Una investigación liderada por Javier Ruiz Pérez, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM), rebate una teoría sobre Marte y establece que la cantidad de calor que éste libera en la actualidad al espacio es la clave para comprender su evolución y actividad
La utilización de datos de radar obtenidos por la nave norteamericana Mars Reconnaissance Orbiter permitió en 2008 a un grupo de científicos liderados por Roger Phillips, del Instituto de Investigación del Sudoeste (EEUU), deducir los grandes rasgos de la topografía que se encuentra oculta por el casquete polar norte de Marte, que en promedio cuenta con un espesor de unos dos kilómetros. El resultado más llamativo de este estudio fue que el subsuelo no se había hundido (o apenas lo había hecho) en respuesta al peso del hielo. En la Tierra, la península escandinava todavía se está recuperando de una deformación semejante causada por el casquete glacial acumulado durante la última glaciación.
Lo anterior indica que la litosfera, la capa sólida más externa de un planeta, es en la actualidad muy gruesa y rígida en esta región de Marte, y además muy fría. Comparando sus resultados con modelos teóricos de evolución planetaria, Phillips y sus colaboradores concluyeron que el interior de Marte está más frío de lo que sería de esperar, posiblemente porque su interior es más pobre en elementos productores de calor de lo que se pensaba anteriormente.
Y que por tanto, el interior de Marte podría encontrarse, incluso, prácticamente muerto.
Una investigación liderada desde el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM) por el Dr. Javier Ruiz Pérez, y en la que participaron investigadores del Instituto Español de Oceanografía y la Universidad de Arizona (EEUU), ha mostrado, mediante un cuidadoso análisis de los factores implicados en la relación entre temperatura y rigidez de la litosfera, que el calor liberado por Marte al espacio es compatible con la composición propuesta para este planeta, y que la aparente discrepancia es debida a modelos teóricos de evolución del interior que no son adecuados.
Gracias a la investigación, publicada en la revista Icarus, especializada en temas planetarios, se logró además encontrar evidencias a favor de variaciones regionales en la cantidad de energía que libera el planeta, como por ejemplo diferencias de topografía que pueden explicarse por variaciones de temperatura, lo que a su vez causaría diferencias de densidad, de las rocas en diferentes lugares.
En resumen, la dinámica interna del planeta rojo parece ser muy distinta a lo esperado. Marte ha retenido menos calor durante su formación de lo que se pensaba, pero al mismo tiempo existen fuertes evidencias de que su interior retiene suficiente energía para mantener algunas regiones calientes, elevadas, y geológicamente activas, en claro contraste a lo que es la norma de este planeta.
La futura exploración de estas regiones de Marte proporcionara importantes claves para entender su evolución y estado actual, así como para valorar su potencial para albergar vida.
Fuente: Sinc. Aportado por Eduardo J. Carletti
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