Está terminado el primer prototipo de robots capaces de evolucionar y expresar una amplia gama de emociones cuando interactúan con sus cuidadores humanos
A cargo de la doctora Lola Cañamero de la Universidad de Hertfordshire, y en colaboración con un consorcio de universidades y empresas robóticas de toda Europa, los robots creados difieren de otros en que son capaces de establecer vínculos, interactuar y manifiestar sus emociones a través de la expresión corporal.
Desarrollados como parte del proceso interdisciplinario FEELIX GROWING (Sentir, Interactuar y Expresar: un enfoque global del desarrollo con base interdisciplinaria), financiados por la Comisión Europea, y bajo la dirección de la doctora Cañamero, estos robots aprenden a relacionarse con los humanos y a responderles en forma similar a como lo hacen los niños, y utilizan las mismas expresiones y comportamientos de los que se valen los bebés para aprender a interactuar social y emocionalmente con los demás.
Los robots han sido creados en base al proceso de apego temprano que los bebés humanos y chimpancés experimentan cuando desarrollan una preferencia por un cuidador principal. Están programados para aprender a adaptarse a las acciones y al estado de ánimo de sus cuidadores humanos y para establecer un vínculo especial con el individuo que interactúe con ellos en una forma particularmente apropiada para su perfil de personalidad y sus necesidades de aprendizaje. Cuanto más interactúen y más apropiada sea la retroalimentación y el grado de compromiso del cuidador humano, más fuerte será el vínculo que desarrollen y mayor la cantidad de aprendizaje.
Estos robots son capaces de expresar ira, miedo, tristeza, alegría, emoción y orgullo, y demostrarán una angustia muy visible si el cuidador no los contiene cuando se enfrentan a una situación estresante que no pueden manejar, o si no interactúa con ellos cuando lo necesitan.
«Este comportamiento se basa en lo que hacen los niños pequeños», dijo Cañamero. «También es muy similar a la forma que tienen los chimpancés y otros primates no humanos de desarrollar lazos afectivos con sus cuidadores».
Es la primera vez que se utilizan los modelos de vinculación social temprana de primates humanos y no humanos para programar robots que desarrollen emociones al interactuar con la gente.
«Estamos trabajando con señales no verbales y las emociones se manifiestan a través de posturas físicas, gestos y movimientos del cuerpo, en lugar de expresiones verbales o faciales», agrega Cañamero.
Los investigadores conducidos por la doctora Cañamero en la Universidad de Hertfordshire están ampliando y adaptando el prototipo como parte del proyecto de la Unión Europea ALIZ-E, que tiene como objetivo desarrollar robots que aprendan a cuidar y a acompañar a los niños diabéticos en entornos hospitalarios.
Dentro de este proyecto, coordinado por el doctor Tony Belpaeme de la Universidad de Plymouth, el grupo Hertfordshire estará a cargo de los aspectos de la investigación relacionados con las emociones y el comportamiento no verbal del robot. Los futuros acompañantes robóticos combinarán la comunicación lingüística y la no lingüística para interactuar con los niños y se adaptarán progresivamente a sus perfiles individuales con el fin de apoyar tanto los aspectos terapéuticos del tratamiento como su bienestar social y emocional.
El proyecto FEELIX GROWING fue financiado por el sexto Programa Marco de la Comisión Europea. Los otros asociados son: el Centro Nacional de Investigación Científica (Francia), la Universidad de Cergy Pontoise (Francia), la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), el Instituto de Sistemas de Comunicación y Computación (Grecia), Entertainment Robotics (Dinamarca), y Aldebaran Robotics (Francia).
Fuente: ScienceDaily. Aportado por Silvia Angiola
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