Hace tan solo dos semanas Egipto anunció un innovador escaneado de cuatro pirámides en busca de los secretos que han permanecido ocultos durante 4.500 años. Este lunes la tierra de los faraones ha anunciado que los primeros exámenes han hallado anomalías de temperatura en al menos dos zonas de la pared este de la Gran Pirámide de Keops
Hace tan solo dos semanas Egipto anunció un innovador escaneado de cuatro pirámides en busca de los secretos que han permanecido ocultos durante 4.500 años. Este lunes la tierra de los faraones ha anunciado que los primeros exámenes han hallado anomalías de temperatura en al menos dos zonas de la pared este de la Gran Pirámide de Keops, lo que podría abrir la puerta al hallazgo de nuevos pasadizos o cavidades en su laberíntica geografía.
«Hemos detectado diferencias de temperatura, lo que significa que hay algo detrás y que podría ser algo nuevo. Determinar de qué se trata depende de la investigación que vamos a realizar en los próximos días», ha declarado el ministro de Antigüedades egipcio Mamduh al Damati minutos antes de una rueda de prensa en la que el equipo de expertos ha mostrado en directo y al pie de la Gran Pirámide de Giza los resultados de la termografía por infrarrojos.
La técnica no invasiva, una de las cuatro que se están empleando para auscultar los monumentos que sirvieron para el descanso eterno de los faraones, mide la radiación de energía que emiten las pirámides, que han sobrevivido sin demasiados achaques a milenios bajo el sol y el rigor del desierto. Tal y como se esperaba, las imágenes capturadas por los sensores de la cámara están desvelando puntos y corrientes de aire desconocidas hasta ahora que pueden guiar el hallazgo de nuevas zonas y revelar detalles de su construcción cuyos misterios han abonado las teorías más disparatadas, que atribuyen su autoría a atlantes o extraterrestes en naves espaciales. En concreto, los primeros resultados —presentados con pompa por las autoridades egipcias cuando la noche había caído sobre la meseta de Giza— han desvelado dos zonas que presentan anomalías de temperatura. Una de ellas se halla al pie de la construcción. «Hemos identificado un área localizada en la base que tiene una temperatura más alta que el resto de la pirámide. La diferencia de 6 grados en esas rocas es demasiada y sugiere que existe algo detrás», explica Hani Helal, profesor de Ingeniería de la Universidad de El Cairo y uno de los principales artífices del proyecto «Escanear las Pirámides».
«No sabemos aún si son otros materiales o una posible cavidad. Puede ser cualquier cosa y tenemos que comprobarlo con otros científicos», agrega el académico. Según el ministro, los tres bloques que poseen una temperatura superior al resto podrían marcar la entrada a «un pasadizo que divide la cara este de la pirámide», levantada por el hijo de Snefru y la única que guarda en sus imponentes 146 metros de altura tres cámaras independientes situadas a distintos niveles que fueron expoliadas en la antigüedad.
La sorpresa del aire caliente
La segunda sorpresa se sitúa en la mitad superior de la pirámide. «Ahí hemos descubierto tres puntos calientes que podemos confirmar que tienen una temperatura más alta que el resto. Probablemente hay aire caliente que proviene del interior de la pirámide. Ahora debemos buscar nuevas pruebas para confirmar de qué se trata», detalla Helal, que se muestra cauto acerca del calendario. «Podemos saberlo a ciencia cierta mañana o dentro de un año», precisa.
De lo que está seguro es que la iniciativa —coordinada por la facultad de Ingeniería de la Universidad de El Cairo y el Instituto para la Preservación e Innovación en Patrimonio, con sede en París— «va a proporcionar nuevos puntos que permitirán nuevas investigaciones». «Convocaremos a todos los egiptólogos interesados en la arquitectura del antiguo Egipto para que piensen con nosotros lo que hay realmente aquí», anuncia el ministro.
Además de tratar de desentrañar los enigmas de la pirámide de Keops, el proyecto también examinará la contigua de Kefren y otras dos construcciones de la necrópolis de Dashur: la romboidal —con su doble inclinación causada por las modificaciones sufridas a mitad de obra— y la roja, la primera de caras lisas que allanó el camino para que la técnica acariciara la perfección en los poliedros de la meseta de Giza. Egipto —que aspira a convertir 2016 en «el año de las pirámides» y relanzar de paso su devastado sector turístico— ha exportado ya estos exámenes a otras joyas de su vasto patrimonio como la tumba de Tutankamon, donde los primeros resultados conocidos a finales de la semana pasada han reunido indicios de la existencia de una cámara oculta. Junto a la termografía por infrarrojos, las pirámides también serán estudiadas a través de una medición de temperatura centrada en las diferencias estacionales; el muón, una partícula que tiene la particularidad de atravesar todo tipo de cuerpos sólidos, aunque ello modifique su velocidad, distinguiendo las áreas más densas de las que permanecen vacías y una reconstrucción en tres dimensiones de la necrópolis de Giza y Dashur a partir de la información recogida por drones.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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