El estudio, una amplia colaboración entre astrónomos profesionales y aficionados, también incluye simulaciones detalladas de los objetos que entran en la atmósfera de Júpiter y se desintegran a temperaturas superiores a 10.000 °C, y las observaciones de la zona con los telescopios como el Telescopio Espacial Hubble y el Very Large Telescope
El Sistema Solar está lleno de objetos pequeños como asteroides y cometas. La mayoría tienen órbitas estables que los mantienen fuera de peligro, pero una pequeña parte de ellos se encuentran en órbitas con riesgo de chocar con los planetas.
Cuanto más pequeños son los objetos, más numerosos son y con más frecuencia deben ocurrir estas colisiones. Las colisiones como el reciente meteoro visto en Chelyabinsk, Rusia, en febrero de 2013, son raras porque el objeto era relativamente grande, alrededor de 17 metros de diámetro. El planeta gigante Júpiter —un gran blanco con una tremenda atracción gravitatoria— es golpeado con mucha más frecuencia que la Tierra, y estas colisiones son mucho más rápidas, suceden a una velocidad mínima de 60 kilómetros por segundo.
Astrónomos aficionados que observaban Júpiter con cámaras de video pudieron observar tres de esos choques en los últimos 3 años, y se ha realizado un informe detallado de estas colisiones en el Congreso Europeo de Ciencias Planetarias en la UCL la semana pasada. El informe lo presentó Ricardo Hueso (Universidad del País Vasco, España).
«Nuestro análisis muestra que Júpiter podría verse afectada por objetos de alrededor de 10 metros de diámetro entre 12 y 60 veces al año», dice Hueso. «Eso es alrededor de 100 veces más que la Tierra.»
El estudio, una amplia colaboración entre astrónomos profesionales y aficionados, también incluye simulaciones detalladas de los objetos que entran en la atmósfera de Júpiter y se desintegran a temperaturas superiores a 10.000 °C, y las observaciones de los telescopios como el Telescopio Espacial Hubble y el Very Large Telescope de la zona de impacto que se toman a sólo decenas de horas después del impacto. A pesar de observar el planeta poco después del impacto, el Hubble y el VLT no vieron la señal de los objetos desintegrados, lo que demuestra que tales impactos son eventos muy breves.
Debido a que el brillo de estos impactos es tan efímero, y sucede en momentos impredecibles, los principales observatorios como el Hubble y el VLT no pueden obtener observaciones fiables de ellos. Esto es porque estos telescopios tienen horarios programados de observación y no pueden dedicarse a la vigilancia a largo plazo de un planeta. Los astrónomos aficionados, que pueden dedicar noche tras noche a la observación de un planeta, tienen muchas más posibilidades de detectar estos impactos, incluso si su equipo es mucho más rudimentario.
Fuente: Science Daily. Aportado por Eduardo J. Carletti
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