Como la empresa no tenía los derechos a la obra de Orwell, se metió en los e-books Kindle de sus clientes borrando el libro sin avisarles
Ni el mismo George Orwell lo hubiera imaginado. Que a sesenta años de su muerte, una suerte de Gran Hermano ciberespacial se meta en la biblioteca de la gente y quite 1984 y Rebelión en la granja le hubiera sonado a chiste malo. Justamente esas novelas futuristas que tratan sobre una sociedad autoritaria que destruye libros.
Sin embargo, esto es exactamente lo que ocurrió la semana pasada, cuando la librería online Amazon decidió borrar remotamente estas dos obras de los libros electrónicos Kindle de aquellas personas que las hubieses adquirido.
Sí, se metieron a distancia en cada uno de estos dispositivos de lectura digital y quitaron las copias. El argumento es que esos títulos habían sido incluidos dentro de sus catálogos por error, sin los derechos correspondientes. A cambio, devolvieron la plata de la compra.
Los libros electrónicos están causando furor en los Estados Unidos. Particularmente el Kindle: su principal virtud es que se conecta muy fácil, y en forma inalámbrica a través de la red celular 3G, con el extenso catálogo de Amazon. Con sólo apretar un botón y por sólo 10 dólares se puede obtener cualquier libro y desde cualquier lugar.
La contracara de esta prestación se vio por estos días: Amazon puede controlar lo que cada uno tiene en su dispositivo.
Como no podía ser de otro modo, los usuarios del Kindle salieron fuertemente a reclamar por su derecho a la privacidad. «Esto es como si empleados de cualquier librería entraran de noche en nuestra casa, se llevaran los libros y nos dejaran un cheque», explican a coro. «Es un delito».
Ante la fuerte presión, Amazon aseguró que esta situación nunca más va a ocurrir.
Lo que inaugura este incidente es un intenso debate en el mercado de los libros electrónicos, que por ahora está dando sus primeros pasos. Frente al modelo «cerrado» de Amazon (vende sus dispositivos, que sólo leen libros de la misma librería), otros fabricantes y editoriales proponen un modelo «abierto», en el cual cualquier e-book pueda leer obras digitalizadas por cualquier librería o biblioteca.
Será, seguramente, el segundo capítulo de esta novela.
Fuente: Revista Ñ. Aportado por Eduardo J. Carletti
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