Las burbujas gigantes de la Vía Láctea habrían sido creadas por una fusión de agujeros negros

Una diminuta galaxia que chocó con la Vía Láctea dio lugar a dos enormes burbujas de partículas de alta energía que ahora se elevan sobre el centro de nuestra galaxia. Este nuevo modelo para el nacimiento de las burbujas misteriosas explica también las discrepancias en las edades de las estrellas en el centro galáctico

En 2010, mapas del cielo hechas por el Telescopio Espacial Fermi de rayos gamma de la NASA revela dos lóbulos de partículas hinchándose hacia afuera del centro de la Vía Láctea, cada una se extiende 25.000 años luz más allá del plano galáctico.

Los astrónomos sospechaban que las burbujas fueron generadas por un período de violencia en el centro de la galaxia, hace unos 10 millones de años, pero nadie podía decir lo que había provocado la explosión.

A principios de este año, Kelly Holley-Bockelmann la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, fue a discutir el problema con Tamara Bogdanovic , del Instituto de Tecnología de Georgia en Atlanta.

«Reconstruimos todas las pruebas, y nos dimos cuenta de que podría explicarse por un único evento catastrófico: la colisión entre dos agujeros negros», recuerda Holley-Bockelmann.

Tango y accidente

Sabemos que un agujero negro supermasivo que pesa como 4 millones de soles se esconde en el centro de la Vía Láctea. También tenemos una gran variedad de galaxias enanas que orbitan nuestra galaxia espiral más grande, así como indicios de que otras enanas satélite han chocado con nosotros en el pasado.

Según la nueva teoría, una pequeña galaxia con su propio agujero negro central, se hundió en la Vía Láctea y comenzó una espiral a través de nuestra galaxia. Después de miles de millones de años, el agujero negro de la enana, ya despojado de sus estrellas, se dirigió hasta el centro galáctico.

Los dos agujeros negros realizaron entonces un apretado tango gravitacional antes de finalmente fusionarse. Este acto final producijo violentas fuerzas que arrojaron fuera a muchas de las estrellas que han nacido en el centro de la Vía Láctea, explicando por qué los astrónomos encuentran ahora muchas menos estrellas viejas que las que era de esperar.

Los agujeros negros giratorios también desgajaron nubes gigantes de gas, algunas de los cuales fueron exprimidas de tal modo que colapsaron para formar cúmulos de brillantes nuevas estrellas. Gran parte del resto del gas se arremolinó hacia los agujeros negros fusionados, recibiendo tanto calor a causa de la compresión que irradiaron enormes cantidades de energía.

«Creemos que tanto la energía de este «eructo» cerca del agujero negro y como los vientos gaseosos que brotaban del nacimiento de las estrellas inflaron las burbujas de Fermi», dijo Holley-Bockelmann.

Reunir a las fugitivas

«Probablemente vale la pena tener en cuenta esta hipótesis», dice Mark Morris , una autoridad que estudia el centro de la galaxia en la Universidad de California, Los Angeles. Pero advierte contra llevar adelante una explicación sin más pruebas.

Holley-Bockelmann y sus colegas creen que la galaxia enana que colisionó se formó a principios de la historia del universo, y consistía principalmente de materia oscura y el agujero negro central, sin muchas estrellas. Eso explicaría por qué no vemos ningún rastro testigo de estrellas que quedara cuando se fragmentó la galaxia enana.

En su lugar, el equipo propone otra prueba de su modelo: salir a cazar las estrellas viejas catapultadas hacia el exterior durante la fusión de los agujeros negros.

«Debería haber desplazado casi 1000 estrellas desde el centro galáctico», dice Bogdanovic. «Estas estrellas aún debe competir por espacio, a unos 10.000 años luz de sus órbitas originales». El equipo ahora está buscando estas estrellas fugitivas en los datos acumulados por el Sloan Digital Sky Survey, que ha observado las propiedades de cientos de millones de estrellas en nuestra galaxia.

Publicación de referencia: Monthly Notices de la Royal Astronomical Society, doi.org / kqh

Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti

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