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Google tramita la compra de la empresa de generadores flotantes Makani

Esta compañía desarrolla un dispositivo de generación de energía eólica a gran altitud que está por convertirse en parte del secreto laboratorio X de Google

Google está en el proceso de adquisición de Makani Power, una empresa de EE.UU. que desarrolla dispositivos de energía eólica a gran altitud. Makani está en las etapas finales de prueba de un dispositivo alado equipado con turbinas que flota en el aire entre 250 m y 600 m, donde los vientos son más fuertes. La compañía tiene como objetivo desarrollar una versión de 600 kW para generar a escala comercial que, según ellos dicen, produce electricidad a un costo menor que la eólica convencional o solar.

«Estamos felices de anunciar que Makani Power está siendo adquirida por Google. Esto formaliza una larga y productiva relación entre las dos compañías, y proporcionará a Makani los recursos para acelerar nuestro trabajo para que el costo de energía eólica sea competitivo con los combustibles fósiles», dijeron desde Makani en un comunicado en su página web.

Esperan con interés trabajar con sus nuevos colegas en Google X para convertir la generación en el aire en una realidad rentable.

La compra de Makani es la última de una serie de inversiones que ha hecho Google en los últimos tres años en fuentes de energía renovables de alto perfil , incluyendo una granja eólica de 161 MW en Texas, el proyecto solar Ivanpah de 377 MW en California, el parque eólico de 845 MW de Pastor Piso en Oregon y la primera línea de transmisión en alta mar EE.UU.

En total, la cartera supera los 2 GW de capacidad de energía verde.

Sin embargo, la declaración de Makani sugiere que este proyecto formará parte de Google X, un reservado laboratorio de investigación de la compañía más conocido por el desarrollo de vehículos autoconducidos y las gafas informatizadas Google Glass.

Fuente: Bussines Green. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Un material que ordena las moléculas según su forma podría reducir el precio del combustible

Un material para la clasificación de hidrocarburos podría reemplazar el intenso consumo energético de las etapas de refinación del petróleo

Un nuevo material que ordena las moléculas de hidrocarburos según su forma podría reducir el costo de la nafta para autos y también hacer que el combustible sea más seguro al reducir la necesidad de usar ciertos aditivos que se han relacionado con el cáncer, según un artículo en el próximo número de la revista Science.

Las refinerías utilizan normalmente un material que puede ordenar moléculas según su tamaño durante una etapa clave en el proceso de refinado. Para lograr el índice deseado de octano, este paso tiene que ser suplementado con etapas de destilación que requieren un gran uso de energía, o mediante el uso de aditivos. El nuevo material, que selecciona moléculas según su forma en lugar de por su tamaño, puede diferenciar mejor los diferentes tipos de moléculas de hidrocarburos, lo que elimina las etapas de destilación y la necesidad de usar aditivos potenciadores de octano.

«En potencia se podría obtener gasolina de alto rendimiento a un precio más barato, y también nafta (gasolina) que sea más respetuosa con el medio ambiente», indica Jeffrey Long, profesor de química en la Universidad de California en Berkeley que dirigió el estudio.

El nuevo material es un tipo de marco metalo-orgánico, una clase relativamente nueva de materiales formados por átomos de metal unidos por moléculas orgánicas. Al variar los metales y las moléculas orgánicas que los vinculan se pueden producir materiales con una amplia variedad de propiedades. Es posible variar sutilmente el tamaño y la forma de los poros dentro del material, por ejemplo, así como la forma en que dichos poros interactúan con moléculas específicas.

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Baldosas inteligentes que generan electricidad

Unas 176 de estas baldosas alfombraron recientemente el maratón de París, con el objetivo de llegar a los siete kilovatios/hora. En los accesos al Parque Olímpico de Londres se capturaron el pasado verano más de 12 millones de pisadas que produjeron 72 millones de julios (suficientes para cargar 10.000 teléfonos móviles durante una hora)

Un día cualquiera en la estación londinense de Victoria. Más de 15.000 personas en una hora. Caminando a todo tren y pisando con fuerza sobre las baldosas. ¡Tiene que haber una forma de capturar esa energía y convertirla en electricidad!

Toda gran idea tiene su momento eureka, y el de Laurence Kemball-Cook ocurrió cuando estaba aún estudiando diseño industrial en la Universidad de Loughborough. Su paso por una compañía eléctrica le sirvió para familiarizarse con las limitaciones de la energía solar y eólica en la iluminación urbana, y para comprender mejor los secretos de la eficiencia. Pero la lámpara se le encendió un día de la manera más prosaica, mientras contemplaba el trasiego incesante de la estación.

Y así, con 75 dólares y un ordenador portátil, comenzó en 2009 la odisea de Pavegen, a la búsqueda de la baldosa inteligente, que se hunde apenas cinco milímetros, suficiente para generar ocho vatios de energía con cada pisada gracias al uso de materiales piezoeléctricos.

Iluminar las calles a nuestro paso

A sus 26 años, con jornadas extenuantes de 22 horas y 25 descargas eléctricas hasta llegar al prototipo, Kemball-Cook se ha convertido en un referente mundial en la captura de la energía cinética. «Nuestra meta es producir electricidad allá donde se necesita», asegura el fundador de Pavegen en la sede londinense de la compañía, junto a la estación de King’s Cross. «En unos años seremos capaces de iluminar las calles a nuestro paso, o lograr que un estadio de fútbol sea autosuficiente, o comprobar la salida de nuestro tren en un tablero electrónico alimentado por nuestras propias pisadas».

De momento, unas 176 baldosas de Pavegen alfombraron recientemente el maratón de París, con el objetivo de llegar a los siete kilovatios/hora. En los accesos al Parque Olímpico de Londres se capturaron el pasado verano más de 12 millones de pisadas que produjeron 72 millones de julios (suficientes para cargar 10.000 teléfonos móviles durante una hora). Durante la Hora de la Tierra de este año, más de 40 baldosas inteligentes iluminaron el mayor escenario flotante en la Marina Bay de Singapur. El sistema ha estado también provisionalmente instalado en la estación de West Ham en Londres. En varias escuelas británicas y en las primeras oficinas se ha probado ya el potencial de la tecnología limpia en zonas de tránsito. «Nuestro auténtico reto ahora es reducir el precio de la baldosa para posibilitar su implantación a gran escala y poder llevarla a las ciudades de todo el mundo», recalca Kemball-Cook, que aún recuerda su paso por Madrid en el Keep Walking Project de Johnnie Walker, en una instalación provisional en el edificio de Telefónica.

Los eventos forman parte de la fase divulgativa de Pavegen, que sin embargo calienta motores para el gran salto cualitativo. La inversión de más de 230 millones de euros a través de Renaissance Capital Partners y London Business Angels ha dado alas a la start up británica, que ha tendido las redes a EEUU y planea su expansión por Europa.

Las icónicas baldosas de Pavegen, con una luminaria central que se enciende con el 5% de la energía generada por la pisada, han dejado paso a una versión menos llamativa y más resistente, capaz de adaptarse a todo tipo de suelo. Aunque el interior de la baldosa sigue siendo «secreto industrial», Kemball-Cook asegura que la base son los neumáticos de camiones y el hormigón polímero, y que más del 60% de los materiales son reciclados. «Somos una tecnología limpia en todos los sentidos», sostiene el joven emprendedor. «Y nuestra visión encaja con el concepto de la ciudad inteligente y baja en carbono del futuro: la electricidad se generará donde se necesite y se valorará más que nunca la eficiencia».

«Lo que estamos viendo no es más que la punta del iceberg», asegura Kemball-Cook, entusiasmado por el interés creciente de los inversores y de la instituciones. «El futuro de las ciudades está en los coches eléctricos, y el rodamiento de los neumáticos se convertirá con el tiempo en un generador de energía». De momento, nos quedamos con las pisadas, unas 4.000 por cabeza y por día.

Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti

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