Un par de investigadores de la Universidad de Tufts cortaron la cabeza de un gusano planario, y luego vieron cómo se regeneraba tanto su cabeza como el cerebro, y también, milagrosamente, los recuerdos almacenados antes del corte
En su artículo publicado en The Journal of Experimental Biology, Tal Shomrat y Michael Levin describen la forma en que enseñan los gusanos planos a tolerar la luz y el espacio, y a continuación cortaron sus cabezas. Después de que sus cabezas volvieron a crecer, los investigadores encontraron, después de cierto estímulo mínimo, que los gusanos seguían tolerando la luz y el espacio.
Los investigadores de Tufts probaban la memoria de las planarias, gusanos planos simples bien conocidos por sus propiedades regenerativas. Estos gusanos pueden ser cortados en pedazos, y luego cada trozo se convierte en un nuevo gusano completo. En un estudio previo, un trozo tan pequeño como la 1/279ª parte del gusano original volvió a crecer como un organismo completo al cabo de unas semanas.
Esta sorprendente regeneración se debe a una gran cantidad de células madre pluripotentes, que constituyen alrededor del 20% del gusano. Estas células madre adultas, llamado neoblastos, pueden convertirse en cualquiera de los tipos celulares requeridos para regenerar la planaria, incluso las células cerebrales.
A las planarias no les gustan las luces brillantes y los espacios abiertos, pero con debido entrenamiento pueden aprender a ignorarlos. Para los investigadores de Tuft, este entrenamiento consistió en colocar a las planarias en una placa de Petri, con la comida iluminada por una luz brillante en el centro. Después de 10 días, sus pequeños cerebros aprendieron que el espacio brillante y abierto del centro de la placa de Petri no era tan malo después de todo: la comida los mantenía con vida. Luego fueron decapitados y se les dejó que crecieran de nuevo, algo que llevó alrededor de 14 días.
Los gusanos regenerados fueron colocados a continuación en el mismo entorno, para ver qué partes recordaban de su entrenamiento anterior.
Según los investigadores, los gusanos no recordaron de inmediato cómo obtener su comida, pero después de una única sesión de rápido entrenamiento, de repente se acordaron de que no debían tener miedo a los espacios abiertos más brillantes. Parece que una única sesión de entrenamiento fue suficiente para «refrescar» sus cerebros con los recuerdos de lo que habían aprendido antes. Hay que comparar esto con el proceso de entrenamiento inicial, que duró 10 días, y un montón de sesiones de entrenamiento.
Los investigadores no saben realmente cómo se recuperaron estos recuerdos. Especulan que los recuerdos pueden ser almacenados en otras partes del cuerpo, tal vez en las neuronas que componen el sistema nervioso del gusano (ver diagrama en las imágenes). Es posible que el sistema nervioso también aprenda durante el entrenamiento, y entonces, de alguna manera, estas neuronas desempeñen un papel en la recreación de viejos recuerdos cuando el cerebro se regenera.
Se requiere mucha más investigación para saber exactamente lo que aquí está ocurriendo y, lo más importante, si otros animales, incluyendo a los humanos, también almacenan recuerdos fuera del cerebro.
Artículo original: doi: 10.1242/jeb.087809 – «An automated training paradigm reveals long-term memory in planaria and its persistence through head regeneration». Más datos: Researchers discover flat worms retain memories even after decapitation
Fuente: Physorg y otras fuentes. Aportado por Eduardo J. Carletti
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