Este extraordinario caparazón fue estudiado a fondo por algunos investigadores, que llegaron a utilizar una máquina con punta de diamante para descubrir cómo está diseñada la capa externa
Entre los moluscos, en general, se encuentran criaturas ciertamente extrañas. Incluso hay uno (el Conus ) que lanza arpones, mejillones con lengua (o «sifón») como para una película pornográfica (https://es.wikipedia.org/wiki/Panopea_generosa) y otro digno de cualquier película de extraterrestres (Glaucus atlanticus).
En el caso de Crysomallon squamiferum, cuyo nombre común es scaly-foot (caracol de pie escamoso), un gasterópodo descubierto en el 2003, le debemos sumar una cualidad casi de superpoder de historieta: absorbiendo sulfuro de hierro logra formar un blindaje metálico.
La caparazón de este caracol es de una construcción única, con tres capas. La capa externa consiste en sulfuros de hierro, la capa media es equivalente al periostracum orgánico encontrado en otros gasterópodos, y la capa más interna está hecha de aragonita. El pie es también inusual, porque está blindado en los lados con escleritos mineralizados con hierro.
La glándula esofágica del caracol alberga gammaproteobacterias simbióticas de las cuales parece obtener su alimento el caracol. Se considera que esta especie es uno de los gastrópodos hidrotermales más peculiares de alta mar, y es el único animal existente que incorpora sulfuro de hierro en su esqueleto (tanto en sus escleritos como en su concha como exoesqueleto). Su corazón es, proporcionalmente, inusualmente grande para cualquier animal: el corazón comprende aproximadamente el 4% de su volumen corporal.
Blindaje muy resistente
Esta estructura le permite tener uno de los caparazones más resistentes de la naturaleza, aunque no es fundamentalmente necesaria para defenderse de los depredadores, sino para soportar la presión del agua: suele vivir a una profundidad de 2.400 metros. Es decir, que estamos ante un auténtico submarino cnn forma de caracol, una mascota que hubiese apreciado mucho el capitán Nemo.
Este extraordinario caparazón fue estudiado a fondo por algunos investigadores, que llegaron a utilizar una máquina con punta de diamante para descubrir cómo está diseñada la capa externa para agrietarse de modo que absorba el máximo posible de energía mecánica, de modo que se generan agrietamientos diminutos en forma de abanico, evitando la formación de grietas mayores. Esto recuerda la forma en que se rompen las lunas actuales de los automóviles cuando son alcanzadas por una piedra: se agrietan pero no se hacen añicos, a no ser que se trate de un impacto muy grande.
Fuente: Varios sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti
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