Qué es lo que sucede en los momentos en que la banca pierde, esas veces en las que el jugador consigue ganar y llenarse los bolsillos de monedas y billetes ganados en buena lid alrededor del tapete
“La banca gana, la banca gana, la banca gana”, es la frase más repetida por los croupiers de los casinos de medio mundo. Eso suele ser lo habitual, los jugadores se dejan ingentes cantidades de dinero, ya sea jugando al poker, al baccarat, a la ruleta o a las tragaperras y los casinos se hacen de oro. Los dirigentes se frotan las manos viendo como sus clientes salen de sus locales cabizbajos y pensando los incontables euros, dólares o libras que han perdido.
Cuando esto ocurre, no pasa nada, el jugador se va, el jefe gana más dinero y ya está. Como mucho, el usuario o usuaria en cuestión tendrá que rendir cuentas al llegar a casa cuando la mujer o el marido descubran en la cuenta bancaria que hay una serie de reintegros con un origen, cuanto menos, oscuro.
Pero… qué pasa cuando es al revés. Qué es lo que sucede en los momentos en que la banca pierde, esas veces en las que el jugador consigue ganar y llenarse los bolsillos de monedas y billetes ganados en buena lid alrededor del tapete. Por suerte o por sabiduría, pero esto ocurre en ocasiones. Sin embargo, al menos en el caso del jugador norteamericano Phil Ivey parece que, a pesar de haber ganado, sus bolsillos y su cuenta bancaria siguen igual.
Un día cualquiera del pasado mes de agosto en el casino Crockfords de Londres, después de muchas horas jugando, el jugador de poker Phil Ivey hace saltar la banca. En ese momento saltan todas las alarmas, algo ha fallado, no puede ser, el jugador ha ganado, “qué hacemos ahora”, algo así debió pensar el director del casino. Si no, no se entiende que más de tres meses después el jugador no haya cobrado todavía su premio de 7,3 millones de libras.
Desde el casino esgrimen actuaciones irregulares del ganador y su compañero y se niegan a mostrar los videos, argumentando ciertos problemas en las cintas. En el futuro veremos si, finalmente, el casino hace efectiva su deuda o los abogados del complejo del juego consiguen apararse en alguna ley para evitarlo.
Ivey no es ningún desconocido, es más, para muchos es el mejor jugador de poker del mundo, sin embargo, no se le suele ver en casinos normales en los que no se disputa ninguna competición oficial. Viendo lo que pasó en la capital británica, los dirigentes de los casinos deben estar deseando que no vuelva a pasarse por ninguno de ellos si no es para un evento de las World Series of Poker (WSOP).
Fuente: Aportado por Eduardo J. Carletti