¿Qué pasa con el ascensor espacial?: en una década podría ser realidad en la Luna

La obra de ingeniería, que consta de un delgado cable de unos 50.000 kilómetros de largo, uniría la superficie lunar con la órbita para transportar material

El ascensor en la Luna es la nueva encarnación de un romántico sueño, una «fantasía» de la ciencia ficción, que podría convertirse en realidad en una década gracias a los avances de la tecnología.

El empresario Michael Laine, un entusiasta de la idea que ya dirigió en su día una compañía dedicada a desarrollar una autopista hacia el cielo pero desde la Tierra (Liftport), asegura que el elevador lunar es factible, rentable y barato —en comparación con otros ingenios espaciales utilizados para descender y ascender desde la Luna—, y que ya tenemos materiales disponibles para construirlo.

El delgado cable que conectaría con nuestro satélite natural estaría compuesto de un polímero sintético llamado Zylon. Eso sí, para fabricarlo, harían falta más investigación y una buena inyección de capital.

El ascensor es realmente ambicioso, una obra de ingeniería de magnitud colosal consistente en un cable con una posición sujeta sobre la superficie de la Luna, por el que se pueden transportar personas o materiales entre la superficie y la órbita lunar.

Los mayores problemas, según Laine, es el acceso al material Zylon y, por supuesto, el dinero. Sin embargo, construir semejante ingenio resultaría más barato que montar un ascensor espacial desde la Tierra. Un elevador desde la Tierra sería un estenso cable, de unos 100.000 kilómetros de largo, anclado por un extremo en nuestro planeta con un contrapeso en el otro extremo, como un satélite de grandes dimensiones situado en la órbita terrestre.

La fuerza de rotación de la Tierra lo mantendría en tensión como un columpio que gira colgado de una atracción de feria. Pero utilizarlo costaría millones de dólares. Debido a la gravedad de nuestro planeta, toda la estructura (pero en especial el cable) debería muchísimo más resistente.

50.000 km de largo

El elevador lunar es algo parecido. Consistiría en una cinta de 50.000 kilómetros de largo que se extiende desde un punto de anclaje cerca del centro de la parte visible de la Luna, hasta un punto en el espacio. El objetivo principal, según explica Laine a la web Universe.com, sería recoger muestras lunares «por lo que creemos un precio bastante razonable». De igual forma, el ascensor puede convertirse en un gran depósito de combustible para misiones de larga duración.

Laine impulsó una empresa de ascensores espaciales en 2003, Liftport, que se cerró por problemas financieros en 2007. Para este visionario, el ascensor lunar puede ser un posible renacimiento de la compañía.

El Centro de Conferencias de Microsoft, en Redmond, Washington (EE.UU.) acogerá unas jornadas sobre este tipo de tecnologías del 13 al 18 de agosto.

Fuente: ABC. Aportado por Eduardo J. Carletti


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