Un tipo de neuronas sin mielina y muy ramificadas son las responsables de detectar las caricias en ratones, según un estudio desarrollado en EEUU que aparece esta semana en la portada de la revista Nature. La investigación revela que estas células generan una sensación placentera al activarse
A nadie se le escapa que la sensación que produce una caricia es agradable y placentera, y ahora han identificado a las células responsables de que sea así, al menos en ratones.
Un equipo de científicos estadounidenses determinó en estos roedores las neuronas que detectan las caricias. El trabajo, que se publica en Nature, muestra que estas células promueven un estado de bienestar cuando se activan.
A pesar de los numerosos estudios fisiológicos que hay al respecto, esta es la primera vez que se identifican in vivo neuronas sensoriales que detectan caricias «placenteras».
El grupo, dirigido por David Anderson, del California Institute of Technology, utilizó un pincel diseñado para simular el tipo de caricias que estos animales pueden sentir, con el que rozaban las peludas patas traseras de los ratones.
Después, los investigadores utilizaron técnicas de imagen para mostrar que un tipo de neuronas, que expresan la proteína MRGPRB4, eran las que respondían al estímulo.
Estas células nerviosas carecen de fibras de mielina —una envoltura que hace que el impulso nervioso viaje más rápido—, e inervan exclusivamente la piel con pelo a través de grandes ramificaciones que, según el estudio, «se asemejan a los campos receptivos de las fibras C humanas», que también se encuentran bajo la piel con pelo.
El trabajo revela que estas neuronas se activan acariciando la piel peluda del animal, pero no ante una estimulación dañina, como puede ser una punzada o un pellizco. Es más, al aplicar esos estímulos nocivos se activan otras neuronas —las que expresan la proteína MRGPRD— que no responden ante las caricias.
Experimento de comportamiento
Para comprobar la influencia en el comportamiento, los autores desarrollaron un experimento conductual en el que activaron farmacológicamente las neuronas que detectan las caricias, y comprobaron que esa activación tenía efectos ansiolíticos y de refuerzo positivo en los animales.
Según el trabajo, los resultados «abren una puerta para comprender la función de este tipo de neuronas durante los comportamientos naturales».
En los ratones, la activación de estas neuronas «puede ocurrir durante algunas interacciones sociales —como el acicalamiento social—, a través de la autoestimulación o en otras condiciones de comportamiento», explica el estudio.
Los autores concluyen que serán necesarias más investigaciones para confirmar si existen neuronas con propiedades similares en humanos.
Referencia bibliográfica: Sophia Vrontou, Allan M. Wong, Kristofer K. Rau, H. Richard Koerber, David J. Anderson. “Genetic identification of C fibres that detect massage-like stroking of hairy skin in vivo”. Nature. Enero 2013. doi:10.1038/nature11810
Fuente: Sinc. Aportado por Eduardo J. Carletti
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