Archivo de la categoría: Evolución

Virus volcánico que cambia de forma ofrece nuevas maneras de administrar medicamentos y vacunas

Investigando manantiales volcánicos calientes donde el agua es casi un ácido hirviente, los científicos han descubierto cómo se formaron los virus con forma de huso. Y ese descubrimiento podría conducir a nuevas y mejores formas de administrar medicamentos y vacunas.

Si bien la gran mayoría de los virus tienen forma de varilla o esférica (como el coronavirus responsable de la COVID-19), los científicos se han quedado perplejos ante las formas inusuales de virus que se encuentran en algunos de los entornos más hostiles de la Tierra.


Ilustración del virus volcánico que cambia de forma
en su entorno natural, piscinas de ácido casi hirviendo.
Crédito: Laboratorio Egelman de la Universidad de Virginia

Los investigadores estaban estudiando uno de esos virus cuando descubrieron que tiene propiedades extrañas que le permiten alterar su forma. Aunque normalmente se parece a un limón o a un huso, al virus le pueden salir colas. Los científicos se dieron cuenta de que la estructura que le permite hacer eso probablemente explica cómo los antiguos virus con forma de varilla dieron lugar a todos los virus con forma de huso que se ven hoy.

«Ahora podemos entender un nuevo principio sobre cómo las proteínas pueden formar la cubierta que empaqueta el ADN en un virus», dijo el investigador principal Edward H. Egelman, PhD, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia. “Esto tiene implicaciones no solo para comprender cómo evolucionaron ciertos virus, sino que potencialmente se pueden usar para nuevas formas de administrar todo, desde medicamentos hasta vacunas”.

Un virus resistente

El virus que Egelman y sus colegas estaban estudiando, Sulfolobus monocaudavirus 1 (SMV1), tiene una cubierta de proteína que rodea el ADN que tiene forma de huso. Pero ha sido un rompecabezas durante casi 20 años exactamente cómo tantas copias de la misma proteína pueden unirse para formar tal forma.

Egelman y su equipo pudieron revelar las extrañas propiedades de SMV1 utilizando microscopía crioelectrónica de alta tecnología y procesamiento de imágenes avanzado. (Egelman fue elegido miembro de la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias , uno de los más altos honores que puede recibir un científico, por su trabajo pionero utilizando microscopía crioelectrónica y modelado 3D para trazar un mapa del mundo que es demasiado pequeño incluso para la luz más poderosa. microscopios para ver.)

SMV1, encontraron los investigadores, contiene hebras de proteínas que resbalan y se deslizan entre sí, debido al hecho de que son «resbaladizas». Estas siete hebras de proteínas se encontraron tanto en el cuerpo como en la cola del virus, y le dan una notable capacidad para cambiar de forma. En lugar de tener una forma fija, puede hincharse como un pez globo para acomodar el material genético. Al mismo tiempo, estas hebras forman una barrera impenetrable para evitar que el ácido que las rodea destruya el ADN del interior del virus.





Un virus es una amenaza formidable para los organismos unicelulares que infecta. Una vez infectados, los organismos huéspedes se convierten en fábricas gigantes que producen más virus. Estas células huésped crecen hasta 20 veces más grandes antes de que estallen para soltar un nuevo ejército de virus.

Con base en sus hallazgos, Egelman y sus colaboradores concluyen que los virus actuales con forma de huso probablemente evolucionaron a partir de ancestros antiguos con forma de varilla. Los virus en forma de varilla solo podían contener una cantidad limitada de ADN, y las propiedades «resbaladizas» que permitieron que SMV1 cambiara de forma habrían permitido que los virus ancestrales empaquetaran más material genético, un rasgo útil para los virus, desde una perspectiva evolutiva.

“Los virus pueden representar grandes amenazas para la salud humana, como vemos en la pandemia de COVID-19”, dijo Egelman, del Departamento de Bioquímica y Genética Molecular de la UVA. “Por lo tanto, es crucial que entendamos más sobre cómo han evolucionado los virus. Pero también podemos aprender de los virus y crear nuevas tecnologías basadas en los principios que se encuentran en estas estructuras muy simples”.

Los investigadores han publicado sus hallazgos en la revista científica Cell ; la revista presenta el descubrimiento como historia de portada. El equipo de investigación, principalmente una colaboración entre científicos de la Uiversidad de Virginia y el Institut Pasteur de París, estaba formado por Fengbin Wang, Virginija Cvirkaite-Krupovic, Matthijn Vos, Leticia C. Beltran, Mark AB Kreutzberger, Jean-Marie Winter, Zhangli Su, Jun Liu , Stefan Schouten, Mart Krupovic y Egelman.

El trabajo fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud, subvenciones GM122510 y K99GM138756; l’Agence Nationale de la Recherche, subvenciones ANR-17-CE15-401 0005-01, ANR-20-CE20-009-02 y ANR-21-CE11-0001-01; y el proyecto MEMREMA de Emergence(s) de Ville de Paris.

________________________________________
Publicación original: Revista Cell

DOI 10.1016/j.cell.2022.02.019

Noticias relacionadas:

Antepasado de todos los vertebrados tenía una boca grande y no tenía ano

El Saccorhytus, como representante temprano de los deuterostomos “puede representar el comienzo de una gran diversidad de especies, incluidos nosotros mismos”

El Saccorhytus, una criatura marina de no más de un milímetro de tamaño y que vivió hace unos 540 millones de años, puede ser el primer paso conocido en la senda evolutiva que acabó llevando al surgimiento de los humanos, según un estudio de fósiles encontrados en China y que publica Nature.

Un equipo de investigadores británicos y chinos identificó restos microfósiles de lo que sería el primer ancestro prehistórico de los humanos, una criatura nueva para la ciencia y que se cree que es “el ejemplo más primitivo” de los deuterostomados, un amplia categoría biológica que abarca, entre otros subgrupos, a los vertebrados.

El estudio señala que “esta criatura sería el ancestro común de una gran variedad de especies y el primer paso descubierto, hasta ahora, en el camino de la evolución que cientos de millones de años más tarde llevó hasta los humanos”, según un comunicado de la Universidad de Cambridge.







El estudio fue realizado por un equipo internacional de académicos que reunía a investigadores de la Universidad británica de Cambridge, y de la china de Northwest, con el apoyo de otros colegas e instituciones chinas y alemanas.

Saccorhytus, más o menos de un milímetro

El Saccorhytus, que probablemente vivía entre los granos de arena del lecho marino, era una organismo microscópico, aproximadamente de un milímetro, con forma de saquito, de cuerpo elíptico, con una boca grande y en el que “misteriosamente” los investigadores no encontraron evidencias de que tuviera ano.

Sus características estaban “extraordinariamente conservadas en los restos fósiles” y aunque observados a simple vista parecían pequeños granitos negros, bajo el microscopio el nivel de detalle era increíble”, indicó Simon Conway Morris, de la Universidad de Cambridge.

El Saccorhytus, como representante temprano de los deuterostomos “puede representar el comienzo de una gran diversidad de especies, incluidos nosotros mismos”, indicó el experto.

Además proporciona “una destacable comprensión de las primerísimas etapas de la evolución de un grupo que llevó a los peces y, en última instancia, hasta nosotros, agregó su colega de la Universidad Northwest Degan Shu.

Los fósiles fueron encontrados en la provincia china de Shaanxi (centro), que en el Cámbrico podría haber sido un mar poco profundo y los científicos tuvieron que procesar unas tres toneladas de piedra caliza para localizarlos.

Piel fina y flexible

El estudio sugiere que su cuerpo era bilateralemente simétrico, una característica heredada por muchos de sus descendientes, incluidos los humanos, y estaba cubierto de una piel fina y relativamente flexible.

Esa flexibilidad sugiere que tenía algún tipo de musculatura, lo que lleva a los investigadores a concluir que pudo hacer movimientos contráctiles y desplazarse serpenteando.

Sin embargo, su característica quizás más sorprendente era su forma “bastante primitiva” de comer y dispersar los residuos, pues el Saccorhytus tenía una boca grande en relación con el resto de su cuerpo y probablemente se alimentaba engullendo partículas de alimento o incluso otras criaturas.

Al no haber encontrado evidencias de la existencia de ano, estiman que cualquier material de desecho se evacuaba a través de la boca, “una perspectiva -señalo Conway- que, desde luego, suena bastante poco atractiva”.

Los expertos destacaron también que la criatura marina tenía estructuras cónicas en el cuerpo, que podrían servir para hacer salir el agua que tragaba, siendo así el precursor evolutivo de las branquias de los peces.

Fuente: New Scientist y otros sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti

Más información:

El humano causará una extinción en masa de los primates en 50 años

Junto a otros primates no humanos, de las 500 especies de monos y simios que existen, más del 60% está amenazado y el 75% sufre un gran declive. Pero la situación no hará más que empeorar en las próximas décadas. La inminente extinción de la mayoría de especies de primates se deberá a las actividades humanas, como la agricultura intensiva, según la evaluación global más completa sobre su estado de conservación

Lemúridos, lorísidos, galágidos, társidos, monos y simios no solo son nuestros parientes biológicos más cercanos, sino que también ofrecen una visión única de la biología, el comportamiento y la evolución humana. Pero a pesar de nuestra cercanía, estos primates no corren la misma suerte que el ser humano.


Una hembra de gorila junto a su cría de cuatro meses en la República Democrática del Congo. / Conservation International | Russell A. Mittermeier

El 60% de las más de 500 especies de primates no humanos que existen en el mundo está amenazado y el 75% tiene poblaciones en claro declive. Así lo confirma un equipo de 31 primatólogos en el mayor análisis realizado hasta el momento sobre la situación, las amenazas y los esfuerzos de conservación de estos animales.







La revisión –publicada en Science Advances y que combina datos de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, artículos científicos y bases de datos de Naciones Unidas– apunta a las crecientes presiones a escala local, regional y global que el ser humano ejerce sobre estos mamíferos en América del Sur, África, Madagascar y Asia como la principal razón de su delicada situación. Según el trabajo, estas amenazas resultarán en una extinción global de cerca del 75% de las especies en los próximos 25-50 años.

“Para muchas de estas criaturas es realmente su última hora”, confiesa Paul Garber, coautor de la evaluación y profesor de Antropología de la Universidad de Illinois (EE UU). La situación del orangután de Sumatra, que ha perdido el 60% de su hábitat entre 1985 y 2007, es claro ejemplo de ello.

“Muchas especies de lémures, monos y simios –como el lémur de cola anillada, el colobo rojo de Udzungwa, el langur negro de nariz chata, el langur de cabeza blanca y el gorila oriental de llanura– tienen poblaciones de pocos miles de individuos y, en el caso de otros, como el gibón de Hainan en China, solo quedan unos 30 ejemplares”, añade el científico, que ha colaborado con otros centros de investigación como la Universidad Nacional Autónoma de México.

La agricultura acecha a los primates

La rápida y extensa pérdida de hábitat debido a la expansión de la agricultura industrial, la ganadería, la explotación petrolera y minera y la construcción de presas y carreteras para extraer recursos son las principales amenazas de estos animales. Pero se unen otras, como la caza de estos primates o el tráfico ilegal de miles de ejemplares que se convierten en mascotas.

De todas las amenazas, la agricultura es la que genera las peores consecuencias. “Las prácticas agrícolas están destruyendo el hábitat vital del 76% de todas las especies de primates en el planeta», explica el investigador, que detalla que la producción de aceite de palma, soja y caucho, así como la tala y la ganadería están destruyendo millones de hectáreas de bosque.

“Estos mamíferos se aferran a los bosques de China, Madagascar, Indonesia, Tanzania y República Democrática del Congo y, a menos que la conservación se convierta en una prioridad global, muchas de las especies de primates desaparecerán en los próximos 25 años”, continúa Garber.

Una extinción evitable

Por todas estas razones, los expertos piden una acción urgente a escala regional y global para proteger a las poblaciones de primates silvestres que se encuentran en peligro de extinción por la acción humana, sobre todo en países como Brasil, Indonesia, Madagascar y la República Democrática del Congo, que albergan dos tercios de todas las especies de primates.

Dado que la mayoría de los primates vive en regiones donde las poblaciones humanas tienen tasas de crecimiento de cerca del 3% al año y se caracterizan por altos niveles de pobreza y desigualdad, los científicos proponen iniciativas dirigidas también a mejorar la salud, el control de natalidad, el acceso a la educación de las personas y el desarrollo de proyectos sostenibles.


El langur negro de nariz chata en China. / Paul. A. Garber

“Abordar la pobreza local y facilitar el crecimiento demográfico es un componente necesario de la conservación de los primates. Construir economías basadas en la preservación de los bosques y sus habitantes y ampliar las oportunidades educativas para las mujeres sería el comienzo para dirigir algunas de las mayores amenazas de estos animales”, expone Garber.

“Tenemos una última oportunidad para reducir o incluso eliminar las amenazas humanas hacia los primates y sus hábitats, para orientar los esfuerzos de conservación y aumentar la concienciación. Después de todo, los primates son nuestros parientes biológicos más cercanos”, concluyen los investigadores.

Referencia bibliográfica: Alejandro Estrada et al. “Impending extinction crisis of the world’s primates: Why primates matter”. Science Advances 2017;3: e1600946

Fuente: Science Magazine. Aportado por Eduardo J. Carletti

Más información: