El telescopio espacial Spitzer detectó los restos del choque de dos incipientes planetas en torno a una estrella, según ha revelado el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA
Uno de los planetas era del tamaño de la Luna y el otro como Mercurio. La colisión ocurrió hace varios miles de años, un plazo reciente en términos astronómicos. En un comunicado, el JPL indicó que el impacto desintegró el cuerpo más pequeño en un choque tan violento que vaporizó sus rocas y lanzó al espacio enormes estelas de lava.
«Esta colisión tiene que haber sido enorme y a una velocidad tan grande que la roca se derritió», señaló Carey Lisse, científico del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins. Se calcula que el desplazamiento de ambos cuerpos ocurrió a una velocidad de más de 36.000 kilómetros por hora.
El informe sobre la investigación será publicado en la edición correspondiente al 20 de agosto de la revista Astrophysical Journal. «Este es un hecho muy poco frecuente y de corta duración, pero crucial en la formación de planetas similares como la Tierra y las lunas. Tenemos la suerte de haberlo presenciado no mucho después de que ocurriera», manifestó.
Según Lisse y los científicos que participaron en la investigación, el choque cósmico pudo haber sido similar al que dio origen a nuestra Luna hace unos 4.000 millones de años cuando un cuerpo del tamaño de Marte se estrelló contra la superficie terrestre.
Choque a 100 años luz
«La fuerza de esa colisión fue tan grande que debe haber derretido la superficie de la Tierra», indicó Geoff Bryde, científico de JPL y coautor del informe. Los restos de esa colisión formaron un disco que tras el paso de millones de años se convirtió en lo que ahora es la Luna.
La colisión descubierta por el Spitzer ocurrió en las cercanías de la estrella HD 172555, a unos 100 años luz en la constelación del Pavo. El choque cósmico fue detectado gracias al espectrógrafo del Spitzer, un aparato que mide variaciones mínimas en la longitud de onda hasta el punto de que permite inducir de qué tipo de material está hecho un objeto en función de la luz que refleja. De este modo, los científicos analizaron la luz de esa estrella y lo que encontraron fue desconcertante.
Durante el análisis, descubrieron la presencia de roca vaporizada en forma de monóxido de silicio y también roca fundida como la obsidiana. En la tierra, la obsidiana se encuentra habitualmente en los volcanes y en un tipo de rocas llamadas tectitas que aparecen alrededor de cráteres. Las tectitas se forman en condiciones de gran presión y temperatura y a gran velocidad. Condiciones propias de un choque de gran potencia.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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