Cuenta con un espejo de 10,4 metros de diámetro, el más grande de la Tierra. Los Reyes de España abren oficialmente el viernes sus instalaciones, en La Palma. Con el GTC, operativo desde marzo, se buscarán planetas similares a la Tierra
«El Gran Telescopio de Canarias (GTC) es un milagro, el reto que muchos consideraban imposible». La euforia del director del Instituto Astrofísico de Canarias, Francisco Sánchez, reina en todo el sector astronómico español.
Aunque los Reyes de España inauguran la que es la mayor instalación científica del país el próximo viernes, día 24, sus lentes vieron la primera luz hace ya dos años, y desde marzo ya se han producido importantes hallazgos gracias a su espejo que, con 10,4 metros de diámetro, es el más grande del mundo.
La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, así lo reconoce en unas declaraciones a EL MUNDO en las que destaca que «ya es una herramienta competiviva para los astrónomos españoles, cuya evolución numérica ha sido espectacular, pasando en 30 años, de la veintena a más de 600 investigadores».
«El GTC sitúan a nuestro país en la vanguardia científica internacional y supone un elemento dinamizador del progreso económico y social de las regiones en las que se ubica», asegura la ministra.
Una década ha tardado en ser realidad lo que era un sueño de los astrónomos canarios; un artefacto, heredero de aquel que inventó Galileo hace 400 años, que es capaz de ver los orígenes de las primeras galaxias y estrellas. Sánchez lo define como «una máquina que viaja en el espacio y el tiempo y que nos ayudará a buscar planetas similares al nuestro, gracias a una óptica adaptativa [corrige las turbulencias de la atmósfera] que permite ver con un detalle impresionante los objetos estelares».
Situado en el Roque de los Muchachos, en la isla canaria de La Palma, el GTC comenzó a fraguarse hace más de una década. Desde el principio se pensó en dotarle con el mayor espejo primario del planeta, que se realizó segmentado en 36 piezas perfectamente engranadas, y con los instrumentos más sofisticados. Su coste, 130 millones de euros, se lo han repartido entre el Gobierno central y el autonómico, con una pequeña participación internacional (un 10%), de México y EEUU.
Últimos ajustes
Desde que en 2007 vio su primera luz, en una visita del Príncipe Felipe, los expertos se han dedicado a ajustar las sofisticadas lentes, un arduo trabajo que aún no ha terminado. De hecho, aún hoy, la mitad del tiempo de observación se destina a estos trabajos, entre los que está el problema pendiente de que se abra toda la cúpula. En el resto del tiempo se hace ciencia.
En los tres últimos meses ya se han llevado a cabo siete investigaciones con el único instrumento científico instalado hasta ahora en uno de los focos. Se trata del espectógrafo Osiris, desarrollado en colaboración con la Universidad de México, que capta ondas electromagnéticas. El siguiente será la cámara CanaryCam, que será capaz de medir los objetos más fríos del Universo y ya está a punto de instalarse. Los otros dos espectógrafos, de segunda generación, estarán disponibles a partir de 2012.
Sin esperar al corte regio de la cinta, un acto al que acudirán 500 invitados, los astrónomos se han puesto las pilas. José Miguel Rodríguez, director científico del Gran Telescopio, asegura que han recibido ya unas 80 peticiones en el último semestre, propuestas de observación que son seleccionadas por un comité que evalúa si se trata de proyectos viables.
Una vez aprobados, el personal técnico del GTC realiza las observaciones, tal como les indican los científicos, y les envían los resultados. Adiós a la vieja imagen de Galileo mirando por su primitiva lente. Ahora, los grandes hallazgos se hacen a miles de kilómetros de las instalaciones.
Rodríguez confía en que «esta herramienta, que es de las más avanzadas por el tamaño de su lente y su calidad, nos sitúa como líderes mundiales en Astronomía, donde hoy ocupamos el octavo lugar».
Los logros del GTC
Las expectativas sobre los hallazgos que puede hacer el Gran Telescopio Canario se están cumpliendo. Sólo se llevan cuatro meses haciendo ciencia y ya ha dado muestras de su capacidad en varias investigaciones, que ya han empezado a publicarse. Este es el caso de la detección de un brote de rayo gamma que se produjo el 4 de abril por una colisión entre dos estrellas de neutrones de una galaxia muy lejana de la nuestra.
Otra de las observaciones que se están ya realizando es el estudio de la atmósfera de planetas que orbitan en otras estrellas. Gracias al GTC no sólo se ven los tránsitos de ese planeta cuando pasa por su sol, sino que se mide la luz que absorbe su atmósfera y, así, se determina su composición química, en esa búsqueda incesante de mundos similares al nuestro que puedan albergar vida. Precisamente la búsqueda de exoplanetas, de los que se han localizado ya 353, es una de las demandas «estelares» del Gran Telescopio de La Palma.
Otro fenómeno que se ha observado es la llamada mancha fría del fondo cósmico de microondas. Este fondo es el equivalente a un fósil de la creación del Universo, es decir, la radiación remanente de la gran explosión del Big Bang. Y la mancha fría es una perqueñísima fluctuación de temperatura cuya explicación aún es un misterio.
Entre estas primeras investigaciones también está la búsqueda de enanas marrones y pistas sobre la formación de las estrellas.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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