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La ciencia comienza a develar los secretos de la hibernación
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Hallan en primates los genes que la comandan. En un futuro cercano podría inducirse en forma segura y prolongada en humanos.
(La Nación) - Cuando Dan Davis decidió entrar en animación suspendida para que su conciencia y sus funciones vitales fueran preservadas en frío durante 30
años, no lo hizo tratando de ganar tiempo ante una enfermedad por entonces incurable ni tampoco para asomarse al futuro en un abrir y cerrar de ojos.
Simplemente quería olvidarse de la mujer que lo había traicionado.
El estado de hibernación o "largo sueño" en el que cae Dan Davis en la novela de 1957 "Puerta al verano", escrita por Robert A. Heinlein, uno de los padres de
la ciencia ficción norteamericana, está cada vez más cerca de poder ser inducido en humanos. Varios grupos de investigación están obteniendo resultados
alentadores con sustancias o procedimientos capaces de poner en suspenso el metabolismo de especies cada vez más cercanas al hombre.
Recientemente, el biólogo celular Mark Roth, del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson, de Seattle, Estados Unidos, publicó un estudio en la
revista Science, en el que detalla cómo fue capaz de inducir la hibernación en ratones. Encerrados en una cámara hermética, los roedores fueron
expuestos a un cóctel de gases como el sulfuro de hidrógeno, que en seis horas los sumergió en un estado de animación suspendida.
Con una temperatura corporal de 15°, el metabolismo de los ratones desaceleró su marcha: el consumo de oxígeno bajó un 50% y el ritmo de la respiración se
redujo 12 veces. "Este estado fue rápidamente reversible y no pareció dañar a los animales escribió Roth en Science. Esto sugiere la posibilidad de
inducir estados de animación suspendida con fines médicos."
Hipotermia profunda
Las aplicaciones médicas con las que sueñan quienes investigan cómo inducir la hibernación en humanos son más modestas que las que suele plantear la ciencia
ficción. Lo que buscan es disponer de una herramienta capaz de poner en suspenso las funciones vitales de víctimas de accidentes, por ejemplo, mientras reparan
heridas que demandan complejas intervenciones quirúrgicas.
En la actualidad, los cirujanos cuentan con procedimientos de ese tipo, que les permiten bajar a 16° la temperatura de sus pacientes durante no más de 40
minutos, mientras reparan graves lesiones vasculares o reconstruyen corazones defectuosos. "La hipotermia profunda se emplea en cirugías muy complejas en las
que es necesario que no haya sangre en el campo operatorio", comentó a La Nación el doctor Daniel Navia, jefe del Servicio de Cirugía Cardíaca del Instituto
Cardiovascular Buenos Aires (ICBA).
"La única forma de parar la circulación sanguínea sin dañar al cerebro es bajando la temperatura corporal a entre 18 y 16 grados explicó Navia. A esa
temperatura, el cerebro entra en reposo, pero sigue vivo con la energía residual que queda en sus células."
Claro que esa energía no dura más que 40 minutos, por lo que pasado ese lapso hay que restablecer la circulación y normalizar la temperatura del paciente. "De
lo contrario, el paciente sufrirá daños cerebrales permanentes -apuntó Navia-. Por eso hoy hay muchos grupos de investigación abocados al desarrollo de
drogas neuroprotectoras que permitan expandir la ventana temporal durante la cual se puede mantener al paciente en hipotermia profunda."
El sueño de los cerdos
El método que se emplea hoy en día para sumergir a los pacientes cardiovasculares en hipotermia profunda derivar su circulación hacia un dispositivo que
cuenta con una suerte de radiador que enfría la sangre es similar al que utiliza en sus experimentos Hasan Alam, un investigador del Hospital General de
Massachusetts, en Boston, Estados Unidos.
En una entrevista concedida a la revista NewScientist, Hasam contó que había logrado inducir algo más que hipotermia profunda en cerdos. Tras
extraerles la sangre y poner en su lugar un líquido con sustancias antioxidantes y nutrientes a sólo 2° de temperatura, este investigador es capaz de hacer caer la
temperatura corporal de sus animales a 10 grados.
Así, sin pulso y sin actividad cerebral, los cerdos permanecen ya no 40 minutos, sino horas hasta que Hasam les devuelve su cálida sangre; cuando la
temperatura corporal supera los 25°, el corazón vuelve a latir y los animales despiertan. "Técnicamente, creo que lo podemos hacer en humanos", dijo a
NewScientist el investigador, que planea tratar de reproducir sus logros en pacientes.
Aprender de los que saben
Otros científicos han decidido emprender la búsqueda de un método que pueda inducir en forma segura y prolongada la hibernación en humanos a partir del
estudio de aquellos animales para quienes esa actividad forma parte natural de sus vidas.
Hannah Carey, de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Wisconsin, Estados Unidos, estudia a ciertas ardillas capaces de reducir su
temperatura corporal a 4°, para así hacer funcionar su metabolismo al 2% de lo normal. Carey está convencida de que esa habilidad radica en ciertos genes que
se activan sólo durante la hibernación: conocerlos, dijo a la revista NewScientist, "nos dará pistas de cómo inducir esa clase de estados en los seres
humanos".
Quien ha dado con algunos de esos genes es Matthew Andrews, de la Universidad de Minnesota Duluth, Estados Unidos, que tras estudiar 48 genes en ardillas,
descubrió que 11 de ellos se activaban sólo durante la hibernación. Quizás en esos genes se encuentra el secreto que permite que el organismo de las ardillas no
resulte dañado mientras hibernan, conjetura.
En todo caso, lo más sugerente es la posibilidad planteada por investigadores alemanes de que los humanos poseamos genes capaces de funciones similares. En
2004, Kathrin Dausmann, de la Universidad Philipps, de Maburgo, Alemania, descubrió que existen primates más precisamente cierto tipo de lemur que
hibernan.
Si los genes que comandan el proceso de hibernación han llegado hasta nosotros, quizás algún día aprendamos a ponerlos en funcionamiento. Entonces, el "largo
sueño" de Robert A. Heinlein será lo que en su novela: una forma de saltar al futuro. Pero real.
El frío como neuroprotector
"Más allá de la leyenda que dice que Walt Disney está vivo congelado, existen casos reales. En Pittsburgh tuve que atender a un chico que había estado
sumergido 45 minutos en un lago helado y que fue revivido sin ningún daño cerebral contó el doctor Conrado Estol, jefe de la Unidad de Stroke del Sanatorio
Las Lomas. El frío puede funcionar como neuroprotector: en un accidente cerebrovascular (ACV) permite reducir el metabolismo de las neuronas que han
perdido el suministro de oxígeno. Hoy se experimenta con métodos para enfriar a los pacientes y así ampliar el tiempo en el que se los puede tratar sin producir
secuelas."
Aportado por Alejandro Alonso
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