¿El consuelo del encuentro facilita pensar en la muerte?

Cuando se aproxima la luz al final del túnel, entre tus reflexiones finales puede estar la necesidad de pertenecer a un grupo y de estar cerca de sus seres queridos

Así lo afirman Markus Quirin y sus colegas en la Universidad de Osnabrück, en Alemania. El equipo le pide pensar en la muerte a 17 jóvenes con una edad promedio de 23 años, preguntándoles si están de acuerdo o en desacuerdo con una serie de afirmaciones tales como «Tengo miedo de una muerte dolorosa». Al mismo tiempo, la actividad del cerebro de los hombres se controló mediante un escáner de resonancia magnética funcional.

Para comparar la actividad cerebral asociada con los pensamientos de muerte junto a otra experiencia desagradable, el equipo también les pidió pensar en el dolor dental, utilizando frases como «Yo siento pánico cuando estoy sentado en la sala de espera del dentista». A pesar de que la amenaza de dolor dental es desagradable, «no es una amenaza de muerte», dice Quirin.

El equipo de Quirin encontró que los pensamientos de muerte, pero no los de dolor dental, provocaron una mayor actividad en regiones del cerebro como la amígdala derecha, que está asociado con el miedo y la ansiedad. Lo más sorprendente es que el equipo también vio una mayor actividad en el núcleo caudado, cuando los sujetos pensaban en la muerte, un área del cerebro asociada con la concreción de conductas habituales (Social Cognitive and Affective Neuroscience, DOI: 10.1093/scan/nsq106).

Quirin piensa que el inesperado resultado se podría explicar con el trabajo del filósofo alemán Martin Heidegger. Heidegger dice que el hacer lo que todos hacen es una defensa contra la ansiedad. De acuerdo con Quirin, el adoptar comportamientos habituales, culturalmente aprendidos para adaptarse a la multitud, podría ser una estrategia para reducir la ansiedad asociada con la muerte.

Curiosamente, la actividad en el núcleo caudado también se asocia con el sentimiento del amor. El consuelo que se obtiene cuando se piensa en un ser querido también podría aliviar el estrés asociado con estar cerca de la muerte, dice Mario Mikulincer, del Centro Interdisciplinario de Herzliya, Israel, que no participó en el estudio. «Este hallazgo neuronal encaja con nuestros resultados en comportamiento, de que los pensamientos sobre la mortalidad activan el sistema del apego, que nos motiva a buscar el amor y la protección de personas importantes», dice.

Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, no está de acuerdo. «El cerebro parece ser un sistema de mezcla y combinación, en el que las regiones se activan sin fin en diferentes combinaciones para crear diferentes matices de la emoción», dice. «Los pensamientos sobre la muerte, como los pensamientos de la pasión romántica, son fuertes y profundos. Uno esperaría que al menos algunos de los patrones de activación sean iguales.»

El equipo de Quirin espera ahora investigar la actividad cerebral en personas mayores, para saber si se producen los mismos pensamientos en una persona cerca del final de su vida.

Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti


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