El vehículo robótico lunar «Conejo de Jade» capta señales pese a la avería que se le detectó hace tres semanas
El robot explorador lunar chino Yutu se ha reactivado y puede captar señales pese a la avería que se le detectó hace tres semanas, informó hoy un portavoz del programa espacial de este país, Pei Zhaoyu.
Pei, citado por la agencia oficial Xinhua, afirmó que Yutu, el primer robot explorador lunar chino y cuyo nombre significa Conejo de Jade, «tiene posibilidades de ser recuperado ahora que ha vuelto a la actividad».
Los expertos del programa espacial chino detectaron una avería en el control mecánico del artefacto el 25 de enero, cuando preparaban a Yutu para apagarlo durante la noche lunar. La avería hizo temer a los responsables del programa que Yutu no quedara correctamente inactivado, no pudiera resistir las bajas temperaturas de la noche lunar y se estropeara de manera irreparable.
El explorador lunar «quedó desactivado cuando mostraba un estatus anormal», explicó Pei. La noche lunar, en la que se alcanzan temperaturas de 180 grados bajo cero, tiene una duración de 14 días terrestres. Durante ese espacio de tiempo la cara de la Luna en penumbra no recibe ninguna radiación solar, energía necesaria para alimentar los aparatos de investigación chinos.
La sonda lunar Chang E3, que transportó el robot hasta el satélite terrestre, alunizó el 14 de diciembre, 37 años después de la última maniobra de este tipo, conseguida por la Unión Soviética. Yutu comenzó a rodar por el suelo selenita pocas horas después.
Hasta la llegada de Chang E3 sólo Estados Unidos y la URSS habían conseguido alunizajes controlados, y únicamente la segunda de estas tradicionales potencias espaciales había desplegado robots de exploración en la Luna.
El Conejo de Jade, dotado de cámaras y un brazo articulado para llevar a cabo excavaciones, examinará la geología lunar y buscará recursos naturales durante tres meses. Chang E3, por su parte, permanecerá activa un año, según los cálculos de los científicos chinos.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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