Importadores y libreros rechazan que haya problemas con libros en Argentina

Empresarios de la industria y la comercialización de libros aseguraron que “no hay problemas con la importación” de publicaciones, y afirmaron que “la provisión es normal”

Desde la Cámara Argentina del Libro hasta encargados de librerías, no sólo en Buenos Aires, sino también del interior del país negaron que estén teniendo inconvenientes para mantener su oferta de libros o que vean perjudicadas sus ventas.

“Firmamos un acuerdo en septiembre del año pasado con el Gobierno, que tiene vigencia desde octubre hasta el 30 de septiembre de 2012 y establece el equilibrio entre importaciones y exportaciones”, explicó a Télam el presidente de la Cámara, Isaac Rubinzal.

Al respecto precisó que “en seis meses del acuerdo, se viene cumpliendo todo correctamente y las cuentas vienen equilibradas entre exportaciones e importaciones”, y afirmó que «lo que es el negocio de la importación se vino dando de acuerdo a lo previsto”.

Por su parte, el encargado de una sucursal porteña de Cúspide, propiedad del Grupo Clarín, señaló a esta agencia que “hoy por hoy no hay problemas importantes con la importación de libros”.

Destacó que “los importados que pueden presentar problemas son en realidad los que nadie pide, son libros de arte, pintura o música, que la gente los ve, les resulta atractiva su presentación, ilustraciones, contenido y pueden llegar a comprarlos”.

“Pero nadie viene y te pide este tipo de libros porque no son libros difundidos, ni buscados sino que se venden porque son ediciones atractivas, vistosas, con buena encuadernación, impresión e imágenes”, indicó el responsable de local de Cúspide.

Aclaró además, que esta cadena de librerías “es importadora de libros”, y puso de relieve que “lo hace sin problemas porque cuenta con el crédito exportador del Grupo Clarín”, a través de Artes Gráficas Rioplatense y de Artes Gráficas del Litoral.

“Hay libros que pueden llegar a faltar pero pueden ser tranquilamente impresos en Argentina y no necesariamente significaría un encarecimiento importante”, indicó el librero.

En ese sentido, precisó que “está el caso de Ediciones La Flor que imprimía Mafalda en Uruguay y ahora pasó a hacerlo en Argentina”, y añadió que “la diferencia de precio pasó de 240 a 270 pesos la colección”.

De todos modos, estimó que “esa diferencia de precio no afecta a quien lo va a comprar, pero se traduce en que se imprime el libro en el país y se crean fuentes de trabajo”.

Con respecto a la impresión local, Rubinzal señaló que “eso requiere retomar las conversaciones que iniciamos a fin del año pasado sobre la posibilidad de integrar a la cadena de valor, es decir, a imprenteros, gráficos, papeleros y a editores para manejar determinados costos que hagan viable la posibilidad”.

Al respecto, subrayó que “se requiere la participación del Estado en este proceso”, porque indicó que “la industria productora de papel para libros es oligopólica”.

Por su parte, Martín, encargado de uno de los locales porteños de Distal, afirmó a Télam que “la oferta es la de siempre”, y aseguró que “no hay problemas con las ventas”.

“Hubo algunos libros que estuvieron retenidos en la Aduana, pero esa situación ya se regularizó, se hizo bastante rápido, y desde ese momento la importación ingresa bien”, precisó el librero.

Pero no sólo en Buenos Aires la situación con la importación de libros no es problemática, sino que también en el interior negaron inconvenientes.

En Tucumán, Martín Barrionuevo, encargado de la librería Yenny-El Ateneo de la capital provincial, indicó al matutino “La Gaceta” que “no se registraron demoras ni faltante de libros que provienen del exterior ni nacionales”.

«El caso de las cadenas grandes es diferente, porque tienen más locales en el país. Por lo tanto, no se interrumpieron los envíos», señaló Barrionuevo.

En Chaco, el propietario de Librería La Paz de la capital provincial, Rubén Bisceglia, sostuvo que la regulación de la balanza comercial, incluso la de libros «es un aspecto que hay que observarlo por la situación económica que tiene el país”, pero remarcó que “algunos medios también señalaban ayer que la brecha entre ricos y pobres se había achicado 17 veces en la Argentina».

«Yo, como librero, apoyo totalmente lo que está haciendo (el secretario de Comercio Interior) Guillermo Moreno y su política de restricciones con un concepto federal. Porque hay que industrializar el libro en las regiones y el resto del país», resaltó Bisceglia a radio Ciudad de Resistencia.

Consideró que es correcto «permitir importar por la misma cantidad que se exporta para el equilibrio de la balanza comercial”, porque advirtió que “si no, estaremos volviendo al liberalismo, cuando se podía importar de todo, pero con consecuencias terribles para industrias y editoriales
locales».

Fuente: Agencia Télam. Aportado por Eduardo J. Carletti


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