Los nanomateriales están listos para su uso generalizado en la industria de la construcción, donde pueden ofrecer ventajas significativas para muchas aplicaciones, que van desde la fabricación de hormigón más resistente a ventanas autolimpiantes. Pero su uso generalizado como materiales de construcción trae aparejados riesgos potenciales para el medio ambiente y la salud en el momento de ser desechados.
Estas son las conclusiones de un nuevo estudio que llevaron a cabo investigadores en ingeniería de la Universidad Rice y que fue publicado este mes en la revista ACS Nano, de la American Chemical Society.
«Las ventajas de usar nanomateriales en la construcción son enormes», afirmó el coautor del estudio Pedro Álvarez, profesor de la Escuela de Ingeniería George R. Brown de la Universidad Rice y presidente del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental. «Cuando se tiene en cuenta que el 41 por ciento de toda la energía utilizada en los EEUU es consumida por los edificios comerciales y residenciales, los beneficios potenciales de los materiales que ahorran energía son vastos».
«Pero también existen preocupaciones razonables respecto a las consecuencias no deseadas», dijo Álvarez. «El momento de diseñar un ciclo de vida responsable para los nanomateriales hechos por el hombre para la industria de la construcción es ahora, antes de que sean utilizados en concentraciones que repercutan sobre el medio ambiente.»
Álvarez, su coautor Jaesang Lee, un investigador de postdoctorado de Rice, y Shaily Mahendra, profesora asistente de la Universidad de California, Los Ángeles, señalaron que los nanomateriales probablemente tengan un gran impacto en la industria de la construcción y en otros sectores de la economía, después de las aplicaciones biomédicas y electrónicas. Citaron docenas de aplicaciones potenciales. Por ejemplo, los nanomateriales pueden reforzar el acero y el hormigón, evitar que la tierra se pegue a las ventanas, matar bacterias en las paredes de los hospitales, volver a algunos materiales resistentes al fuego, mejorar drásticamente la eficiencia de los paneles solares y de la iluminación interior, e incluso permitir que los puentes y edificios «sientan» las grietas, la corrosión y el estrés que con el tiempo conducirán a fallos estructurales.
Para elaborar el informe, Lee, Mahendra y Álvarez analizaron más de 140 trabajos científicos sobre los beneficios y riesgos de los nanomateriales. Además de los innumerables beneficios para la industria de la construcción, identificaron los potenciales efectos adversos sobre la salud y el medio ambiente. En algunos casos, las mismas propiedades que hacen útiles a los nanomateriales pueden causar problemas si no son procesados en forma adecuada. Por ejemplo, las partículas de dióxido de titanio expuestas a la luz ultravioleta pueden generar moléculas llamadas «especies oxígeno-reactivas» que previenen la formación de películas bacterianas en las ventanas o paneles solares. Esta misma propiedad puede poner en peligro a las bacterias beneficiosas en el medio ambiente.
«Hay formas de diseñar los materiales con antelación para que sean ambientalmente benignos», señaló Álvarez. «También hay métodos que nos permiten considerar el ciclo de vida completo de un producto y asegurarnos de que pueda ser reciclado o reutilizado en lugar de ser desechado. La clave está en comprender los riesgos específicos y las consecuencias del producto antes de que se utilice ampliamente».
El estudio fue financiado por la National Science Foundation a través del Centro Rice para Nanotecnología Biológica y Ambiental.
Fuente: ScienceDaily. Aportado por Silvia Angiola
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