Arqueólogos españoles descubren en Egipto una tumba de hace 4.000 años

El proyecto Djehuty descubre un enterramiento subterráneo que podría pertenecer a un miembro de la familia real o un alto funcionario de la dinastía XI. El hallazgo arrojará luz sobre un periodo poco conocido marcado por la reunificación del Alto y Bajo Egipto y el esplendor de la antigua Tebas

Al final de 20 metros de pasadizo y otros tantos de rampa, horadados en los acantilados de Tebas (la actual Luxor), un equipo de egiptólogos españoles ha descubierto una tumba que podría pertenecer a un miembro de la familia real o a un alto funcionario de la dinastía XI (2061-1991 a.C.), un periodo poco conocido en el que el Alto y Bajo Egipto volvieron al redil de un único monarca, Mentuhotep.

El hallazgo es el último fruto del trabajo que el proyecto Djehuty, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC), desarrolla desde hace 13 años en la necrópolis de Dra Abu el Naga, en la orilla occidental de la antigua Tebas. «Las dimensiones de esta estructura subterránea son considerables, lo que no deja dudas de que la tumba perteneció a un miembro de la familia real o a un cortesano de alto rango«, explica el arqueólogo del CSIC y director de la misión José Manuel Galán.

Su gran superficie y la disposición de la oquedad siguen el patrón de las tumbas reales descubiertas en la cercana necrópolis de El Tarif: entradas talladas en la pared de roca con un amplio patio delante y largos pasillos que conducen a un santuario y una cámara funeraria. En el enterramiento recién hallado, el corredor -de dos metros de alto y ancho- discurre a lo largo de más de 20 metros. Después, gira en un ángulo de 50 grados para iniciar la bajada en rampa durante otros 20 metros.

«El suelo del pasillo y del pasadizo en rampa esta cubierto de restos humanos y vasijas de ceramica que datan de la dinastia XVII (1650-1549 a.C.), lo que parece indicar que la tumba fue reutilizada en aquella epoca«, precisa Galán. Su equipo ha dedicado los últimos cuatro años a excavar en la parte occidental del patio que lleva a la tumba de Djehuty, el supervisor del Tesoro (un cargo equivalente al de ministro) de Hatshepsut, la primera gran reina de la Historia.

El perímetro, que desde 2007 luce libre de las construcciones ilegales que lo poblaban, se ha convertido en una mina de oro para la misión. Los últimos hallazgos se han localizado un metro y medio por debajo de las viviendas derruidas. Los arqueólogos se han centrado durante la última campaña en excavar los tres pozos funerarios de la dinastía XVII.

Gran cantidad de restos humanos

El nuevo hallazgo se ha producido en el más próximo al patio de Djehuty, que conduce -tras descender seis metros- a dos pequeñas cámaras funerarias. La sala norte tiene un agujero en su muro derecho a través del que se accede a una gran galería subterránea, encontrada al final de la campaña de este año, el pasado febrero. El hito ha sido anunciado este lunes por el ministerio de Antigüedades egipcio.

«La tumba podría haber sido usada como escondite por la gran cantidad de restos humanos encontrados. La presencia de cerámica y utensilios de la dinastía XVII indican que aunque fue tallada durante la dinastía XI fue reutilizada posteriormente«, señala Ali al Asfar, jefe del departamento de Antigüedades del ministerio.

La cámara cuadrangular no ha sido aún estudiada pero -mientras aguarda a la próxima campaña para localizar la entrada e iniciar la excavación- Galán subraya que su examen arrojará luz sobre la desconocida dinastía XI y su principal acontecimiento, la unificación del Alto y Bajo Egipto lograda por Mentuhotep tras una guerra civil.

«Unificó el país tras mas de cien anos de divisiones internas y disputas entre provincias. Bajo su mando, Tebas se convirtio en un centro floreciente para todas las manifestaciones artisticas y culturales, por lo que esta epoca siempre fue considerada como una edad clásica o dorada dentro de la larga y productiva historia faraónica», relata el director de la misión.

La última campaña del proyecto Djehuty ha sido especialmente fructífera. El pasado febrero EL MUNDO asistió a la apertura del magnífico ataúd de Neb, una momia de la dinastía XVII rescatada de un pozo funerario a cuatro metros de profundidad «con una policromía espectacular» y en buen estado de conservación.

 

 

La tumba recién descubierta no es, sin embargo, la primera que se halla de la dinastía XI. En 2009 se encontraron dos sepulturas, una dedicada al descanso eterno de la bautizada como Valentina -una mujer de mediana edad acicalada con un sencillo collar de fayenza- y otra habitada por Iker, enterrado con sus bastones de mando, sus arcos y flechas. Su sarcófago, pintado de rojo y con bandas de inscripciones con los signos jeroglificos pintados de colores, se exhibe en las vitrinas del moderno y cuidado Museo de Luxor.

A juicio de la misión, las últimas sorpresas niegan la soledad de los dos personajes y confirman que bajo las tumbas de las dinastías XVII y XVIII se extiende una necrópolis cinco siglos más antigua que guarda secretos de hace más de cuatro milenios.

Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti

Más información: