Los sostenidos descensos en la producción de energía del Sol podrían ser más comunes de lo que indica la experiencia moderna, según un equipo internacional de astrónomos que ha estudiado la actividad de una cantidad de estrellas similares a nuestro Sol.. El resultado podría significar que hay más probabilidad de que los últimos cambios en las temperaturas globales estén más relacionados con las variaciones en la actividad solar de lo que se pensaba anteriormente, y que esto nos podría permitir predecir cambios similares en el futuro
Nuestro Sol tiene un ciclo bien documentado de la actividad magnética, con un período de unos 11 años. Este ciclo se puede observar como un aumento y una caída en la cantidad de manchas solares y una variación de 0,15 % en la potencia de emisión del Sol. La observación directa del número de manchas solares se remonta a 400 años, pero como la cantidad de carbono-14 tomado por los seres vivos cae durante los períodos de actividad alta, esto se puede utilizar para trazar la actividad solar hacia atrás varios miles de años.
Laboratorio Solar
En 2006, Mark Giampapa, de la National Solar Observatory, Arizona, y sus colegas, utilizaron el Very Large Telescope (VLT) en Chile para medir los niveles de actividad de 60 estrellas del cúmulo galáctico M67, a cerca de 3.000 años luz de distancia. «M67 es un laboratorio solar ideal en el sentido de que tiene la misma edad que el Sol y las cantidades químicas son casi idénticas».
Las manchas solares no se pueden observar directamente en las estrellas distantes, por lo que el equipo se centró en determinadas líneas de emisión en el espectro de la luz emitida por las estrellas. El grosor de estas líneas se puede relacionar con el nivel de actividad magnética en la estrella, lo que permite al equipo concluir que un 7 a 12 % de las estrellas mostraron actividad más allá de un máximo solar típico, y que el 17 % estaban por debajo de un máximo solar típico.
Ahora, Giampapa y Reiners Ansgar de la Universidad George Augusto de Alemania han realizado nuevas mediciones en estas estrellas de alta actividad y han encontrado que son menos parecidas al Sol de lo que se pensaba. «Aquellas estrellas que son más activas que el Sol en el máximo de su ciclo de manchas solares parecen tener una rotación más rápida, lo que naturalmente da lugar a una mayor actividad», explicó Giampapa. En algunos casos, las estrellas estaban rotando al doble de la velocidad del Sol y es improbable que sean una representación real de nuestra estrella.
¿Característica atípica?
Puede que el bajo nivel de actividad no sea tan fácil de explicar y podría representar algo característico en la actividad de una estrella similar al Sol. Un ejemplo bien documentado de un período de inactividad solar inusual fue el Mínimo de Maunder en el siglo 17, cuando una considerable disminución del número de manchas solares coincidió con un descenso en las temperaturas globales. Si la investigación de Giampapa resulta cierta, podría significar que el Sol pasa una cantidad significativa de su tiempo en un estado similar al mínimo de Maunder, lo cual podría revelar las probabilidades que existen de experimentar estos periodos de enfriamiento en el futuro.
«Esta interpretación del Sol también es apoyada por el registro terrestre de carbono-14, que indica que la abundancia de este isótopo es coherente con la actividad solar más baja», dice Giampapa.
Sin embargo, Lyndsay Fletcher, un física solar en la Universidad de Glasgow, que no participa en la investigación, sugiere ser un poco más prudente acerca de cómo interpretar los resultados. Ella describió el resultado como «realmente interesante» y dijo que «la evidencia está ahí, pero es sutil y es difícil saber cómo relacionarla con el Sol».
No son absolutamente idénticas al Sol
El problema podría residir en el hecho de que las estrellas en M67 no son absolutamente idénticas a nuestro Sol. «Estas estrellas son de tipo solar, pero no son exactamente de la misma clase. Abarcan desde G2 a G6 y el Sol es una estrella G2», explicó Fletcher.
«Es una investigación muy provocativa, y parece que han hecho un trabajo muy bueno, pero creo que hay más trabajo que hacer para ver si esta interesante sugerencia en realidad se cumple», dijo.
La investigación fue aceptada para su publicación en Astrophysical Journal.
Colin Stuart es escritor de ciencia y astrónomo con sede en Londres
Fuente: Physics World. Aportado por Eduardo J. Carletti