Una serie de animales, entre los que se incluyen babosas de mar, medusas o corales tropicales, y aún más, pueden aprovechar la energía solar. Es decir pueden realizar la fotosíntesis y alimentarse con la luz del sol, según recoge la publicación online NewScientist
El descubrimiento, que puede causar una revolución en la biología animal, surgió a partir de un experimento universitario. Christina Agakapis, una estudiante de doctorado en la Harvard Medical School (Boston), inyectó bacterias fotosintéticas (Cyanobacterias) en huevos de pez cebra para ver si podían sobrevivir.
Muchos biólogos habrían apostado a que las cyanobacterias y los peces no son compatibles, pero las que Agakapis inyectó en los huevos de pez cebra seguían vivas dos semanas después del nacimiento de los peces, «aunque no proporcionaron mucho azúcar a los embriones porque tenían poca o ninguna energía de luz solar», explica Agakapis.
Sin embargo, añade la científica, «esto plantea algunas preguntas tentadoras: ¿podríamos crear un pez que se alimente de la luz solar? ¿Podrían los animales fotosintéticos ayudar a alimentar al mundo?».
Aunque suene raro, varias especies se alimentan relativamente de la luz del sol. Los más conocidos son los corales tropicales, esponjas, anémonas, ascidias, hidras, o bivalvos.
Algunos de estos animales, que dependen en parte de la energía solar, forman parte de la alimentación humana. Un ejemplo sería las almejas gigantes, que forman parte de nuestra dieta desde hace por lo menos 100.000 años.
El comportamiento de estos seres vivos no tiene nada que ver con las plantas, sino que se mueven. Hay gusanos planos, que miden hasta 15 milímetros, que están siempre en movimiento. Igual que los Velella —similares a las medusas— que flotan en la superficie, o diferentes tipos de babosas de mar con energía solar.
Animales vertebrados, hasta ahora no
La lista no incluía animales vertebrados, pero la apreciación, señalaba la investigadora, «podría estar a punto de cambiar». Desde hace tiempo se conocen algas que crecen en la gelatina que rodea los huevos de algunos anfibios. Ambas partes se benefician: las algas aportan oxígeno y se comen los residuos de los embriones.
Y lo mismo sucede con la salamandra común (Ambystoma maculatum). Ryan Kerney, investigador de la Universidad de Dalhouise (Canadá), ha descubierto que las hembras almacenan células de las algas en los oviductos y de alguna manera se los transmiten a sus huevos.
Pero todavía es más sorprendente, señala Kerney, que las algas no sólo crecen en el exterior de los huevos, si no también dentro de las células de los embriones en desarrollo. Sin embargo se desconoce con certeza que los embriones de salamandra obtengan comida de las algas, y parece poco probable que esto suceda en ejemplares adultos.
Normalmente se esconden bajo el musgo o las piedras, y la piel negra que rodea casi todo su cuerpo no deja pasar la luz. A pesar de todo, parece que por lo menos un vertebrado es parcialmente fotosintético durante un breve periodo de su ciclo vital.
Detalles de lo investigado
Un examen detallado de los huevos de salamandra reveló que algunas de las algas que vivían dentro de los propios embriones, y en algunos casos era, en realidad, dentro de las células embrionarias. Esto sugiere que los embriones no estaban tomando oxígeno de las algas: podrían estar tomando demasiada glucosa. En otras palabras, las algas estaban actuando como centrales eléctricas internas, lo cual es la generación de combustible para las salamandras.
Para saber si esto estaba sucediendo, Erin Graham, de la Universidad de Temple en Filadelfia, Pennsylvania, y sus colegas, incubaron huevos de salamandra en agua que contenía carbono-14 radiactivo. Las algas toman el isótopo en forma de dióxido de carbono, produciendo glucosa radioactiva.
Graham encontró que los embriones se hicieron ligeramente radiactivos, salvo que los mantuviera en la oscuridad. Ello demuestra que los embriones sólo podían tomar el carbono-14 a través de la fotosíntesis en las algas.
Gran ayuda
Las algas no parecen ser esenciales para los embriones, pero son muy útiles: embriones acusan impacto si faltan las algas. «Su tasa de supervivencia es mucho menor y su crecimiento es más lento», dice Graham.
Es menos claro qué tan bien las algas siguen adelante sin los embriones. En el laboratorio, se transforman en quistes inactivos. Sólo hay huevos de salamandra alrededor de la primavera, lo que sugiere que, en la naturaleza, las algas pasan el resto del año como quistes. Los estanques que viven en seco en verano, por lo que las algas pueden perderse el resto del año en el sedimento.
Ahora se ha demostrado que un vertebrado utiliza la fotosíntesis, Graham dice bien podría haber otros. «Cualquier cosa que ponga los huevos en el agua sería un buen candidato», dice ella, ya que así las algas tienen fácil acceso a los huevos. Así que otros anfibios y peces podría estar haciéndolo. Es mucho menos probable que un mamífero o un ave podrían usar la fotosíntesis, ya que las crías en desarrollo están aisladas del mundo exterior.
Fuente: Econoticias y Newscientist. Aportado por Eduardo J. Carletti
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