Denominado HD 209458b, tiene un tamaño superior a Júpiter. Es el segundo exoplaneta en el que se detectan compuestos orgánicos
El descubrimiento de vida en otros mundos parece estar cada día más cerca. Científicos de la NASA han logrado detectar moléculas básicas para la actividad biológica en un planeta extrasolar gaseoso, en un avance hacia lo que el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la agencia espacial estadounidense ha calificado como la meta de encontrar un cuerpo cósmico en el que pueda haber organismos vivos.
La NASA indicó en un comunicado que el planeta no es habitable para la vida tal como la conocemos, pero tiene una actividad química que, si ocurriera en un planeta rocoso como la Tierra, podría indicar la presencia de vida.
«Este es el segundo planeta fuera de nuestro Sistema Solar en el que se ha descubierto agua, metano y dióxido de carbono, elementos potencialmente importantes para los procesos biológicos en planetas habitables», dijo Mark Swain, científico del JPL. «La detección de compuestos orgánicos en dos exoplanetas plantea ahora la posibilidad de que sea habitual hallar cuerpos similares con moléculas vinculadas a la vida», añadió.
El exoplaneta fue identificado como HD 209458b, un gigantesco cuerpo gaseoso más grande que Júpiter que orbita una estrella a 150 años luz, en la constelación de Pegaso. En diciembre del año pasado, los científicos del JPL descubrieron dióxido de carbono en otro exoplaneta gaseoso del tamaño de Júpiter identificado como HD 189733b. Observaciones anteriores realizadas por los telescopios espaciales Hubble y Spitzer habían revelado que en ese planeta también hay vapor de agua y metano.
400 exoplanetas conocidos
El anuncio del descubrimiento de moléculas orgánicas en el planeta HD 209458b se realizó después de que un grupo internacional de investigadores informara de la detección de otros 32 nuevos exoplanetas desde el observatorio de La Silla, al norte de Chile. Esa cifra eleva a alrededor de 400 el número de planetas detectados más allá del Sistema Solar. Swain y su equipo científico llevaron a cabo su hallazgo mediante el uso de instrumentos espectroscópicos con los que descompusieron la luz proveniente del planeta para identificar sus componentes químicos.
La presencia de las moléculas orgánicas fue detectada con la cámara infrarroja del Hubble y el espectrómetro del Spitzer midió su cantidad, señaló el comunicado. «Esto demuestra que podemos detectar moléculas que intervienen en el proceso de la vida» en planetas más allá del sistema solar, dijo Swain.
Además, agregó, los científicos tienen ahora la posibilidad de comparar las atmósferas de los dos exoplanetas para establecer sus diferencias y similitudes. Swain indicó como ejemplo que la cantidad de agua y dióxido de carbono es similar en ambos pero HD 209458b muestra una mayor abundancia de metano que HD 189733b. «La mayor cantidad de metano nos puede decir algo. Tal vez signifique que existe algo especial respecto a la formación de este exoplaneta», añadió.
A comienzos de este año la NASA lanzó al espacio la sonda Kepler, cuya misión central es buscar planetas rocosos que pudieran tener características similares a la Tierra. Según los astrónomos, pasarán más de diez años en esa misión antes de que se pueda encontrar un planeta que pudiera albergar señales de vida como la de la Tierra.
Y cuando ocurra la detección de compuestos orgánicos, «eso no significará necesariamente que existe vida en ese planeta porque hay otras formas de generar esas moléculas», aclaró Swain. Según el científico, los exoplanetas están demasiado lejos de la Tierra como para enviar sondas hasta ellos y la única forma de estudiarlos es a través de los telescopios, cuyos sistemas espectroscópicos son un importante instrumento para determinar su composición química y su dinámica.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti