El próximo año se estrenarán seis cintas de ciencia ficción hechas por mexicanos. Los cineastas se proponen superar las legendarias películas del Santo
Una ciudad de México con gobierno militar y temperatura superior a los 40 grados. Clones donde se pueden depositar los sentimientos. Seres extraterrestres que llegan en el año 2012. Un mundo donde la sobrepoblación provoca que la mitad de la gente duerma de día y el resto en la noche.
La ciencia ficción, que parecía producto exclusivo de Hollywood, ya se hace con manos mexicanas.
En 2010 se espera el estreno de unas seis producciones futuristas escritas, producidas, actuadas y dirigidas por realizadores nacionales.
Los títulos: Seres, Génesis; 2033; De día y de noche; Depositarios; Ángel caído y La última muerte.
«Me imagino que se está haciendo ciencia ficción porque así está el país. Mi película empieza hablando de la sobrepoblación, de que nos volvemos más fríos como personas, y tratamos de imaginar el futuro», dice Alejandro Molina, debutante con el filme De día y de noche, en el que se habla de un mundo dividido por los horarios laborales y no los convencionales.
«La idea es que se trata de una sociedad donde importa el bienestar de la sociedad como tal, y eso sólo se logra a través de la productividad», agrega.
Los proyectos se filmaron con apenas meses de diferencia entre sí. El primero fue Seres: Génesis, del regiomontano Ángel Mario Huerta.
Su historia (protagonizada por Liz Gallardo y Gonzalo Vega), que trata de una empresa de alta tecnología con una división dedicada al estudio de lo paranormal, sólo causaba caras de sorpresa entre los inversionistas. «Me decían: ¡esas cosas sólo se hacen en Hollywood!, ¿por qué no mejor haces una película de un niño paseando a su zorrito en el campo?», recuerda Huerta.
Cuando el trailer comenzó a circular en Youtube, varios fans del género comenzaron a escribir mensajes de aliento. Se veían edificios modernos y a la actriz Alejandra Barros bañada por una gran luz del cielo y el cabello revuelto por un intenso aire. Y una niña que decía hablar con extraterrestres.
«El problema principal es que todo eso no se vea chafa», dice Francisco Laresgoiti, director de 2033, que mostrará a un Distrito Federal caótico.
¿Lo barato sale caro?
El presupuesto promedio de estas películas no rebasa los 40 millones de pesos mexicanos, diez veces menos que lo que cuesta una cinta mediana estadounidense de este género. Por ello, Laresgoiti recurrió a la imaginación y la optimización de recursos: se eligieron edificios de Santa Fe con diseños modernistas, se encargaron extensiones de set (si es un edificio, se ve más grande de lo que en realidad es) y hasta se crearon sonidos especiales para el filme.
Y como en los otros títulos, se diseñaron laboratorios médicos, cápsulas y otros artefactos propios del futuro.
«Hay una gran explosión. Pero por ejemplo, si la película se sitúa dentro de 23 años, entonces las cosas suenan diferente, como los autos o un helicóptero que por ahí aparece», explica el cineasta Francisco Laresgoiti.
Para Seres: Génesis se construyó virtualmente una cueva en donde están todos los secretos.
«Todo el tiempo fue green screen (pantalla verde). Debía imaginarme que ahí había algo, eso lo hace divertido y difícil», recuerda Liz Gallardo, una de las protagonistas de Seres: Génesis.
Los más recientes intentos de ciencia ficción en México, con tintes futuristas, se remontan a los sesenta, con las películas de El Santo. Las pantallas con focos multicolores servían para simular que se hablaba con alguien a distancia y algunas cápsulas hacían las veces de creador de monstruos.
Fernando Rovzar, productor de La última muerte, donde se toca el tema de la clonación, dice: «Por mucho tiempo le hemos comprado el futuro a los gringos, su visión sobre cómo va a ser, y no debe ser así. Indudablemente las películas que hagamos del género en 10 años van a ser superiores a las que hagamos ahorita, pero es un proceso normal. Pero lo más importante es que más allá de efectos especiales, visuales, el guión sea muy bueno para que el público se convenza de lo que ve en pantalla es cierto».
La película Ángel caído, de Arturo Anaya, mostrará a ángeles y demonios luchando entre sí con espadas brillantes y en el aire. Tendrá unos 600 efectos visuales y especiales.
«Toda la película se hizo en locaciones del país, pero a través de la computadora hemos agregado montañas. Hay escenas hechas en Durango y de fondo agregamos los Alpes, se supone que es Italia», explica Anaya.
Seres: Génesis, que formará parte de una trilogía, y 2033, serán las primeras películas en ser lanzadas en el primer trimestre del año 2010.
La última muerte está contemplada para el verano y el resto está acomodando sus fechas, previa búsqueda de exhibición en festivales internacionales de cine.
Y para el próximo año ya está en cartera de rodaje Noche sin cielo, de Benjamín Williams (Jok’el), cuya primera secuencia será una nave extraterrestre chocando contra el segundo piso del Periférico de la ciudad de México.
El gran reto de estas cintas será alejarse de lo «chafa» y superar la producción de las legendarias películas de luchadores, como las de El Santo y las de Blue Demon.
Fuente: El Universal. Aportado por Eduardo J. Carletti