Ingenieros de la NASA desarrollan un sistema autodirigido de chorros de aire a presión para sostener en flotación un vehículo en la Luna
¿Cómo volar en un mundo donde no hay atmósfera? Las alas no funcionan, y tampoco las hélices. ¡Y ni intente usar un paracaídas! El ingeniero de la NASA Brian Mulac tiene la respuesta. «Sólo se necesita practicar, practicar, practicar», dice. «Y, por supuesto, propulsores».
La agencia espacial está perfeccionando este arte usando un prototipo de vehículo de alunizaje en el Centro Marshall para Vuelos Espaciales:
«Lo que tenemos aquí es un ‘banco de pruebas de vuelo’ para que nos ayude a aprender cómo suspenderse y luego alunizar», dice Mulac. Él se encuentra ahora dirigiendo las pruebas junto a otros ingenieros de la NASA, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad John Hopkins (John Hopkins University Applied Physics Laboratory, en idioma inglés) y del Centro Von Braun para la Ciencia y la Innovación (Von Braun Center for Science and Innovation, en idioma inglés).
Los chorros de gas que emergen del vehículo, de color azul eléctrico, se asemejan a algún tipo de gas futurista de alta tecnología pero, en realidad, no son más que aire comprimido.
«Se ven azules en la fotografía porque el aire frío que sale de los propulsores interactúa con la ‘agradable’ humedad de Alabama», explica Mulac. «Las columnas de gas son una especie de nubes en miniatura. Contienen cristales de hielo que dispersan la luz de color azul».
«Estos prototipos de propulsores tienen la misma configuración que tendrían si estuvieran montados en el vehículo robot de alunizaje, así que los algoritmos de control y la dinámica son similares», dice Julie Bassler, gerente del proyecto.
«Eso es importante», añade el ingeniero Danny Harris, «porque nos encontramos validando el guiado, la navegación y el sistema de control que se necesitan para lograr un alunizaje exitoso».
¿Y si el vehículo de alunizaje se saliese de control? «Eso nunca ocurre», dice Mulac, «pero, por las dudas, hemos rodeado la cámara de pruebas con una enorme red». La red se puede ver en la fotografía, es como un fondo de cuerdas cruzadas que interceptarían al vehículo de alunizaje en caso de que se desviara de curso.
Hasta el momento, el prototipo ha pasado todas las pruebas con excelentes calificaciones: «Una vez que comenzamos una prueba, todo es autónomo», continúa Mulac. «Una computadora ubicada a bordo dirige los propulsores. El perfil de vuelo está programado previamente. Le decimos al vehículo hacia dónde ir y él va por sí mismo».
«Al realizar estas pruebas, apreciamos aquellas misiones diseñadas para aterrizar en cuerpos sin atmósfera», dice la científica planetaria Barbara Cohen. «En el sistema solar, muchos lugares que son interesantes desde el punto de vista científico no tienen aire. Además de la Luna, quisiéramos visitar Mercurio, los asteroides, Europa y muchos otros destinos carentes de atmósfera. Lo que aprendamos aquí podría tener muchas aplicaciones en el futuro».
«Es un problema de ingeniería bastante complicado de resolver», dice Mulac. «Con nuestro banco de pruebas, estamos demostrando que podemos hacerlo exitosamente».
Fuente: NASA. Aportado por Eduardo J. Carletti
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