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ARGENTINA

 

Independientemente de la formación científica del escritor de ciencia ficción, hay momentos en donde consultar divulgación científica no es suficiente. La lectura de artículos científicos originales, aunque uno no posea toda la formación técnica para entenderlos completamente, puede ser de suma utilidad. Asimismo, una breve consulta con un experto en el área de la ciencia teorizada o la tecnología descripta puede hacer avanzar la ficción a pasos agigantados, consolidar la construcción de los mundos posibles en la ciencia ficción, y fortalecer la verosimilitud de la historia.

 

En este artículo voy a explorar las fuentes usadas en la escritura de algunos de mis escritos de ciencia ficción, concentrándome específicamente en tres aspectos bastante relacionados entre sí: la consulta de artículos o libros científicos; la terminología científica usada en las descripciones o los diálogos de los personajes; y la consulta directa con científicos. Se explorarán tres ejemplos donde estos rasgos son más o menos prominentes, y al final se elaborarán conclusiones basadas en los casos.

 

La base de la que parto es que la ciencia ficción que yo escribo generalmente está, en gran medida, basada en la extrapolación de hechos científicos. Por ello, asumo que el lector está interesado en la técnica de escribir una ciencia ficción más o menos «dura», en la concepción clásica del término, es decir, que involucre extrapolaciones directas de la ciencia propiamente dicha[1].

 

Caso 1: Un ejemplo en donde la consulta de artículos científicos fue crucial: el caso de la amnesia global transitoria en «El Año del Gorila Sapiens»

 

Lo más importante en el cuento «El Año del Gorila Sapiens» (disponible en este número de Axxón) era encontrar una forma en que la percepción subjetiva de la realidad del personaje principal, Vicente, sobre el salto temporal (es decir, sus viajes en el tiempo) se evidenciara en la narración.

La exploración de la literatura disponible en Internet sobre la memoria a corto plazo me permitió encontrar un artículo periodístico en el que una mujer sufrió amnesia después de hacer el amor con su marido[2]. Esto, a su vez, me llevó a explorar el concepto médico de «amnesia global transitoria»[3], citado en ese artículo de divulgación. Entre la gran cantidad de información, y los numerosos casos clínicos evaluados en la literatura científica sobre el tema, dos factores fueron de suma importancia. El primero, que contrasta con las versiones periodísticas sensacionalistas del fenómeno de la pérdida de la memoria de la mujer a consecuencia de su orgasmo (¿por qué estoy desnuda?), es que existía una porción ínfima de la memoria a corto plazo que podía ser retenida en estos eventos. El segundo es que algunos sujetos no perdían la memoria de los hechos importantes en su vida anterior, ni sobre su personalidad, como son frecuentemente presentados en los casos de amnesia que aparecen tradicionalmente en la ficción.

La relación entre la consolidación de memorias en el sueño[4], que aparecía en alguno de estos artículos me llevó a explorar asimismo el tema, y a definir algo muy importante para el cuento. A diferencia de la amnesia global transitoria, que puede borrar la memoria de hasta los últimos dos años antes del evento, mi personaje Vicente únicamente perdería la memoria de los sucesos que habían sucedido desde que se despertó esa mañana antes del viaje temporal. Es decir, las memorias no consolidadas por el sueño serían las únicas memorias que se perderían después del salto temporal. Eso fue inspirado por la lectura de artículos sobre uno de los pacientes más famosos en la historia de la neurociencia, Henry Molaison (conocido hasta su muerte como HM)[5], alguien que no podía consolidar nuevas memorias. Sin embargo, para que la historia funcionara, como en el caso de la amnesia global transitoria, unos pocos recuerdos en los minutos alrededor del evento traumático (que en este caso era un salto en el tiempo) podían ser retenidos. Por eso, después del viaje de vuelta a su tiempo, Vicente pierde la memoria de su viaje temporal casi completamente, salvo por un vago recuerdo del personaje de la mujer con cara de la Mona Lisa, lo que él interpreta como si hubiera sido un sueño que no puede recordar muy bien. Eso crea un elemento de ironía circunstancial para el lector, que es testigo de todo lo que Vicente no recuerda.

 

En este caso, el elemento clave para poder «construir» la historia se encontró en los artículos científicos «técnicos» sobre la consolidación de las memorias en el sueño[6], que, aunque yo no podía entender completamente por no ser un experto en el tema, sin embargo me permitieron consolidar la base científica del relato. En apariencia para mí, en el momento de hacer la investigación, el leer esos artículos adicionales me parecía que simplemente era un reflejo de mi tendencia a «irme por las ramas». Sin embargo, cuando unos días después de leer esos nuevos artículos las dos ideas (la amnesia y la consolidación de las memorias al dormir) se mostraron como dos aspectos que debían combinarse crucialmente en el cuento, haciendo que el salto temporal borrara casi todas las memorias no consolidadas en el sueño, toda la historia adquirió la coherencia interna necesaria para ser rescrita y reconceptualizada.

 

Lo importante de este caso es que muestra cómo las necesidades de la historia pueden ser encontradas en distintos lugares de la literatura científica, y hechos científicos relacionados pero distantes pueden ser seleccionados, contrastados y adaptados para construir la hipotética base científica de la historia (es hipotética porque en realidad no sabemos qué puede ocurrir en los viajes temporales). El lector no está consciente de todo este andamiaje de hechos extraídos de la literatura científica detrás de la historia, pero sí está consciente de que la historia funciona porque los hechos tienen una fuerte «coherencia interna». Y esa coherencia se basa crucialmente en el uso consistente de estos hechos al crear el esquema subyacente en la narración. Se explorará con más detalle otros aspectos relevantes relacionados con este caso en la conclusión.

 

Caso 2. Un ejemplo en donde la consulta con científicos especializados fue crucial antes de escribir toda la historia: El caso del ingeniero terraformista en «Piratas Genéticos».

 

El segundo caso que exploraremos en este artículo es el de una sección de una novela, llamada «Piratas Genéticos» publicada por Ediciones Ayarmanot. En dicha sección, un ingeniero terraformista (es decir alguien que se especializa en la geoingeniería, es decir en modificar planetas para hacerlos similares a la tierra, y por lo consiguiente hacerlos habitables para los humanos del futuro) examina la terraformación ya realizada en un planeta. La parte del argumento indispensable para nuestros propósitos es que un ingeniero que forma parte de una misión colonizadora a un planeta distante despierta de su hibernación, y descubre que la nave donde viajaba ha sido desviada y capturada por piratas genéticos. Cuando se despierta, no hay nadie más despierto en la nave, y descubre que está orbitando un planeta que ya ha sido terraformado. Desde la ventanilla de la nave, estudia la terraformación y deduce muchas cosas sobre el planeta, y también, indirectamente, sobre los piratas que han desviado la misión.

Lo importante en este caso es que era crucial tanto la terminología como la base científica de una hipotética especialización en «ecología experimental». Como en el caso anterior, leí una gran cantidad de bibliografía sobre ecología, e incluí el concepto de «nivel trófico»[7] en el contenido del capítulo relevante. El personaje compara su misión de terraformación con la del planeta al que ha sido desviado. Cuando revisa las instrucciones para la misión original, la frase original era:

 

En el primer proceso, era necesario adaptar las variedades homo B-48 al ecosistema optimizado que resultara más eficiente para una terraformación en cinco o seis niveles tróficos.

 

La consulta con un biólogo inmediatamente aclaró que no existían cadenas tróficas con más de cinco niveles, y que las que existían en la tierra habían requerido millones de años de evolución, por lo que eran improbables en un planeta recientemente terraformado. También aclaró cómo podría generarse la terraformación antes de que los humanos llegaran. Yo había leído en un artículo científico que se podrían enviar cohetes con esporas vegetales[8]. El biólogo me dijo que para crear una terraformación también podrían usarse cistes, y me explicó como funcionaría una rápida oxigenación de un planeta para hacerlo habitable. La frase, luego de la consulta con el biólogo y la subsecuente lectura de libros y artículos sobre la oxigenación de la atmósfera terrestre, se transformó en:

 

En la primera etapa, era necesario adaptar las distintas variedades homo B-48 que la nave llevaba al ecosistema optimizado que resultara más eficiente para una terraformación en dos o tres niveles tróficos. El proceso había sido iniciado hacía doscientos años con misiles de esporas vegetales de transformación atmosférica, por lo que podía esperar un desarrollado proceso de fotosíntesis al llegar. Una variedad de cistes también había bombardeado el planeta, lo que podría haber iniciado una posible evolución incipiente de zooxantelas en el segundo nivel trófico, preparando el terreno para la implantación de peces omnívoros.

 

Lo importante de haber consultado estos aspectos técnicos de la base científica del texto no es simplemente la capacidad de incluir una serie de términos científicos para crear el vocabulario que normalmente usaría un ingeniero ecológico especializado en la terraformación de planetas. También permitió que se incorporaran aspectos de la terraformación no encontrados en la literatura científica, en particular otras formas de expresar lo que el personaje conoce y deduce sobre tales procesos. Por ejemplo, las zooxantelas[9] son imprescindibles en la creación de corales, pero también permiten crear, en combinación con las cistes, el tipo de comida que necesitan los peces que va a sembrar la nave al llegar para implantarlos en el ecosistema del planeta[10]. Este tipo de conocimiento se integra inmediatamente cuando el personaje explora el planeta adonde ha sido desviado desde la nave que lo orbita, es decir cuando explora la terraformación realizada por los piratas que han capturado su nave:

 

La ventanilla de la sala 8 no estaba bloqueada, lo que le permitió observar con más detalle la tundra, ya que funcionaba el anteojo. Lo que sospechaba, grandes extensiones de musgos, líquenes, y lo que parecían gramíneas en flor. Y hacia abajo, un poco más lejos del polo, un bosque de coníferas clásico. Esta era una de las colonizaciones históricas, con semillas diferencialmente modificadas, que debían adaptar pacientemente en el lugar para reproducir los diferentes hábitats terrestres sin experimentación ecológica sistemática de adaptación endógena, y quizás con exterminio de toda posible vida existente en el planeta. Calculó que la terraformación había sido completada hacía por lo menos 500 años, porque la erosión y la integración de la biosfera habían diluido toda evidencia de separación preventiva entre los distintos ecosistemas independientes implantados durante la colonización.

 

Y más tarde:

El bosque de coníferas alrededor del polo parecía bastante tradicional desde esa distancia, pero se convertía pronto en un extenso bosque subtropical con abundancia de papilonáceas con mega-flores como las del planeta Aloria, en Orión 7, en donde él había sido ingeniero forestal, desde donde quizás habían sido importadas. El análisis de los pigmentos en el color de los lagos evidenciaba abundancia de algas y plancton léntico, lo que era señal de que evidentemente habían logrado implantar exitosamente moluscos y peces, y hasta quizás predadores de peces, como delfines.

 

La frase en cursiva integra el conocimiento técnico de la cadena ecológica que va a sustentar los peces (los corales y los cistes), con una deducción de que en este planeta adonde ha sido desviado, el proceso ya ha sido completado exitosamente. Desde la nave no puede observar directamente la presencia de peces, pero la coloración de los lagos indica que las esporas y los cistes implantados han creado el ambiente para que éstos puedan sustentarse. Unido al cálculo de que la terraformación ha sido completada hace suficiente tiempo como para que la siembra de peces probablemente haya sido exitosa, puede conjurar que predadores de peces, como delfines, también podrían haber sido ya exitosamente implantados. Esos indicios le permiten deducir no sólo la tecnología utilizada, sino también que probablemente fue realizada por una escisión de la civilización de base terrestre hace unos 500 años. En otra sección, no citada aquí, deduce la mínima concentración de oxígeno por el color de las auroras polares en el planeta, y puede también deducir el proceso llevado a cabo para lograr la rápida oxigenación de la atmósfera.

 

Lo más importante de este caso es que la consulta directa con un científico que conocía la historia biológica de la tierra con mucho detalle permitió repensar el tipo de conocimiento que sería normal para un posible ingeniero ecológico del futuro, y al mismo tiempo integrar la terminología que tal personaje consideraría normal. Los términos técnicos ayudan a la verosimilitud de la historia, pero, a pesar de la terminología técnica, el lector está consciente de que el proceso fue llevado a cabo para poder sembrar peces y otros animales que viven de los peces.

 

Caso 3. Un ejemplo donde consultar en detalle la terminología fue crucial: el lenguaje de las torres de control en los aeropuertos en «La coordenada incorrecta».

 

Uno de los mayores desafíos al escribir el cuento «La coordenada incorrecta» (disponible en el número 220 de la revista Axxón) fue el de encontrar el lenguaje apropiado para el diálogo de los personajes. El contenido del cuento puede resumirse brevemente así: un ovni aparece sobre un aeropuerto porque el piloto automático de la nave, que en el futuro es un robot, ha puesto la coordenada temporal incorrecta. El ovni ha llegado a nuestro presente, donde todavía no se ha firmado una convención para los viajes temporales. El cuento está compuesto totalmente de diálogos entre la torre de control, el ovni, y dos aviones que intentan aterrizar en el aeropuerto, pero son desviados por la presencia del ovni. También hay diálogos entre los tripulantes del ovni, que discuten la razón por la cual se ha llegado al punto del espacio-tiempo equivocado, así como diálogos entre el personal de la torre de control, que discute si el operador debe o no debe reportar la presencia del ovni. La eficacia del cuento dependía crucialmente en que el lenguaje de los personajes, tanto en el ovni como en el aeropuerto, sonara realista, y al mismo tiempo fuera comprensible para el lector, es decir, que la terminología no interfiriera demasiado con la comprensión de la historia.

 

El procedimiento de escritura, una vez que el contenido de la historia estuvo más o menos delineado, incluyó:

 

1)  Una búsqueda de apariciones de ovnis en aeropuertos, sobre la que existe un gran número de casos. Dado que el cuento estaba situado en Argentina, se exploró en particular el caso de una aparición de un ovni en el aeropuerto de Bariloche el 31 de julio de 1995. Hay una gran cantidad de documentos disponibles en Internet[11], entre los que se incluye una trascripción de las comunicaciones por radio entre un avión de Aerolíneas Argentinas que visualizó el ovni, un avión de la Fuerza Aérea Argentina que persiguió al ovni, y la torre de control del aeropuerto.

 

2)  Dado que la trascripción era relativamente corta, se realizó una exhaustiva búsqueda en Internet de diálogos de pilotos con torres de control. Existen varias transcripciones de estos diálogos en sitios que hablan de la seguridad en los aeropuertos, y en especial en el análisis de accidentes aéreos. El problema con este tipo de trascripciones es que precisamente están en el lenguaje aeronáutico, y hay que entenderlo antes de poder usarlo efectivamente.

Por suerte, también existen sitios que describen los elementos básicos de la comunicación por radio entre los pilotos y las torres de control, donde se explica el orden en que debe darse la información, y lo más importante, cómo transformar el lenguaje «natural» en terminología aérea[12]. Existen también foros en donde los pilotos cuentan anécdotas, donde se puede acceder a la terminología aérea con explicaciones[13].

Una vez que logré entender lo básico de este tipo de terminología, también fue necesario consular otros documentos un poco más técnicos, como manuales de Fraseología Operativa Aeronáutica[14] o el diccionario de terminología aeronáutica[15]. Sin embargo, que yo entendiera el lenguaje, que era todavía demasiado técnico, no significaba que el lector iba a poder entenderlo, por lo que hubo que rebajar el número de instancias en donde se usaba tantas siglas.

 

3)  La exploración de los documentos anteriormente citados puso en claro que no era suficiente entender el lenguaje en sí, necesitaba también comprender la operación de los sistemas anticolisión de a bordo (ACAS), es decir, los instrumentos que algunos aviones tienen para detectar la presencia de otras aeronaves en su ruta. Eso en particular requería entender el funcionamiento de los transpondedores, que le indican a la torre de control la posición del avión. Para eso, fue necesario consultar el documento Telecomunicaciones Aeronáuticas – Volumen IV – Sistemas de Vigilancia y Anticolisión de la Organización de Aviación Civil Internacional[16].

 

4)  Como también que se necesitaba hacer una diferencia marcada entre la tecnología normalmente accesible en vuelos de cabotaje, es decir la tecnología normal para el operador de la torre de control en el presente, y la posible tecnología de la nave proveniente del futuro, se consultó el equivalente de los transpondedores en naves espaciales y satélites[17]. A esto se le agregó hipotéticas tecnologías futuras imposibles de operar en tres dimensiones, como el «recargador asincrónico estilo botella de Klein», que supuestamente, si se considera el tiempo la cuarta dimensión, debería permitir la descarga del combustible traído desde el futuro por el ovni (metano líquido procesado en Titán, la luna de Saturno) en el presente del aeropuerto.

 

5)  Lo que todo el trabajo anterior generó fue una primera versión del cuento, en donde se intentaba adaptar la terminología aeronáutica, pero también el contraste entre la tecnología actual y la futura en los diálogos entre la torre de control, el ovni y los aviones demorados por la aparición del ovni. Sin embargo, yo tenía también muchas preguntas que quedaban abiertas sobre la tecnología en sí. Para entender esa parte con mayor profundidad, consulté mis dudas con un ingeniero aeronáutico que trabaja en la sección de prevención de accidentes aéreos de una compañía gubernamental. Eso permitió que llegara a una comprensión más apropiada del funcionamiento de los transpondedores, así como aspectos más complicados de la terminología. Una consecuencia imprevista, pero muy pertinente para la historia de la consulta sobre la tecnología es que descubrí que no todos los aviones tienen sistemas anticolisión sofisticados, lo que se incorporó al cuento, haciendo que uno de los aviones simplemente le diga a la torre de control que no lo posee. Eso genera por supuesto muchos más problemas para el operador de la torre de control, ya que tiene que responsabilizarse de la trayectoria de ese avión.

 

6)  Esta primera consulta permitió decidir que debía sacar del cuento las siglas, con la excepción de la forma en que se designa la dirección hacia donde debe virar el avión, la que constituiría la forma más concisa de mantener la «atmósfera» de la interacción con términos técnicos. Lo que había que entender aquí era cómo se codificaban las direcciones desde la torre de control. Considerando la punta del avión como la aguja pequeña de un reloj a las doce, se dice por ejemplo rumbo 300 cuando está la aguja pequeña a las 3 en punto, o sea se debe girar 90 grados a la izquierda. Si se dice rumbo 100 se debe girar 30 grados a la izquierda, o rumbo 200, 60 grados a la izquierda. Esta terminología permite describir ángulos en forma aún más precisa. Por ejemplo si se considera 320, en este caso es el ángulo de la aguja pequeña del reloj a las 3 y 20, o sea 100 grados a la izquierda. De la misma forma se codifican los rumbos a la derecha, 1100 (o las 11 en punto en el reloj) indicaría 30 grados a la derecha.

 

7)  Después de esta primera consulta, el texto del cuento fue reescrito, incorporando tanto los aspectos terminológicos elegidos como los tecnológicos. Esta versión fue dada a leer al ingeniero aeronáutico, lo que permitió corregir lo que no había entendido correctamente de los aspectos técnicos. Sin embargo, al no ser un piloto, o un operador de una torre de control, esta persona no pudo corregir todos los aspectos terminológicos. Por ello, y con la ayuda del ingeniero, me puse en contacto a través de Internet con alguien que sí había sido un operador de una torre de control que él conocía. Esto me permitió corregir los aspectos terminológicos que quedaban sin resolver.

 

Hay varios aspectos adicionales sobre la consulta con científicos que se discutirán con más detalle en la conclusión. Lo más importante de este caso es que fue imprescindible seleccionar cuáles aspectos terminológicos se incluirían en el cuento para hacerlo al mismo tiempo técnico y comprensible. Una vez que esta decisión fue tomada, fue necesaria una consulta posterior con alguien que tenía experiencia directa en la operación de la torre de control para poder afinar la terminología en la versión final del cuento. Un aspecto secundario sobre el lenguaje, y que esta segunda consulta también hizo claro, fue que, aunque existen localismos en el lenguaje hablado en la vida diaria en el dialecto argentino, cuando los pilotos se comunican con la torre de control usan un español «internacional» para evitar confusiones, ya que en el lenguaje aeronáutico es crucial que cada palabra tenga un significado único. Por ejemplo «bajar» fue sistemáticamente cambiado por «descender», «acercarse» por «aproximarse», etc. Eso estuvo claramente reflejado en las evaluaciones del cuento antes de ser publicado (Axxón envía los cuentos a por lo menos dos evaluadores antes de aceptarlos). Uno de ellos, un expiloto argentino, comentó: el lenguaje de aviador es impecable. Eso no hubiera sido posible sin la última consulta.

 

Conclusiones

 

En este artículo hemos revisado tres casos en donde la consulta con las fuentes científicas originales y la consulta directa con científicos han permitido mejorar substancialmente la escritura de relatos de ciencia ficción «dura».

 

Es necesario aclarar que esto no significa que el escritor de ciencia ficción deba convertirse un especialista en innumerables temas. El uso de la literatura científica, más allá de la divulgación, puede dar a la historia la terminología necesaria para que el relato aumente en su verosimilitud. Sin embargo, como nos recuerda Asimov[18], la ciencia ficción debe, además de extrapolar hechos científicos hacia el futuro, seguir las reglas de la ficción. En muchos casos, no es necesario más que una revisión superficial de la literatura para encontrar lo que la historia necesita. A veces basta un indicio para tener la respuesta. Pero en muchos casos, la consulta de fuentes científicas primarias o formular preguntas claves para científicos que conocen el tema puede agregar aspectos cruciales tanto a la terminología como al contenido de la historia. En todos los casos, lo que no puede dejarse de lado es que el escritor debe tener un esquema muy claro de los hechos científicos que va a usar, para crear la coherencia interna necesaria para que la narración funcione. Eso puede requerir la lectura de una gran cantidad de literatura.

 

La consulta con científicos puede ser de gran ayuda, pero no es una excusa para no explorar la bibliografía científica. En mi experiencia, debe hacerse cuando uno ha investigado el tema suficientemente como para tener preguntas pertinentes. A veces es necesario simplemente usar la información que el especialista posee solamente como un indicio para poder buscar adecuadamente en la literatura científica lo que nos interesa. Pero por lo general, sobre todo cuando se requiere el uso de terminología o conceptos específicos, es necesario consultar más de una vez con los mismos especialistas, o pedirles contactos con otros especialistas para dilucidar aspectos técnicos que ellos no necesariamente conocen.

Dado que los científicos son gente muy ocupada, es mejor mostrarles solamente versiones casi definitivas, o marcar los segmentos en donde ellos deben leer con más atención, porque es allí donde los conceptos aparecen con mayor precisión. También es importante darles a releer solamente los segmentos en donde se ha hecho cambios significativos basados en sus sugerencias. Tanto en el caso del biólogo como el del ingeniero aeronáutico (casos 2 y 3) se les dio a leer la versión más elaborada del texto solamente cuando yo tenía listas todas las preguntas que deseaba hacerles, y luego se les envió la versión corregida con sus sugerencias, pero claramente indicadas en el texto las secciones o los párrafos que se habían modificado, para que, en el caso de que no tuvieran tiempo de leer la segunda versión en su totalidad, pudieran darme sus comentarios sobre las secciones relevantes. El evitar sobrecargarlos es también fundamental, ya que deja abierta la posibilidad de consultas posteriores. Una vez que el proceso de escritura ha concluido, es importante incluir agradecimientos en el texto, al final del cuento o en una nota al pie, y consultar si están de acuerdo con el texto de agradecimiento, o si quieren agregar o quitar algo. También es importante hacerles llegar copias de los cuentos publicados apenas aparezcan.

 

Un aspecto final de la consulta con científicos que no se ha incluido, y que quizás requeriría todo un ensayo aparte, es cómo iniciar los contactos y otras formas de acceder a los expertos que trabajan en los temas que le interesan al escritor de ciencia ficción. Últimamente han aparecido proyectos como Hieroglyph en el Centro para la Ciencia y la Imaginación de la Universidad de Arizona[19] que facilitan y promueven estos contactos. Sería muy importante que proyectos similares se desarrollaran en el mundo hispanohablante, dado que la promoción de la ciencia ficción es apoyada tanto o más que en el mundo angloparlante[20].

 

Otro desarrollo muy importantes en los últimos tres años es la creación de CEMAs[21] (cursos en línea masivos y abiertos, también conocidos como MOOCs por su sigla en inglés), que permiten acceder con una conexión a internet a cursos dictados por un creciente número de universidades en el mundo, facilitando la revisión o la exploración de áreas científicas en una forma accesible. El uso de estos cursos, así como de los cursos disponibles en iTunesU[22], requeriría sin duda otro artículo completo.

 

 

Notas

 

NOTA 1: Como por ejemplo la ciencia ficción propuesta por Peter Nichols (ed.) The Science in Science Fiction. Londres: Michel Joseph Limited, 1982, o en el número 60 dedicado a la ciencia ficción dura de Science Fiction Studies: Nro. 60, donde se pueden leer artículos sobre la extrapolación de ideas científicas. [VOLVER]

NOTA 2: Versiones en español de informes sobre el caso pueden ser explorados en: Olvidar despues del sexo por qué estoy desnuda y El sexo muy placentero puede provocar amnesia segun los medicos, The Clinic Online, 13 de octubre de 2011. [VOLVER]

NOTA 3: Por ejemplo pueden consultarse: Amnesia global transitoria y factores de riesgo vascular, Amnesia global transitoria. Estudio de 260 pacientes, Amnesia Global Transitoria, Amnesia Frontal y Global Transitoria, Amnesia global transitoria y disfunción del hipocampo lateral, Neuroblog, 3 de noviembre de 2010; Pérdida de la memoria y Resuelven el misterio de un tipo frecuente de amnesia transitoria, La Nación, 29 de diciembre de 2009. [VOLVER]

NOTA 4: Véase por ejemplo Sueño

, Aquí, Aquí, Aquí, Aquí. También se consultaron los dos artículos en inglés citados en los dos últimos vínculos. [VOLVER]

NOTA 5: Puede verse por ejemplo Aquí. Después de la muerte de Molaison, se publicó una gran cantidad de literatura científica sobre los procesos de consolidación de la memoria. Véase Aquí y Aquí. [VOLVER]

NOTA 6: Por ejemplo: Aquí, Aquí. Artículos recientes confirman que el fenómeno puede ser más que una fantasía científica creada para la historia, como puede explorarse: Aquí, Aquí y Aquí. [VOLVER]

NOTA 7: Cito por ejemplo: Ecosistema:

Una cadena trófica está formada por diferentes niveles tróficos. En la base de la cadena se sitúan los productores. Sobre ellos, los consumidores primarios que se alimentan de los productores. Los consumidores secundarios se alimentan de los consumidores primarios y los consumidores terciarios que se alimentan de los anteriores. Finalmente están los descomponedores que se alimentan de todos los anteriores cuando estos mueren. A los consumidores primarios se les conoce también como herbívoros. A los consumidores secundarios, como carnívoros. A los consumidores terciarios, como supercarnívoros. Los descomponedores son hongos o bacterias.

[VOLVER]

NOTA 8: Ver Aquí. [VOLVER]

NOTA 9: Aquí. [VOLVER]

NOTA 10: Alimentos vivos: Artemia sp.. [VOLVER]

NOTA 11: Por ejemplo en el sitio Mitos del Milenio. [VOLVER]

NOTA 12: Un buen ejemplo se puede encontrar en Como volar (III) – Por los suelos, de donde se ha trascripto el siguiente fragmento:

Oigo voces

Vamos a consultar nuestra check-list, porque hay un procedimiento a seguir mientras se rueda, cuando de pronto, nuestro cerebro nos alerta de que, entre toda la cháchara que ha ido saliendo de la radio desde que nos dieron instrucciones, hay algo que requiere nuestra atención.

T: —FGI, responda en 7056. QNH1026

¿Ein? Creo que eso iba por mí. Ah, sí. Yo soy Foxt rot-Golf-India.

Así que, si estábamos medianamente atentos, podremos contestar:

A: —Respondiendo en 7056. QNH1026. FGI

¿Y que ha sido todo eso? Pues la torre nos ha indicado que debemos establecer en nuestro transponder el código 7056 y ajustar el altímetro a 1026 milibares. Así que eso hacemos después de haber colacionado esas órdenes.

[VOLVER]

NOTA 13: Como por ejemplo Aquí. [VOLVER]

NOTA 14: Varios vínculos en la bibliografía de Aquí [VOLVER]

NOTA 15: Disponible en Definiciones de la terminología aeronáutica. [VOLVER]

NOTA 16: Disponible en Aquí. [VOLVER]

NOTA 17: Por ejemplo en Aquí. [VOLVER]

NOTA 18: Aquí. [VOLVER]

NOTA 19: Aquí. [VOLVER]

NOTA 20: Eso se evidencia en que dos de los concursos de ciencia ficción más importantes en el mundo hispano están promocionados por universidades, como el Alberto Magno (Universidad del País Vasco), y el Premio UPC (Universitat Politècnica de Catalunya). La Universidad de Málaga también tiene un premio anual llamado «Ficción y Ciencia». [VOLVER]

NOTA 21: Aquí [VOLVER]

NOTA 22: Aquí. [VOLVER]


Mario Daniel Martín enseña lengua y cultura hispanoamericana en la Universidad Nacional de Australia en Camberra. Además de artículos académicos, ha publicado libros de poesía, cuento y teatro en Argentina, país de donde es originario. En el ámbito de la ciencia ficción, ha publicado cuentos y poesías en las revistas Axxón, Próxima, MiNatura, Alfa Eridiani, Tiempos Oscuros, Planetas Prohibidos, SciFdi y Cosmocápsula. Su primera novela de ciencia ficción, Piratas Genéticos fue publicada por Ediciones Ayarmanot en 2015.

En Axxón ha publicado como autor individual La vida es un sueño recurrente y La coordenada incorrecta. En colaboración con Daniel Cacharelli ha publicado Transcripción de una cinta magnetofónica hallada en el bolso de un ingeniero de la planta de Chernobyl, Correspondencia hallada en un pedazo de bolsillo del delantal de una maestra intergaláctica, Las máscaras del crimen, La metamorfosis sintáctica de los truenos, Vine a verte porque me dejaron el mensaje, No olvides traer tu cordero al sacrificio, El Año del Gorila Sapiens y otros.


Axxón 267

Artículo de autor latinoamericano (Artículo : Literatura : Creación : Argentina : Argentino).