Durante mucho tiempo, los seres humanos han estado fascinados por el cosmos. Las pinturas rupestres antiguas demuestran que hemos estado pensando en el espacio durante gran parte de la historia de nuestra especie. La popularidad de las más recientes películas de ciencia ficción sugiere que la mente humana simplemente podría estar adaptándose al hostil medio ambiente que está «allí afuera»
Pero el cuerpo humano tiene sus problemas.
Cuando se reduce mucho la gravedad, como sucede en los vuelos espaciales, ya no utilizamos nuestros músculos para resistir el tirón usual de una masa planetaria y, si no realizan ejercicios adicionales, los astronautas pierden tanto hueso como músculo. Además, los estudios han demostrado que otras partes del cuerpo cambian en el espacio, como la curvatura de la columna vertebral, la cantidad de sangre que hay en el cuerpo y la visión.
Hasta el momento, los viajes prolongados hacia el espacio exterior pueden estar limitados por nuestras capacidades físicas. Sin embargo, un nuevo y pequeño astronauta podría ofrecer el tan necesario conocimiento de las diferentes maneras en las cuales se comporta nuestro cuerpo en la microgravedad: el noble oxiuro. Entre los oxiuros se encuentra la lombriz intestinal humana, que en este caso se trata de un parásito. En este experimento se utilizan otros oxiuros: la especie Caenorhabditis elegans, un nematodo rabdítido de la familia Rhabditidae que mide aproximadamente 1 mm de longitud y vive en ambientes templados. Ha sido un importante modelo de estudio para la biología, muy especialmente la genética del desarrollo.
Puede sonar como un golpe para el ego, pero los oxiuros de la especie Caenorhabditis elegans comparten una considerable cantidad de material genético con los seres humanos. Lo suficiente, de hecho, como para convertirse en candidatos para un nuevo estudio diseñado con el fin de determinar cómo afectan a los astronautas los medioambientes de baja gravedad.
Los oxiuros, al igual que las moscas de la fruta, con frecuencia se utilizan como modelos que representan organismos más grandes. Esto se debe a que su breve duración de vida permite a los científicos observar diversas generaciones de oxiuros en un corto período de tiempo, lo que permite obtener resultados más rápidos de los estudios. En una nueva investigación titulada “Alterations of C. elegans Muscle Fibers by Microgravity” (“Alteraciones de las fibras musculares de C. elegans provocadas por la microgravedad”, en idioma español), los miembros de la tripulación de la Estación Espacial Internacional (International Space Station o ISS, por su sigla en idioma inglés) harán crecer dos tandas de oxiuros: una en microgravedad y la otra en una centrífuga, lo que permitirá que los oxiuros experimenten una gravedad simulada.
La Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa (Japan Aerospace Exploration Agency, o JAXA, por su acrónimo en idioma inglés) encabeza la investigación.
“Los astronautas cultivarán múltiples generaciones de organismos; de modo que podemos examinarlos en diferentes estados de desarrollo”, dice Atsushi Higashitani, quien es el principal investigador del experimento, en la Universidad Tohoku, ubicada en Miyagi, Japón. “Nuestros estudios ayudarán a esclarecer cómo y por qué ocurren estos cambios en la salud bajo microgravedad y también permitirán determinar si las adaptaciones al espacio se transmiten de una generación de células a otra sin que se produzca un cambio en el ADN básico de un organismo”.
Los resultados obtenidos del experimento podrían tener impacto sobre más personas aparte de los astronautas del futuro. Entender los cambios moleculares que podrían producirse bajo microgravedad podría ayudar a los investigadores a desarrollar tratamientos destinados a contrarrestar los cambios físicos asociados con el envejecimiento y el reposo prolongado. En la Tierra, el oxiuro puede ser sorprendentemente importante para la población de edad avanzada y también para quienes padecen algún tipo de debilidad, así como para los astronautas que orbitan nuestro planeta.
Los oxiuros espaciales fueron lanzados el 14 de abril con rumbo a la Estación Espacial Internacional a bordo del cohete de SpaceX, en su sexta misión de reabastecimiento.
Fuente: NASA. Aportado por Eduardo J. Carletti
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