El cometa ISON ha sorprendido a los astrónomos con un reciente estallido de actividad que ha aumentado considerablemente tanto su producción de gases como su brillo, hasta el punto de hacerlo observable a simple vista. Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía participan en diversas campañas de observación diseñadas para estudiar el cometa antes y después de su paso por el perihelio, el momento de su máximo acercamiento al Sol, y analizar sus características y actividad en detalle
Los cometas, pequeños cuerpos sólidos helados, sufren modificaciones dramáticas según se aproximan al Sol y aumenta la temperatura: los hielos se calientan, evaporan (subliman) y arrastran consigo los granos de polvo, que al quedar libres reflejan la luz solar y dan lugar a la coma (la mancha difusa central que envuelve al núcleo) y las colas. Sin embargo, también pueden producirse episodios más violentos de actividad, en los que el brillo del cometa se intensifica súbitamente, como acaba de ocurrir en ISON.
Pablo Santos Sanz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que participa en una campaña de observación de ISON desde el radiotelescopio IRAM de treinta metros, ha informado de un aumento de unas quince veces en la producción de ácido cianhídrico (HCN) en apenas cuarenta y ocho horas, y diversas fuentes apuntan también a un aumento de la sublimación de agua, todo lo que hace que el cometa sea ya prácticamente visible a simple vista sin instrumentos ópticos (en un cielo con condiciones de visibilidad óptimas).
“Una posible explicación para el estallido reside en que el eje de rotación ha estado bastante alineado con la dirección Sol-cometa, de modo que solo un hemisferio del núcleo cometario ha recibido radiación y puede haber “hielos frescos” (en el otro hemisferio) que apenas hayan recibido luz solar hasta ahora. Conforme ISON se vaya acercando al sol irá cambiando también la posición del punto subsolar en el cometa y, por tanto, habrá partes antes en sombra que de repente reciban radiación y puedan sublimarse”, indica José Luis Ortiz, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Seguimiento de ISON
El Instituto de Astrofísica de Andalucía mantiene un puesto destacado a nivel internacional en ciencia cometaria, como muestra su participación en la misión Rosetta (ESA), que próximamente alcanzará el cometa 67 P/Churyumov-Gerasimenko. Científicos del centro participan en numerosas campañas de observación desde distintos observatorios (Observatorio de Calar Alto, Observatorio de Sierra Nevada, Observatorio del Roque de los Muchachos en La Palma, radiotelescopio IRAM en el Pico Veleta…) para extraer el máximo de información del acercamiento de ISON al Sol.
Así, se obtendrá un espectro integral y casi simultáneo de varios lugares la coma de ISON, lo que permitirá determinar qué moléculas se hallan presentes a lo largo de toda la coma o “atmósfera” del cometa y en qué cantidad. Se buscará un compuesto nunca hallado en cometas derivado del fósforo, un elemento esencial para la vida, así como hielos o granos de polvo de carácter orgánico. Se determinará la tasa de producción de gas del cometa y se estudiarán las propiedades de las partículas de polvo, e incluso se realizará un seguimiento de su variabilidad en función de su posición con respecto al Sol y del índice de rotación del núcleo.
El cometa ISON
C/2012 S1 (ISON) fue descubierto el 21 de septiembre de 2012 por astrónomos rusos, empleando un telescopio de la Red Internacional Científica Óptica cuyo acrónimo en inglés dio nombre al cometa. Aunque las primeras noticias apuntaban a que ISON brillaría más que la luna llena, lo que llevó a considerarlo “el cometa del siglo”, ya sabemos que esas estimaciones eran demasiado optimistas. Sin embargo, la evolución de un cometa depende de tantos factores (tamaño del núcleo, composición, órbita, densidad, rotación, número de veces que ha pasado cerca del Sol, etc…), que resulta prácticamente imposible predecir cuánto brillará.
ISON muestra peculiaridades que lo convierten en un interesante ejemplar: según las estimaciones de su órbita, se trata de un cometa que procede de la nube de Oort, una burbuja que rodea todo el Sistema Solar y que, se cree, está formada por los restos de la nebulosa que dio lugar al Sol y los planetas hace cuatro mil seiscientos millones de años. La nube de Oort alberga los núcleos cometarios que dan lugar a los cometas de largo periodo y, en este sentido, ISON ofrece la oportunidad de estudiar un cometa nuevo, recién llegado de los confines del Sistema Solar y posiblemente, con algunas de las claves físicas y químicas para entender la formación, historia y evolución del mismo.
ISON presenta además otro interesante aliciente: prácticamente rozará el Sol el próximo 28 de noviembre. Durante su perihelio, o punto de la órbita más próximo a nuestra estrella, el cometa se hallará a solo 2,7 radios solares (1,8 millones de kilómetros) del Sol y alcanzará temperaturas de unos cinco mil grados, lo que presenta excitantes posibilidades: puede que ISON sufra, debido al calor, un intenso periodo de actividad derivado no solo de la sublimación del hielo sino también de los silicatos o incluso metales, lo que liberaría gran cantidad de polvo y aumentaría considerablemente el brillo. Pero también puede ocurrir que, debido a las fuerzas de marea o el calor producido por el Sol, el núcleo de ISON termine fragmentándose o vaporizándose, como ha ocurrido con más de dos mil cometas incluidos en la categoría de sungrazer comets (cometas que rozan el Sol).
Fuente: ISON IAA. Aportado por Eduardo J. Carletti
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