«Los astrónomos habrán analizado suficientes sistemas de estrellas como para que antes de 2040 hayamos descubierto señales electromagnéticas producidas por alienígenas», dijo Seth Shostak del Instituto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) en Mountain View, California, durante una charla en el sinposio Innovative Advanced Concepts 2014 de la NASA (NIAC) en la Universidad de Stanford
SETI hasta ahora ha buscado señales de radio procedentes de mundos como la Tierra. En la búsqueda actual de la vida extraterrestre avanzada los expertos de SETI dicen que hay mejores probabilidades de detectar Inteligencia Artificial alienígena en lugar de vida biológica porque el tiempo entre el desarrollo de la tecnología de radio y la inteligencia artificial alienígena sería breve. «Si construimos una máquina con la capacidad intelectual de un ser humano, entonces en el plazo de 5 años su sucesora será más inteligente que todos los hombres juntos», dice Seth Shostak, astrónomo jefe del SETI. «Una vez que una sociedad inventa la tecnología que puede ponerlos en contacto con el cosmos, están como máximo a unos pocos cientos de años de cambiar su propio paradigma de vida sentiente a la inteligencia artificial», dice.
Las máquinas ET serían infinitamente más inteligentes y duraderas que la inteligencia biológica que las creó. Las máquinas inteligentes serían inmortales, y no tendrían que existir en las zonas Ricitos de Oro benignas con la vida de carbono en las que se centran las búsquedas SETI en la actualidad. Una IA podría auto-dirigir su propia evolución, cada «actualización» se crearía con la suma precargada del total del conocimiento de su predecesora.
Los artefactos ET coordinados por computadoras, sugiere el físico británico, Stephen Wolfram, se verían mucho más como un artefacto natural. Es fácil distinguir a un artefacto tecnológico, como un automóvil, de un objeto natural, como un árbol. El árbol es mucho más complicado. Pero, dice Wolfram, «esto es simplemente porque nuestros artefactos tecnológicos son primitivos. A medida que se vuelvan más complejos —con procesadores informáticos que les permitan tomar una decisión a cada momento— comenzará a tener un aspecto tan complejo como los árboles y las personas y las estrellas». Tenemos una pequeña posibilidad, sugiere, de distinguir un artefacto ET de un objeto celeste natural.
El astrónomo jefe del SETI, Seth Shostak, dice que «sería probable que la vida extraterrestre artificialmente inteligente migre a lugares donde habría abundancia tanto de materia como de energía —las únicas cosas que, él considera, serían de interés para la vida basada en máquinas—. Eso significa que la búsqueda SETI puede tener que centrar su atención cerca de estrellas jóvenes y calientes, o incluso cerca de los centros de las galaxias».
Escribiendo en el Acta Astronáutica, Shostak dice que las probabilidades favorecen la detección de estas IA alienígenas en lugar de la vida «biológica». Los investigadores de SETI han argumentado desde hace tiempo que la naturaleza puede haber resuelto el problema de la vida utilizando diferentes diseños o productos químicos, lo que nos sugiere extraterrestres que no sólo no se verían como nosotros, sino que no van a ser formas de vida basadas en el carbono, pero estarían obligados a seguir «por lo menos algunas reglas de la bioquímica, vivir por un período de tiempo finito, procrear y sobre todo estár sujetos a los procesos de la evolución».
«Si nos fijamos en los plazos establecidos para el desarrollo de la tecnología, en algún momento inventas la radio y luego sales al aire, y entonces tenemos la oportunidad de encontrarte», dijo a BBC News. «Pero luego de unos pocos cientos de años de inventar la radio —al menos si somos algún tipo de ejemplo— uno inventa máquinas pensantes; probablemente vamos a hacer eso en este siglo. Así que has inventado a tus sucesores y sólo durante unos cientos de años usted es una… ‘inteligencia biológica'».
Desde el punto de vista de la probabilidad, si las máquinas que funcionan con inteligencia artificial han evolucionado, seríamos más propensos a detectar señales de ellos que de la vida «biológica» que los inventó.
«Pero ya hemos estado buscado señales por 50 años, SETI está atravesando el proceso de imaginarse que la forma en que nuestra tecnología está avanzando es, probablemente, un buen indicador de cómo otras civilizaciones —si están por ahí— han progresado. Ciertamente lo que estamos buscando por ahí es un blanco evolutivo en movimiento».
El Dr. Shostak dice que es probable que la vida extraterrestre artificialmente inteligente migre a lugares donde habría tanto materia como energía en abundancia, que es lo que les interesaría a las máquinas. Eso significa que la búsqueda de SETI puede tener que centrar su atención cerca de estrellas jóvenes y calientes, o incluso cerca de los centros de las galaxias.
«Creo que podríamos pasar por lo menos un pequeño porcentaje de nuestro tiempo mirando en las direcciones que quizás no sean las más atractivas en términos de inteligencia biológica, pero donde tal vez las máquinas inteligentes están merando». Shostak cree que SETI debería considerar la ampliación de su búsqueda a los entornos ricos en energía y materia de las estrellas calientes, agujeros negros y estrellas de neutrones.
Los «data centers» como ése generan mucho calor, y mantenerlos frescos es un reto importante para la computación moderna. Los ordenadores inteligentes probablemente buscarían un hábitat de baja temperatura. Los Glóbulos de Bok (imagen en la parte superior de la página) son otro objetivo para buscar máquinas inteligentes. Estas regiones densas de gas y polvo son conocidas por la producción de sistemas de estrellas múltiples. A alrededor de menos 227 grados Celsius, son alrededor de 71 grados Celsius más fríos que la mayoría del espacio interestelar.
Este clima podría ser un importante atractivo debido a que la termodinámica implica que la maquinaria será más eficiente en regiones frías, regiones que pueden funcionar como un gran «disipador de calor». El ambiente súper refrigerado de un glóbulo de Bok podría representar la Zona Ricitos de Oro para las máquinas movidas por IA, dice Shostak. Pero debido a que los agujeros negros y los glóbulos de Bok no son hospitalarios para la vida tal como la conocemos, no están en la lista de objetivos principales de SETI.
«Las máquinas tienen diferentes necesidades», dice. «Ellas no tienen límites evidentes a lo largo de su existencia, y en consecuencia podían dominar fácilmente la inteligencia del cosmos. En particular, ya que pueden evolucionar en escalas de tiempo mucho, mucho más cortas que la evolución biológica, podría muy bien ser que las primeras máquinas que aparezan en escena dominen a fondo la inteligencia en la galaxia. Es un tipo de escenario «ganador se lleva todo».
Según el físico británico Stephen Wolfram, la vida inteligente es inevitable. Pero hay un problema. Aunque la vida inteligente es inevitable, nunca la encontraremos, al menos no mirando en la Vía Láctea. Como prueba, Wolfram señala que con el fin de comprimir más y más información en nuestras señales de comunicación —ya se trate de conversaciones de teléfonos móviles o computadoras— quitamos toda la redundancia y los patrones. Si hay algo en una señal que se repite, entonces es claro que se lo puede extirpar. Pero este proceso de eliminación de cualquier patrón de una señal causa que se vea más y más azarosa… de hecho, muy parecido al «ruido» aleatorio de radio que llueve sobre la Tierra proveniente de estrellas y nubes de gas interestelar.
Según Wolfram, si alguien apunta haces de nuestras propias señales de comunicación del siglo 21 hacia nosotros desde el espacio, sería casi imposible determinar si son artificiales o naturales. Entonces, ¿qué posibilidades tenemos para distinguir un producto de comunicación ET del fondo general de estática de radio del cosmos?
Los artefactos de ETs coordinados por computadoras se verían mucho más como algo natural. Es fácil distinguir un artefacto tecnológico como un automóvil de un objeto natural, como un árbol. El árbol es mucho más complicado. Pero, dice Wolfram, «esto es simplemente porque nuestros artefactos tecnológicos son primitivos». A medida que se vuelven más complejos —con procesadores informáticos que les permiten tomar una decisión de momento a momento— comenzarán a tener un aspecto tan complejo como los árboles y las personas y las estrellas». Tenemos una pequeña posibilidad, sugiere, de distinguir un artefacto ET de un objeto celeste natural.
Si Wolfram acierta y los extraterrestres están ahí fuera, pero no vamos a ser capaces de reconocerlos —ya sea en sus comunicaciones o sus artefactos— entonces, por supuesto, que podrían estar aquí en el Sistema Solar y no lo habríamos notado.
Wolfram cree que los extraterrestres no quieren viajar a la Tierra, o a cualquier otro lugar. En opinión de Wolfram, todo en el universo es producto de un programa de computadora. De hecho, él se imagina un ciber-universo abstracto de todos los programas informáticos concebibles, desde el más simple hasta el más complejo. Este «universo computacional» contiene todo, desde el sistema operativo de Apple Macintosh a un programa para la creación de una nave más rápida que la luz.
Wolfram cree que ha encontrado el gran secreto de la naturaleza: cómo se genera la complejidad del mundo, todo, desde un rododendro a un árbol a una galaxia espiral barrada, aplicando sencillas reglas una y otra vez, como un simple programa de ordenador.
Wolfram llegó a esta notable conclusión a principios de 1980 cuando se descubrió que el tipo más simple de programa de ordenador —conocido como un autómata celular— puede generar complejidad infinita si su salida se realimenta en forma repetida como entrada. Wolfram ha encontrado evidencia de que se puede realizar el tipo de programa de computadora que produce la complejidad infinita «no sólo los sistemas de moléculas biológicas, sino en todo tipo de sistemas físicos: nubes de gas, sistemas caóticos o partículas subatómicas, y así. Conclusión: que en todo el Universo la vida —aunque sin duda no la vida tal como la conocemos— brotará espontáneamente. Es una característica fundamental de la materia.»
La existencia de este universo computacional es lo crucial. Pero la realidad es que sería más fácil y más eficiente para una civilización ET quedarse en casa y utilizar una computadora para buscar el universo computacional de programas útiles en lugar de tratar de obtener la misma información buscando extraterrestres para hablar en una de las 200.000 millones de estrellas en la Vía Láctea. «Es un simple juego de números», dice Wolfram.
Todo es generado por el programa informático, «y que lo incluye a usted y a mí», dice Wolfram. «Alguien al otro lado de la galaxia podría haber encontrado el programa informático para usted y estar conversando con ustedes en este mismo momento.»
Fuente: Daily Galaxy. Aportado por Eduardo J. Carletti
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