Dos equipos de astrónomos realizaron observaciones de vanguardia sobre esta estrella. Revelan la forma en que se mueve el gas sobre su superficie y de qué manera se extiende hacia el espacio.
Betelgeuse (la segunda estrella más brillante en la constelación de Orión) es una supergigante roja, de las estrellas conocidas más grandes, y casi mil veces mayor a nuestro Sol. Es también una de las de mayor luminosidad, emitiendo más luz que cien mil soles. Con una edad de unos cuantos millones de años, Betelgeuse está alcanzando el final de su vida y está condenada a explotar pronto al convertirse en supernova. Cuando lo haga, podrá ser vista fácilmente desde la Tierra, inclusive en pleno día.
Dos equipos de astrónomos han utilizado el Very Large Telescope (literalmente, «Telescopio Muy Grande») de la Organización Europea para la Investigación Astronómiga en el Hemisferio Sur (ESO, por las siglas de la organización en inglés), en combinación con otras tecnologíasa fin de obtener una mirada cercana de la estrella.
El primer equipo, utilizó el instrumento de óptica adaptativa, NACO, en combinación con una técnica conocida como «Lucky Imaging». El objetivo fue obtener la imagen de mayor nitidez posible de Betelgeuse, superando las distorsiones de la atmósfera terrestre. La técnica de «Lucky Imaging», permite escoger las exposiciones más nítidas y combinarlas para formar una imagen compuesta con mejor definición.
Las imágenes resultantes casi alcanzan el ideal de nitidez para un telescopio gigante de ocho metros. La resolución es de treinta y siete miliarcosegundos, lo cual equivale a la forma en que se vería desde el suelo una pelota de tennis en la Estación Espacial Internacional.
«Gracias a estas imágenes, hemos detectado una gran columna de gas extendiéndose hacia el espacio desde la superficie de Betelgeuse», declara Pierre Kervella quién lideró el equipo del Observatorio de París. La columna se extiende al menos seis veces el diámetro de la estrella, lo que corresponde a la distancia entre el Sol y Neptuno. «Es una indicación clara de que toda la capa exterior de la estrella no está perdiendo materia en forma pareja en todas direcciones», añade Kervella. ¿Cuál sería la explicación?
Para encontrar una respuesta, los astrónomos debieron observar al gigante con mayor detalle. Para hacerlo, Keiichi Ohnaka y sus colegas del Instituto Max Planck de Radio Astronomía en Bonn, utilizaron la interferometría. Con el instrumento AMBER del ESO, que combina la luz de 3 telescopios auxiliares al Very Large Telescope, de 1,8 metros. Así los astrónomos pudieron observar como si lo hicieran con un telescopio virtual de 48 metros. Con tal resolución, fueron capaces de detectar detalles cuatro veces más claros de lo que habían permitido las imágenes ya obtenidas. En otras palabras, como se vería un canto rodado en la EEI visto desde el suelo.
«Nuestras observaciones son las más claras de ningún tipo hechas alguna vez sobre Betelgeuse. Detectamos como el gas se mueve en diferentes áreas de la superficie de la estrella. Es la primera vez que esto se hace con otra estrella aparte del Sol», declara Ohnaka.
Las observaciones con el interferómetro revelan que el gas en la atmósfera de Betelgeuse se mueve vigorosamente hacia arriba y abajo, y que forma burbujas gaseosas tan grandes como la estrella misma. Las incomparables imágenes condujeron a los astrónomos a proponer que estos movimientos de gas a gran escala bajo la superficie roja de Betelgeuse están detrás de la eyección de la inmensa columna de gas al espacio.
Fuente: EurekAlert!. Aportado por Matías Buonfrate
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