Dos equipos de investigadores de EE.UU. e Italia han descubierto que gran parte de las personas que superan los cien años de edad poseen unos marcadores genéticos muy característicos que no están presentes en el resto de personas. Por supuesto, los autores del trabajo insisten en que una vejez saludable es el reflejo de factores ambientales como la dieta, el ejercicio físico y no fumar, entre otros muchos, pero para llegar a la centena parece que es necesario poseer ciertos factores genéticos muy especiales
En la investigación, que se ha publicado en el último número de la revista especializada Science, han participado investigadores de la Universidad de Boston y del Instituto de Tecnología Biomédica de Italia.
La coordinadora del trabajo, Paola Sebastiani, del Departamento de Bioestadística en Boston, y sus colegas, explican en Science que analizaron los genomas de 1.055 personas que tenían 100 o más años y de otras 1.267 personas consideradas grupo de control. Los investigadores descubrieron 150 variantes de alrededor de 70 genes que son frecuentes en los centenarios y, a partir de esos datos, elaboraron un modelo informático de previsión.
Predicciones de longevidad
La principal conclusión del trabajo, dicen los autores, es que esas variaciones genéticas permiten predecir la edad muy longeva en el 77% de los casos, aunque lógicamente para llegar a centenario, también hay que mantener un estilo de vida saludable.
La esperanza de vida en los países desarrollados ronda los 80 años, pero solo una de cada 6.000 personas alcanza los 100 años. La mayoría de los centenarios no sufren las típicas enfermedades ligadas al envejecimiento, como la demencia y el cáncer, hasta muy avanzada edad.
Los investigadores también descubrieron que en el 45% de los supercentenarios, aquellos que superaban los 110 años (uno cada siete millones), aumentaba aún más el número de marcadores genéticos detectados.
Rompecabezas complejo
Curiosamente, los autores del estudio comprobaron que los centenarios analizados tenían tantas variaciones genéticas negativas —vinculadas a un mayor riesgo de sufrir ciertas enfermedades— como el resto de las personas. Las variantes positivas serían en cierta forma unos seguros que neutralizarían las mutaciones negativas.
“Es un rompecabezas genético demasiado complejo”, advierte Thomas Perls, de la Universidad de Boston, quien considera que la ciencia todavía está lejos de comprender cómo funcionan estos genes beneficiosos. “Con tal complejidad, muy posiblemente jamás seamos capaces de desarrollar elixires milagrosos que nos permitan llegar a ser centenarios. Sin embargo, estos trabajos sí pueden abrir la vía a terapias preventivas que ayuden a envejecer mejor y a permanecer durante más tiempo con buena salud”.
Fuente: elPeriódico. com. Aportado por Silvia Angiola
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