Los investigadores Zilong Li y Cosimo Bambi de Fudan University en Shanghai han explorado teóricamente la posibilidad de que el agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia, Sgr A*, pudiera ser un agujero de gusano. Han identificado una señal específica que rodearía a este hipotético agujero de gusano, y que podría ser detectada con un sofisticado instrumento que será pronto instalado en uno de los telescopios más potentes del mundo
Sabemos qué señal identifica a los agujeros negros supermasivos, y éstos han sido encontrados en la mayoría de las galaxias observadas, incluso en las más jóvenes. Para que un agujero negro adquiera tanta masa es lógico pensar que necesita mucho tiempo para acumularla, devorando gas interestelar, estrellas y otro material galáctico. Pero para explicar los agujeros negros supermasivos de las galaxias más jóvenes es necesario recurrir a un mecanismo rápido de crecimiento, aún desconocido.
Según Li y Bambi, sin embargo, para explicar nuestras observaciones del centro de Sgr A* y otras galaxias, se puede invocar una consecuencia primordial de la teoría general de la relatividad de Einstein, evitando el problema sobre cómo crecieron los agujeros negros supermasivos tan rápidamente.
«Aunque son de naturaleza exótica, por lo menos algunos tipos de agujeros de gusano primordiales pueden ser candidatos viables para explicar los objetos supermasivos del centro de las galaxias», afirman los investigadores. «Estos objetos carecen de superficie sólida, y por tanto, imitan la presencia de un horizonte de sucesos. Se habrían formado en el Universo primitivo, y habrían crecido durante la inflación, así que podríamos explicar su presencia incluso a muy grandes distancias (valores muy altos de desplazamiento al rojo)». Las galaxias a alto desplazamiento al rojo son las más tempranas que podemos observar: su luz ha viajado durante miles de millones de años y su frecuencia se ha desplazado hacia la parte roja del espectro electromagnético.
El tipo de agujero de gusano que podría imitar un agujero negro sólo se habría formado durante el Big Bang, acumulando millones de veces la masa de nuestro Sol, posiblemente explicando por qué las galaxias más tempranas parece que albergan agujeros negros supermasivos en sus centros; podrían no ser agujeros negros en absoluto, sino tratarse, de hecho, de agujeros de gusano gigantescos, enlazando regiones separadas del espacio y del tiempo (aunque es probable que la cuestión de si pueden ser atravesados seguirá siendo un misterio).
Fuente: Discovery News. Aportado por Eduardo J. Carletti
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