¿Llegan los Jetpacks, por fin?

«¿Y para cuándo mi jetpack?». Una pregunta geek que durante mucho tiempo siempre ha tenido la misma respuesta: el logro está a la vuelta de la esquina

Ahora llega Martin Aircraft, de Auckland, Nueva Zelanda, con una propuesta para vender un vehículo volador unipersonal que utiliza un motor de gasolina de dos tiempos para alimentar dos hélices con conductos. Los puristas pueden objetar que las palas de ventilador no son un jetpack, pero teniendo en cuenta el alegado techo de trabajo de 1.000 metros, un tiempo de vuelo de hasta media hora y un alcance de 30 kilómetros, esta puede ser la primera práctica máquina de vuelo unipersonal en el mundo, tal como Martin pretende.

El uso en la práctica, en el mundo real, ha el punto débil del jetpack desde la década de los 50, cuando los militares de EEUU fueron los primeros en mostrar interés en la idea. Un primer esfuerzo realizado por ingenieros de Thiokol le dio impulso con nitrógeno a un piloto de pruebas durante un tiempo muy corto, por cierto. Posteriormente, las máquinas de Aerojet General y Bell Aerosystems utilizaron peróxido de hidrógeno, un combustible para cohetes que, como el nitrógeno, produce un escape lo suficientemente frío como para evitar daños al piloto. Sin embargo, tenían suficiente energía como para mantener en alto a los pilotos de prueba apenas unos 30 segundos, tiempo suficiente para una pequeña escena en la película Thunderball (Operación Trueno), de James Bond.

Lo último en escape frío contínuo es el Jetlev-Flyer [video], que es alimentado por chorros de agua.

El problema es la ancha maguera de agua que cuelga desde usted a una lancha y su motobomba, arruinando la independencia de movimientos que hace que un jetpack sea atractivo, en primer lugar. «Usted empieza a aburrirme, señor Bond», diría el villano, acariciando un gato, mientras su lacayo envía un sombrero giratorio con filo de navaja para cortar en dos el tubo de agua.

Martin dice que espera vender una versión de 250.000 dólares a clientes militares, y una versión de us$ 150.000 a los servicios de rescate de emergencia. Se dice que luego llegará un verdadero jetpack personal, del tipo con el que una persona salta de un avión en perfecto estado. Tal vez mucho más tarde si las regulaciones y resoluciones de seguridad de la aviación, y los abogados de responsabilidad civil, tienen algo que decir sobre el asunto.

Por lo tanto, sigue estando a la vuelta de la esquina.

Mientras tanto, ya sobre sus alas, cada vez mejores, están los vehículo aéreos no tripulados, o UAV (Unmanned Aerial Vehicle). Nadie parece haberlos anhelado en los días de gloria del tecno optimismo, pero estos robocopteros están diseñados para hacer casi el mismo trabajo. Llevan cosas y personas a y desde lugares estrechos. Y a diferencia del jetpack, no ponen en riesgo la vida de un piloto.

Implican el mismo tipo de tecnología, sin embargo, y tal vez es en eso en lo que Martin Aircraft confía. Dele un vistazo a este video de la última prueba de vuelo del jetpack: lo único que falta es el piloto.

Fuente: IEEE Spectrum. Aportado por Eduardo J. Carletti