El 11 de septiembre falleció en Santa Clara Agustín de Rojas, quien ha sido considerado por la crítica como la figura cimera de la ciencia ficción en Cuba
Texto de Alicia Elizundia Ramírez, de CMHW: Un amigo me llamó para darme a conocer la triste noticia de la muerte del escritor santaclareño Agustín de Rojas. Enseguida me vino a la memoria la tarde reciente en que la UNEAC le rindiera homenaje en la actividad El Rostro y la palabra.
Ese día después de escuchar la opinión de varios estudiosos sobre su obra, se le pidió que dijera algo y con el fino humor que le caracterizaba, rápidamente declaró que le parecía estar en presencia de su nota necrológica. Posteriormente, agradeció tantos elogios e interpretaciones sobre su novelística.
Todos los panelistas coincidieron ese día en la posición cimera que ocupa en Cuba la literatura de Ciencia Ficción escrita por Agustín de Rojas, gracias a la trilogía que nos legara: Espiral, Una leyenda de Futuro, y Año 200. No menos importante, fue valorada su obra ensayística.
Luego del homenaje, Agustín me concedió una extensa entrevista, quizás la última que diera para un medio de prensa. Entonces hablamos de muchos temas. Comenzamos por su novela El Publicano, obra con la que dio un salto de la Ciencia Ficción al Cristianismo, una novela en la cual dejó mucho de sí “porque, según me dijo, la escribió en pleno período especial con el propósito de transmitir aliento”.
Hablamos de los años que llevaba sin publicar, de sus muchas obras inéditas, de su visión sobre el miedo y sobre el futuro, y de la novela a la que se había entregado los últimos cinco años: La llegada del reino, una continuación de El Publicano, que al decir de sus amigos sería su gran novela.
Ante las múltiples profesiones a las que dedicó su vida: la de escritor, maestro, científico y antropólogo, me aseguró que se definía cómo un eterno curioso sobre el ser humano, frase que encierra una filosofía de vida, que valoramos siempre quienes le conocimos.
Al conocer la noticia de su muerte enseguida vino a mi mente todo lo que hablamos en esa última entrevista. Su andar quijotesco por las calles de Santa Clara. Su gran novela, aún inconclusa; su cuerda locura, su espíritu humanista, y su obra siempre previsora.
Es así Agustín como preferimos recordarte quienes te conocimos y admiramos.
Fuente: www.cmhw.icrt.cu/. Aportado por Eduardo J. Carletti
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