Para muchos, 2009 fue un año marcado por una de las peores crisis económicas en la historia. Pero para una industria en Argentina el año que está por terminar marcó un verdadero hito en su crecimiento
El mundo de la ciencia argentina vivió un «boom» en 2009, con un récord de inversión que se vio reflejado en un gran número de logros.
El impulso surgió desde el Estado a través del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el organismo que fomenta el desarrollo científico.
Este año el Conicet no sólo tuvo el presupuesto más alto en su historia, sino que además creó el mayor número de puestos de trabajo.
El gerente de Desarrollo Científico y Tecnológico del organismo, Jorge Tezón, dijo a BBC Mundo que la inversión significó un aumento del 500% respecto a las cifras de 2003.
«Lo más importante que hicimos fue ampliar el personal, algo fundamental ya que los temas de investigación se siguen multiplicando», afirmó.
Los más beneficiados por las nuevas políticas fueron los jóvenes, el grupo que más se había visto excluido por el tradicional sistema de llenado de vacantes.
Repatriación
Según el biólogo molecular Alberto Kornblihtt de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, el efecto de estas políticas fue notorio.
Kornblihtt, quien ejerce la ciencia hace más de tres décadas, dijo a BBC Mundo que muchos de sus colegas más jóvenes habían decidido quedarse en el país debido a la apertura de nuevos puestos laborales.
Pero además de frenar la fuga de cerebros –un problema típico del mundo de la ciencia en Argentina- el Conicet también ha buscado revertir la tendencia.
Tezón explicó a BBC Mundo que el organismo implementó en los últimos tres años un programa de repatriación llamado «Raíces» que logró atraer nuevamente al país a unos 600 investigadores argentinos que residían en el exterior.
Objetivos
Según el funcionario, el objetivo de este impulso tecnológico es sentar las bases para que Argentina pueda convertirse, en el mediano o largo plazo, en un importante polo científico y tecnológico.
«Creemos que el principal desarrollo que se va a dar en el mundo es en las industrias de alto conocimiento», afirmó Tezón.
La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, también ha apostado al desarrollo del país como productor de medicamentos.
Durante la grave crisis de gripe porcina que afectó duramente a Argentina, la mandataria evitó hacer acuerdos con las principales potencias para abastecerse de una vacuna, asegurando que el país estará en condiciones de crear su antivirus propio.
El Ministerio de Salud argentino también anunció recientemente un acuerdo con Brasil para fabricar una vacuna contra la fiebre amarilla.
Logros
Pero, además de los objetivos a mediano y largo plazo, ya pueden verse algunos efectos de este «boom».
Según Tezón, ha habido un fuerte aumento en el número de investigaciones argentinas publicadas en medios científicos internacionales.
«En promedio cada investigador argentino tuvo en el último año 1,8 publicaciones, una cifra bastante alta para el estándar internacional», señaló el gerente del Conicet.
Entre las investigaciones más exitosas del año, se cuentan avances relacionados al sistema inmunológico, a la memoria y a enfermedades como el dengue, el Parkinson y el Alzheimer.
También se logró clonar por primera vez a una vaca campeona a partir de un animal muerto y se produjo una papa resistente a un gran número de plagas.
Cuentas pendientes
A pesar de los grandes avances, Tezón acepta que aún hay mucho por hacer.
Una de las cuentas pendientes tiene que ver con la infraestructura, ya que aún no hay espacio suficiente para acompañar el crecimiento de personal científico.
Sin embargo 2010 podría resultar prometedor en ese sentido, ya que se planea el mayor crecimiento estructural de los últimos 30 años.
Lo que aún queda por mejorar, según coinciden el jefe del Conicet y Kornblihtt, es el salario inicial de los científicos, que aún es bajo en comparación a otros países de la región como Brasil, Chile y México.
Fuente: BBC Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti