En pruebas llevadas a cabo con ratones, científicos estadounidenses dieron a los animales un fármaco hecho de este compuesto, el rapamycin, y lograron extender la vida de los animales en hasta 38 %
El estudio publicado en la revista Nature afirma que el hallazgo aumenta las posibilidades de que algún día se pueda retrasar el envejecimiento de los ancianos.
El rapamycin es un antibiótico que se suministra a los pacientes que han sido sometidos a trasplantes porque suprime el sistema inmune. Por lo tanto los expertos advierten que el fármaco actualmente no se puede utilizar para extender las perspectivas de vida. Pero en el futuro quizás se podrá desarrollar otros medicamentos a base de este mismo compuesto.
El rapamycin, también conocido como sirolimus, fue descubierto por primera vez en la isla chilena en la década de los años 1970 y es producto de la bacteria Streptomyces hygroscopicus hallada en una muestra de tierra. Además se utilizado para evitar el rechazo de órganos trasplantados, se usa también en los stent, los aparatos que se implantan en pacientes cardíacos para mantener abiertas sus arterias coronarias. E igualmente está siendo probado como un posible tratamiento contra el cáncer.
Longevidad
En el estudio, llevado a cabo por científicos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, de la Universidad de Michigan y el Laboratorio Jackson, en Maine, Estados Unidos, se dio rapamycin a ratones de una edad equivalente a 60 años en seres humanos. Los ratones fueron creados simulando lo mejor posible la diversidad genética y la susceptibilidad a enfermedades que tienen los humanos.
Los resultados mostraron que se logró extender las perspectivas de vida de los ratones entre un 28 % a 38 %.
En términos humanos, dicen los científicos, esto sería un período más largo que el incremento que significaría en la vida del ser humano si llegaran encontrarse curas tanto para el cáncer como para las enfermedades del corazón.
«He estado involucrado en la investigación de la vejez durante 35 años y durante este tiempo han surgido muchas de las llamadas intervenciones ‘antienvejecimiento'» afirma el doctor Arlan Richardson, del Instituto Barshop de Estudios de Longevidad y Vejez de la Universidad de Texas. «Pero nunca habían sido exitosas. Nunca he pensado que durante mi vida lograríamos encontrar una píldora antienvejecimiento para seres humanos», agrega. «Sin embargo, rapamycin ha mostrado un enorme potencial», expresa el investigador.
Cuando fue descubierto el rapamycin, lo primero que se encontró fueron sus propiedades antifúngicas y después se descubrieron sus beneficios como inmunosupresor. Ahora, con los nuevos experimentos, los científicos creen que el rapamycin también puede tener propiedades contra el envejecimiento en seres humanos.
Tal como señala el profesor Randy Strong, otro de los autores del estudio de la Universidad de Texas, «creemos que ésta es la primera evidencia convincente de que el proceso de envejecimiento puede ser retrasado y las perspectivas de vida pueden ser extendidas con un fármaco que se puede comenzar a utilizar en la edad avanzada».
Restricción calórica
Hasta ahora se había establecido que puede haber dos procesos por los cuales se extendería la vida de los mamíferos: tanto con la restricción calórica como con la manipulación genética.
Los científicos creen que el rapamycin tiene un efecto similar a la restricción del consumo de calorías para aumentar la longevidad.
La sustancia produce un efecto en una proteína en las células llamada mTOR, que controla muchos procesos involucrados en el metabolismo y la respuesta al estrés celular.
Ahora, los investigadores tienen que encontrar la forma de reformular el fármaco para que sea lo suficientemente estable y pueda llegar al intestino de los ratones antes de que comience a descomponerse.
El objetivo original del estudio era alimentar a los ratones con rapamycin desde que tenían cuatro meses de edad, pero por el retraso causado en el desarrollo de nuevas fórmulas no le logró empezar el experimento sino hasta que los animales tenían 20 meses de edad (60 años humanos).
Los científicos pensaron que los animales ya eran muy viejos para que el fármaco tuviera un efecto. Y les sorprendió encontrar que sí lo tuvo.
«El estudio claramente ha identificado un blanco terapéutico potencial para el desarrollo de fármacos diseñados para prevenir enfermedades relacionadas con la edad y a extender las perspectivas de una vida sana», afirma el doctor Strong.
Y agrega que «si rapamycin, o un fármaco parecido al rapamycin, funciona como pensamos, la reducción potencial en los costos de salud serán enormes».
Otros expertos advierten, sin embargo, que aunque los resultados del estudio son muy estimulantes, todavía será necesario llevar a cabo muchas más investigaciones para confirmarlos en la población humana.
Fuente: BBC Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti