El Gobierno de Nixon regaló a España una piedra traída por la misión Apolo 17. A Franco le gustó tanto la roca que jamás la donó a un museo y se la apropió. Un supuesto «marqués» español intentó venderla a un museo en Londres
El 11 de julio de 1973, el Gobierno de Estados Unidos regaló a España una roca lunar, como muestra de afecto entre «naciones amigas», y en agradecimiento por los servicios que prestaron las estaciones de seguimientos de las misiones Apolo instaladas en las localidades madrileñas de Fresnedillas y Robledo de Chavela.
Hoy, esta reliquia de la conquista espacial debería estar expuesta en el vestíbulo principal de una institución pública como el Museo Nacional de Ciencias Naturales, para que todos los españoles pudieran acercarse a un fragmento auténtico de la Luna y disfrutar de la sensación de encontrarse ante un pedazo real de su superficie. Pero desafortunadamente, nada de esto es posible, ya que aquella piedra selenita regalada al pueblo español jamás ha estado en ningún museo, y en estos momentos su paradero se desconoce.
La historia es, nunca mejor dicho, rocambolesca. Según ha relatado ante una cámara de elmundo.es Luis Ruiz de Gopegui, el ingeniero que dirigió las estaciones de la NASA en España durante el programa Apolo, la piedra lunar fue entregada a Franco por el Embajador de EEUU, en una solemne ceremonia celebrada en el Palacio de El Pardo.
Esta roca era un fragmento traído a la Tierra por la Apolo 17, es decir, la sexta y última de las misiones en las que los astronautas de la NASA pisaron la Luna, en diciembre de 1972. La piedra se encontraba en el interior de una esfera transparente de metacrilato, e iba acompañada de una placa con una dedicatoria dirigida al pueblo español, firmada por el entonces presidente Richard Nixon.
Polvo selenita en El Pardo
Sin embargo, a Franco le debió hacer tanta ilusión este insólito regalo cósmico que reaccionó como cabría esperar de cualquier dictador: en vez de enviarlo a un museo o cualquier otra institución pública, donde la sociedad española pudiera disfrutar de la piedra, decidió apropiársela sin contemplaciones y decorar algún rincón de El Pardo con el fragmento de polvo selenita.
Pero entonces, ¿qué fue de aquella roca? ¿Se la quedó la familia del Caudillo tras su muerte? ¿Se perdió o sigue decorando alguna chimenea? No es fácil responder a estas preguntas, pero el propio Ruiz de Gopegui ha aportado en exclusiva a este periódico algunas pistas para resolver el misterio.
Según el testimonio del ex director de las estaciones de la NASA en España, entre 1989 y 1991, un hombre de nacionalidad española que decía ser un marqués intentó vender esta piedra lunar al Museo de Historia Natural de Londres. ¿Y quién podía ser el personaje en cuestión? Para Ruiz de Gopegui, sólo hay una posibilidad creíble: «Fue el Marqués de Villaverde».
Sin embargo, una portavoz de este ilustre museo británico ha asegurado a EL MUNDO que si bien es cierto que allí hay dos rocas lunares expuestas al público, una fue un regalo del Gobierno de EEUU (del mismo tipo que recibió España), y otra ha sido cedida por la NASA para una exhibición temporal.
Por lo tanto, si el museo londinense nunca compró la roca lunar regalada a España a aquel caballero español que decía ser un marques, ¿dónde acabó aquella muestra de suelo selenita? ¿Se vendió a algún coleccionista privado o sigue estando en manos de la familia Franco? De momento, su destino sigue siendo un misterio.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti