Dentro del circo de fenómenos de las lunas de Saturno, un huevo blanco brillante descansa en un nido de cristales de hielo. De nombre Metone, esta pequeña luna ovalada se ha visto en primer plano por primera vez el año pasado gracias a la nave espacial Cassini de la NASA
Metone es totalmente diferente a las otras pequeñas bolas de hielo y roca que salpican el Sistema Solar, que están profundamente marcada por impactos. En cambio, es lisa, sin una colina o cráter a la vista. Ahora los astrónomos pueden cierta idea de por qué se ve así: Metone está formada de una pelusa ligera.
Los objetos en nuestro Sistema Solar han sido maltratados por asteroides y cometas durante miles de millones de años, pero los planetas y las grandes lunas tienen maneras de alisarse a sí mismos. Por un lado, la fuerte gravedad tira de ellos y los lleva a la forma esférica. Algunos mundos tienen suficiente calor interno como para crear flujos de lava y otros eventos volcánicos que pueden llenar los cráteres, y algunos tienen lluvias o vientos fuertes que erosionan la evidencia de los impactos.
Las lunas pequeñas, sin embargo, son geológicamente inactivas y sin aire, por lo que no son capaces de borrar los daños. «Cuando nos fijamos en los objetos de menos de 200 kilómetros de radio, todos son como las patatas. Tienen protuberancias, ranuras, cráteres», dice Peter Thomas, miembro del equipo Cassini de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York. Eso causa que el liso exterior de Metone sea un enigma.
Un puñado de huevos lunares
De hecho, esta luna de 5 kilómetros es una entre un puñado de huevos espaciales, todas ellas orbitando Saturno en la misma región entre las lunas Mimas y Encélado, más grandes. Ninguna de sus hermanas han sido fotografiada tan de cerca como Metona, pero a la distancia, dos de ellas —Palene y Egeón— parecen ser bastante lisas, también.
Cada luna se encuentra dentro de su propio arco de anillo, una parte de los anillos de Saturno. Una idea fue que los cristales de hielo del arco de anillo pueden haberse asentando en la superficie de Metona para enterrar los cráteres, o cualquier otra topografía. Algo similar ha ocurrido probablemente a otras dos lunas de Saturno, Atlas, con forma de platillo volador, y Pan. El material de los anillos de Saturno parece haberse acumulado alrededor del ecuador de cada luna.
Pero Thomas señala que los arcos de anillo son mucho más tenues que los anillos principales, tanto que se necesitarían diez mil millones de años por que se acumulara una capa de sólo 1 metro de cobertura de nieve en Metone.
Thomas y sus colegas de Cornell han tratado de romper el huevo y observar el interior, calculando la densidad de Metone.
Se supone que la gravedad de Saturno tira de la luna para darle su forma alargada, al igual que la Luna de la Tierra aumenta las mareas en los océanos. A continuación, el equipo analizó cuán densa tendría que ser la luna por su propia gravedad para equilibrar las fuerzas de marea y crear la forma de huevo.
El resultado es unos 300 kilogramos por metro cúbico, lo cual informaron en marzo en la 44 ª Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria (Lunar and Planetary Science Conference) en The Woodlands, Texas. Eso es menos de un tercio de la densidad del agua, por lo que Metone es menos densa que cualquier otra luna o asteroide conocido.
¿Una pelusa fluida?
El material en la superficie de Metone podría ser aún más ligero, dice Thomas. Es posible que una sustancia esponjosa así pueda fluir, al menos en escalas de tiempo de miles o millones de años, para borrar las cicatrices de cráteres.
El equipo también ha sugerido que las fuerzas electrostáticas podrían ayudar a mantener el objeto como si fuese un huevo «apenas cocido» (en Argentina, «pasado por agua»). Los electrones en el cinturón de radiación de Saturno podrían estar cargando los cristales de hielo en la superficie, los que los hace levitar y los hace más móviles. Pero hasta ahora estas son sólo especulaciones.
«Estamos empezando a tratar de averiguar numéricamente cómo podría esto suavizar la superficie», dice Thomas. Cassini puede recolectar algunas pistas indirectas por medio del análisis del material del arco del anillo, pero es poco probable que se acerque a esta luna otra vez antes de que termine la misión en 2017.
Mientras tanto, los científicos planetarios están tratando de averiguar con qué frecuencia deben ocurrir los impactos formadores de cráteres en esa vecindad, lo que nos dirá qué tan rápido Methone debe reformar su superficie para cubrir los impactos y mantener su aspecto ovoide.
Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti
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