Proponen que las rocas graníticas ricas en metales fueron erosionadas a poco de formarse el supercontinente Columbia (llamado también Nuna, Hudsonlandia o Hudsonia), y que esto liberó metales al medio que permitieron la aparición de la multicelularidad
Todo tiene relación entre sí. Por ejemplo, la vida en la Tierra está ligada a su geología. Si no fuera por la tectónica, no habría vida en este planeta, o sería totalmente distinta a como la conocemos. El último ejemplo nos llega de una época muy remota, cuando existía un único supercontinente llamado Columbia o Nuna.
Se cree que la vida multicelular en la Tierra evolucionó hace entre 1.600 y 1.200 millones de años. Esto permitió que más tarde surgiera la vida compleja, la explosión del Cámbrico, y finalmente nosotros. Durante todo el tiempo previo sólo había microorganismos sobre la Tierra que, como máximo, formaban tapetes o estromatolitos.
La vida multicelular que conocemos necesita de proteínas muy especiales. Proteínas que no solamente están basadas en el carbono, nitrógeno, fósforo e hidrógeno y otros elementos ligeros, sino que además necesitan de pequeñas cantidades de elementos pesados, como cobre, níquel o molibdeno.
Unos investigadores de la Universidad de Aberdeen, liderados por John Parnell, relacionan la liberación geológica de este tipo de metales con la aparición de la vida multicelular. Quizás si no se hubiese producido ese proceso geológico, o se hubiese producido más tarde, nosotros no estaríamos aquí.
Según esta hipótesis, los metales necesarios para la vida multicelular estaban fuera del alcance de los ecosistemas en los que se desarrollaba la vida. Se escontraban atrapados en las profundidades pobres en oxígeno de los mares, o se mantenían en el interior de la corteza terrestre en rocas muy antiguas, a la espera de ser erosionadas.
Hace 1.900 millones de años, los continentes que existían chocaron entre sí para formar un supercontinente al que se ha llamado Nuna. Entonces se formaron grandes cantidades de rocas graníticas de un tipo especial, que contienen metales. Su composición química hizo que estos metales se concentraran en depósitos metalíferos erosionables con más facilidad, en lugar de distribuirse por igual en la roca.
Los análisis de estos investigadores muestran que la mayoría de los depósitos de esta variedad de granito se formaron entre hace 1.800 y 1.300 millones de años, cuando los materiales fundidos debajo de la corteza terrestre emergieron desde la profundidades hasta justo por debajo de la superficie terrestre, y se cristalizaron.
Según estos investigadores, el registro geológico en todo el mundo muestra pruebas de que esta variedad de granito empezó a erosionarse casi de inmediato, liberando metales en las zonas costeras y en las tierras bajas. Así, por ejemplo, las distintas cantidades de isótopos de estroncio se depositaron como sedimentos en el lecho marino revelan que la erosión del supercontinente alcanzó su máximo hace 1.900 millones de años.
Además, grandes cantidades de minerales sulfatados, particularmente aquellos que se formaron por la evaporación de aguas ricas en metales en ambientes áridos, empezaron a aparecer hace unos 1.700 millones de años, una señal de que los sulfatos metálicos de las rocas ricas en metales fueron erosionadas y liberaron estos metales al medio.
Según la hipótesis de estos investigadores, los seres unicelulares que había en aquel entonces dispusieron de metales, lo que les permitió crear las proteínas que les facilitaron juntarse con otras células y formar seres multicelulares. Más tarde se produciría la diversificación de esta vida multicelular.
Aunque el aumento de oxígeno libre en la atmósfera terrestre hace 2.400 millones de años sugiere que ya entonces había una erosión importante (y, por tanto, un flujo de metales al medio) las grandes cantidades de granito formado más tarde supusieron una fuerte importante de metales.
Sin embargo, otros apuntan a que una explicación alternativa es que la vida en las aguas someras que rodeaban a Nuna puedo evolucionar hacia la multicelularidad con concentraciones de metales menores a las que asumen los científicos de la Universidad de Aberdeen.
Los estudios genéticos de los organismos modernos sugieren que las proteínas necesarias para la multicelularidad, especialmente aquellas que utilizan zinc, evolucionaron un poco más tarde, entre hace 1.600 y 1.200 millones de años. Antes de esa época la vida estaba limitada, y entonces se expandió. El problema es que no se conoce la concentración de metales en los océanos de esa época, y no se ha identificado la fuente de esos metales. Quizás esta nueva hipótesis pueda aclarar un poco este punto.
Fuente: Neofronteras. Aportado por Eduardo J. Carletti
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