La juventud, las avispas y la aceptación social

Biólogo de la Universidad de Miami considera que las avispas sociales son aceptadas con más frecuencia en colonias desconocidas cuando tanto el individuo como el grupo son jóvenes

Las hormigas, las avispas y los seres humanos viven en sociedades altamente complejas. Nuestras organizaciones comparten algunas características básicas de la vida en grupo, al igual que las personas que tratan de encontrar el equilibrio entre cooperación y conflicto. Comprender qué factores son importantes para estas comunidades en desarrollo nos da información clave en la evolución de la sociabilidad en los animales.

Un nuevo estudio, realizado por Floria Mora-Kepfer Uy, bióloga de la Universidad de Miami y profesora de la Facultad de Artes y Ciencias, observa las colonias de avispas sociales y explora la aceptación de los individuos que no están relacionados entre sí, en una sociedad altamente organizada y adaptable. Los resultados muestran que la edad del individuo y de la colonia definen los costos y beneficios de la aceptación de nuevos miembros en un grupo. El estudio utiliza la avispa social Mischocyttarus mexicanus.

«Estas colonias se componen exclusivamente de hembras y ellas toman decisiones sobre la composición de las colonias en función de las presiones sociales y ecológicas a que están expuestas», dice Mora-Kepfer Uy.

El cambio de colmena es común durante el período inicial de establecimiento de colonias, cuando las avispas individuales tratan de unirse a otras colonias y los miembros existentes deciden si aceptan o rechazan a las recién llegadas. Las avispas reconocen los insectos del mismo nido de los insectos no nacidos en el mismo nido utilizando señales químicas que son específicas para cada colonia.

«Si se aceptan las que no son compañeras de nido, pueden o bien convertirse en una trabajadora en la colonia o en cambio tratar de hacerse cargo de la función reproductiva dominante, robar, o canibalizar las crías de la colonia», dice Mora-Kepfer Uy. «Las hembras están, por lo tanto, tratando de equilibrar los beneficios potenciales de tener ayuda adicional con los costos posibles de tener nuevos miembros que actúan de manera egoísta.»

Una avispa hembra marcada con pintura de color rosa es una extrajera en la colonia aceptada recientemente, que se ha convertido en una trabajadora subordinada. Una hembra residente vuela y obliga a la avispa recién aceptada de regreso al nido para proteger los huevos y las larvas

Según el estudio, se aceptaron las no compañeroa de nido jóvenes con más frecuencia que las antiguas, y fueron aceptadas con mayor frecuencia en colonias jóvenes que en las colonias ya maduras. Podría favorecer a la colonia aceptar a las que no son compañeras de nido como trabajadoras subordinadas durante el período de establecimiento de las colonias. Los resultados también muestran que las colonias desarrolladas rechazan con mayor frecuencia las no compañeras de nido, tanto jóvenes como mayores, lo que sugiere que el riesgo de aceptación puede ser demasiado alto en esta etapa.

«Los hallazgos implican que el efecto del contexto social y de las necesidades inmediatas de un grupo median en la aceptación social en estas sociedades flexibles», dice Mora-Kepfer Uy. «Estos factores pueden ayudarnos a entender los cambios en la composición de otros grupos de animales complejos, incluyendo las sociedades humanas».

El estudio se titula «Context-dependent acceptance of non-nestmates in a primitively eusocial insect» («Aceptación dependiente del contexto de las no compañeras de nido en un insecto primitivamente eusocial».) Los hallazgos aparecen publicados en la revista Behavioral Ecology and Sociobiology.

Fuente: Universidad de Miami. Aportado por Eduardo J. Carletti

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