La NASA ha difundido las primeras imágenes captadas por su sonda Messenger en las que se puede ver el hielo de agua en Mercurio
Estas fotografías sugieren, además, que el hielo situado dentro de los cráteres polares del planeta se ha formado recientemente, e incluso su proceso de formación puede continuar a día de hoy, según han señalado los expertos.
Hace más de 20 años, algunas imágenes de radar captaron por primera vez señales de hielo de agua cerca de los polos norte y sur de Mercurio, un descubrimiento que fue una gran sorpresa para los científicos, debido a las altísimas temperaturas en el planeta, el más cercano al Sol del Sistema Solar: 427 ºC.
A finales de 2012, la nave Messenger confirmó esas observaciones desde la órbita alrededor de Mercurio y descubrió que este hielo también estaba presente en cráteres en donde había sombra permanente, cerca del polo norte del planeta.
Ahora el equipo de la misión ha captado imágenes de este fenómeno por primera vez, mediante el aprovechamiento de pequeñas cantidades de luz solar dispersa por las paredes de los cráteres, y las ha hecho públicas en la revista Geology.
«Hay muchas cosas nuevas que podemos aprender al analizar estos depósitos», ha apuntado una de las principales responsables de este proyecto, Nancy Chabot. Por ejemplo, apunta que del hielo en el fondo del cráter Prokofiev, de 70 kilómetros de ancho, sugiere que el material helado se formó hace relativamente poco, unos miles de millones de años.
En este sentido, ha apuntado que las imágenes de otros cráteres respaldan esta idea. Así, se muestran depósitos oscuros, que se cree que pueden tener material orgánico cubierto de hielo en algunas zonas.
Los investigadores recuerdan que la Luna de la Tierra también alberga agua helada en los cráteres polares que se encuentran permanentemente en la sombra, pero sus depósitos tienen un aspecto diferente de las de Mercurio. A su juicio, esto se debe a que el hielo del planeta se formó más recientemente.
«Las diferencias entre estos dos fenómenos parecidos puede ayudar a entender mejor el proceso que hay detrás de su formación, lo que a su vez está vinculado a la edad y la distribución de hielo de agua en el Sistema Solar», ha indicado Chabot. «Esto va a ser una línea muy interesante de la investigación en el futuro», ha concluido.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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