Un equipo internacional de científicos ha descubierto una nueva clase de estos objetos cósmicos en una galaxia situada a 290 millones de años luz
Una nueva clase de agujeros negros, de una masa unas 500 veces superior a la del Sol, ha sido descubierta por un equipo internacional de científicos del Centro de Estudios Espaciales des Rayonnements de Toulouse. El hallazgo, localizado en una galaxia situada a unos 290 millones de años luz, supone un importante avance para entender el origen de estas formaciones.
Aunque la existencia de este tipo de agujeros negros había sido discutida en la comunidad científica, este estudio, publicado en el último número de Nature, significa la prueba más sólida hasta el momento de la existencia de una categoría de tamaño intermedio.
Todos los agujeros negros identificados hasta el momento se encuadraban en dos categorías: los supermasivos, con una masa de varios millones (o billones) de veces el del Sol, o de masa estelar, con un tamaño similar al de una estrella.
«Está ampliamente aceptada la teoría de que los agujeros negros de masa estelar se forman por la agonía de grandes estrellas, pero aún desconocemos como se forman los supermasivos», explica Sean Farrel, investigador de la Universidad de Leicester y uno de los autores del descubrimiento. «Una teoría es que pueden estar formadas por cierto número de agujeros negros intermedios, pero para probar esa teoría primero hay que probar su existencia», añade.
Bautizado como HLX-1 (Hyper Luminous X-Ray source 1), sus descubridores afirman que el hallazgo «es un importante paso adelante para entender la formación de los agujeros negros supermasivos que se hallan en el centro de la Vía Láctea y de otras galaxías».
Debate científico
Esta teoría difiere de las hipótesis de otros científicos que afirman que los agujeros negros supermasivos serían producto de grandes acumulaciones de energía generadas durante la formación del universo. Javier Armentía, director del Planetario de Pamplona, afirma que el debate se origina por la propia naturaleza de la astrofísica. «La parte teórica es bastante especulativa, se generan varias teorías y no siempre hay acuerdo», señala Armentía. «Por eso es bueno que exista debate para dilucidarlo», aclara.
La teoría de la existencia de agujeros negros de tamaño medio en el universo ya había sido presentada por otros científicos, pero ninguna prueba ha sido unánimemente reconocida. En 1999, investigadores de la NASA anunciaron haber encontrado rastros de un nuevo tipo de agujero negro. Ahora, el trabajo del equipo internacional de científicos supone la confirmación de la existencia de este tipo de formaciones que podrían despejar muchas dudas sobre el origen de los grandes agujeros negros. Según Javier Armentía aún es pronto para calibrar el alcance del hallazgo. «El valor de estos descubrimientos solo puede ser establecido en el futuro».
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti