegradable, suficientemente seguro como para ser utilizado como embalaje de alimentos, puede ser procesado como los termoplásticos existentes en material de color o transparente y se puede fabricar a partir de recursos renovables como el maíz y la caña de azúcar. Aunque el PLA existe hace décadas, sólo en los últimos años los avances en las técnicas de producción —en particular realizados por Cargill, un gran grupo agrícola estadounidense— han hecho posible producir el material comercialmente.
Ahora, un grupo de investigadores dirigido por Lee Sang-yup del Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología, dice que han encontrado un mejor camino para hacer el PLA, usando la ciencia de la biología sintética.
En este momento el PLA se hace generalmente en dos etapas. En primer lugar, una fuente de almidón o azúcar, que podría ser un subproducto agrícola, se fermenta para producir el ácido láctico, la misma sustancia producida por el organismo durante el ejercicio, sólo que en este caso se trata de una bacteria la que se «ejercita» en el proceso de fermentación. En la segunda etapa, las moléculas de ácido láctico se enlazan en largas cadenas o polímeros en recipientes de reacción química, para producir PLA. Lo que el Dr. Lee y sus colegas han conseguido, como se reporta en Biotechnology and Bioengineering, es la producción directa de PLA, en un proceso de un solo paso dentro de bacterias. No es necesario un post proceso de transformación química.
Su plataforma bacteriana es E. coli , la especie que es el «caballito de batalla» de la genética microbiana. Pero esta versión tiene varios genes de otras bacterias empalmados en ella. Uno viene de un organismo llamado Clostridium propionicum, otro de una especie de Pseudomonas, y dos más de Cupriavidus necator. Algunos de estos genes, además, fueron trucados, porque la versión «salvaje» no funcionaba suficientemente bien. El resultado es un conjunto de vías metabólicas de síntesis que no existen en la naturaleza, que convierten el polímero satisfactoriamente en grandes cantidades.
Los investigadores creen que, si el proceso se puede comercializar, podría reducir considerablemente el costo de fabricación de los productos de PLA. Además de los alimentos y envases de bebidas, el PLA ya se utiliza para hacer algunos otros productos, como dispositivos médicos. También tiene el potencial de ser utilizado para hacer ropa biodegradable, muebles y productos de higiene como pañales, objetos que ahora y desde hace décadas terminan en los basureros.
Es más, el Dr. Lee cree que con más investigación, unas bacterias genéticamente modificadas podrían ser capaces de producir otros tipos de plásticos y poliéster a partir de recursos renovables. Otra razón para preguntarse cuánto tiempo más va a durar la era del petróleo.
Fuente: The Economist. Aportado por Eduardo J. Carletti