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Crean metal líquido que cambia de forma y se mueve por sí solo

Científicos señalan que este material podría servir para desarrollar robots transformables, T-1000 de la vida real, como el robot de metal líquido que cambia de forma de Terminator 2

El dispositivo es sorprendentemente simple: sólo una gota de aleación de metal formada principalmente de galio —que es líquido a poco menos de 30° C— con un poco de indio y estaño mezclados. Cuando se lo coloca en una solución de hidróxido de sodio (conocida como «soda cáustica»), o incluso en salmuera, y se la pone en contacto con una escama de aluminio que usa como «combustible», se mueve durante aproximadamente una hora. Puede viajar en línea recta, correr alrededor de la parte exterior de un plato circular, o pasar a través de formas complejas.

«La máquina blanda parece bastante inteligente y [puede] deformarse en función del espacio por el que viaja, al igual que lo hace [el] Terminator de la película de ciencia-ficción», dice Jing Liu de la Universidad de Tsinghua en Beijing, China. «Estos comportamientos inusuales recuerdan perfectamente a los organismos vivos en la naturaleza», dice, añadiendo que estos objetos plantean cuestiones acerca de la definición de la vida.

Cuando vieron por primera vez el movimiento de la gota, Liu y sus colegas no estaban seguros de lo que era capaz de hacer. Los experimentos revelaron dos mecanismos en juego. Algo del empuje deriva de un desequilibrio de carga a través de la gota, que a la vez crea un diferencial de presión entre la parte delantera y la parte trasera y empuja hacia adelante. El aluminio también reacciona con el hidróxido de sodio, liberando burbujas de hidrógeno que mueven aún más rápido la gota.

Otros investigadores han demostrado que una gota de galio estacionaria puede actuar como una bomba [de «bombeo», no explosiva] cuando está en un campo eléctrico. Liu llevó adelante esta idea y demostró que si se matiene sujeto su motor autoalimentado, también se convierte en una bomba, desplazando unos 50 mililitros de agua por segundo. «Es la primera bomba autoalimentada de la historia», dice. El equipo dice que podría tener aplicaciones inmediatas para mover líquido a través de un dispositivo de refrigeración sin necesidad de una fuente de alimentación externa.

Este trabajo es parte de un esfuerzo a largo plazo para crear robots inteligentes que no sean rígidos y que puedan ser remodelados sobre la marcha, un poco como el T-1000 en la ficción. Liu dice que pronto se podría utilizar un robot basado en su dispositivo para monitorear el medioambiente o llevar materiales dentro de tuberías, e incluso los vasos sanguíneos.

El año pasado, tanto el grupo de Liu como uno liderado por Michael Dickey en la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Raleigh, mostraron que la aleación de galio adquiere formas complejas en respuesta a la aplicación de una corriente eléctrica. Cuando se corta la corriente, vuelve a la forma simple de gota. Liu dice que ambos métodos se podrían utilizar en conjunto para cambiar la velocidad de la gota, o para coordinar una nube de gotas independientes.

 

 

Taro Toyota de la Universidad de Tokio dice que este invento podría ayudar a convertir la energía química en energía mecánica en un futuro robot líquido. «Unos robots líquidos así serán la semilla de la vida artificial que hemos visto en algunas películas», dice. «Me gustaría plantear un Flubber lugar de un Terminator 2.»

Referencia de publicación: Advanced Materials, DOI: 10.1002/adma.201405438

Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Los robots inteligentes deben respetar los derechos humanos… y ser respetados

El temor común es que las máquinas inteligentes se volverán contra los seres humanos. Pero, ¿quién va a salvar a los robots de los demás robots… y de nosotros?, se pregunta Hutan Ashrafian

Hay una fuerte posibilidad de que en un futuro no muy lejano, las inteligencias artificiales (IA), tal vez en forma de robots humanoides, se convertirán en entidades capaces de pensamiento consciente. Cualquiera que sea la forma que adopte, es probable que este surgir de la conciencia artificial tenga un impacto sustancial en la sociedad humana.

El co-fundador de Microsoft, Bill Gates, y el físico Stephen Hawking, han advertido en los últimos meses sobre los peligros de que los robots inteligentes se conviertan en demasiado poderosos para que los humanos los puedan controlar. El dilema ético de las máquinas inteligentes, y cómo se relacionan con los seres humanos, ha sido durante mucho tiempo un tema de la ciencia ficción, y ha sido retratado vívidamente en películas como Blade Runner de 1982 y este año Ex Machina.

Los análisis académicos y de ficción de las IA tienden a centrarse en las interacciones humano-robot, haciendo preguntas como: ¿Harían los robots nuestra vida más fácil? ¿Serían peligrosos? ¿Y podrían ser alguna vez una amenaza para la humanidad?

Estas preguntas dejan de lado un punto crucial. Debemos tener en cuenta las interacciones entre los propios robots inteligentes y el efecto que estos intercambios pueden tener sobre sus creadores humanos. Por ejemplo, si tuviéramos que permitir que las máquinas inteligentes cometan injusticias sobre los otros —incluso si estos «crímenes» no tienen un impacto directo en el bienestar humano— esto podría tener consecuencias negativas para nuestra propia humanidad. Estas deliberaciones filosóficas han allanado el camino hacia el concepto de «derechos de las máquinas».

La mayoría de las discusiones sobre el desarrollo de los robots se basan en las Tres Leyes de la Robótica ideadas por el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov: los robots no pueden lesionar los seres humanos (o permitir por inacción que sufran daño); los robots deben obedecer las órdenes humanas; y los robots deben proteger su propia existencia. Pero estas reglas no dicen nada sobre cómo los robots deben tratar a los otros robots. No sería razonable para un robot defender los derechos humanos y sin embargo ignorar los derechos de otra máquina pensante sensible.

Los animales que exhiben comportamientos de pensamiento ya gozan de derechos y de protección, y la sociedad civilizada muestra desprecio por las peleas de animales que se establecen para entretenimiento humano. De ello se desprende que no se deben hacer máquinas inteligentes que sean potencialmente mucho más inteligentes que los animales para que luchen para entretenimiento.

«Los robots inteligentes siguen siendo ciencia ficción, pero no es demasiado temprano para tomar en serio estas cuestiones.»

Por supuesto, ya se están desarrollando [y utilizando] robots en los conflictos militares. Pero fuera de la guerra, obligar a las IA y los robots al conflicto, o maltratarlos, sería perjudicial para la moral, el bienestar psicológico y ético de la humanidad.

Los robots inteligentes siguen siendo ciencia ficción, pero no es demasiado pronto para tomar en serio estas cuestiones. En el Reino Unido, por ejemplo, el Consejo de Investigación de Ingeniería y Ciencias Físicas y el Consejo de Investigación de las Artes y Humanidades ya han introducido una serie de principios para los diseñadores de robots. Estos refuerzan la posición de que los robots son productos manufacturados, por lo que «los seres humanos, no los robots, son los agentes responsables».

Los científicos, filósofos, los financiadores y los responsables políticos deberían ir un paso más allá y considerar las interacciones robot-robot y IA-IA (IA en IA). Juntos, deberán elaborar una propuesta de una carta internacional para las IA, equivalente a la de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Esto podría ayudar a orientar una investigación y desarrollo con consideraciones morales en robótica e ingeniería de IA.

Las políticas tecnológicas nacionales del Reino Unido e internacionales deben introducir conceptos IA en IA en los programas actuales destinados a desarrollar IA seguras. Hay que comprometerse con las actividades educativas y de investigación, y continuar creando conciencia filosófica. Incluso podría haber un premio anual IA en IA para la ‘IA diseñada más altruista’.

Los científicos sociales y los filósofos deben ser vinculados a la robótica de vanguardia y la investigación informática. Los financiadores tecnológicos podrían apoyar la reflexión ética sobre los conceptos IA en IA además de financiar el desarrollo de la IA. Los financiadores médicos, como el Wellcome Trust, siguen este modelo ya, apoyando la investigación sobre los cuidados sanitarios de vanguardia y la ética médica y la historia.

Las comunidades actuales y futuras de investigación de Inteligencia Artificial y robótica requieren una exposición continuada a las ideas de IA en IA. Las conferencias centradas en los temas AI en AI podrían tener un eje de investigación, directrices y declaraciones de política. La próxima generación de ingenieros robóticos e investigadores de IA también puede ser llevado a adoptar principios AI en AI a través de cursos híbridos de grado. Por ejemplo, muchas personas que aspiran a entrar en política en el Reino Unido reciben un curso en PPE (politics, philosophy and economics = política, filosofía y economía), podría instaurarse un curso equivalente para los estudiantes con ambiciones en robótica e IA que podría ser CEP (computer science, engineering and philosophy = ciencias de la computación, ingeniería y filosofía).

Debemos extender las Tres Leyes de la Robótica de Asimov para respaldar el trabajo en la interacción AI en AI. Sugiero una nueva ley: todos los robots dotados de razón y conciencia comparable con la humana deben comportarse fraternalmente entre sí, en un espíritu de hermandad.

 

 

No hay que subestimar la probabilidad de que existan máquinas pensantes artificiales. La humanidad está llegando al horizonte del nacimiento de una nueva raza inteligente. Aunque esta inteligencia sea o no «artificial», esto no elimina el problema de que la nueva población digital merecerá dignidad y derechos morales, y una nueva ley que los proteja.

Nature 519, 391 ( 26 de marzo 2015 ) doi: 10.1038 / 519391a

Fuente: Nature. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Almacenan para siempre la "Carta Magna" suiza en ADN

Investigadores suizos han desarrollado un innovador método de almacenar grandes cantidades de datos en el ADN que permitirían que los registros duren casi para siempre

Utilizando Carta Federal de Suiza (Switzerland’s Federal Charter), un equivalente de la Carta Magna británica, como un conjunto de datos experimentales, los investigadores cifraron el documento en 5000 cadenas de ADN y lo cubrieron con una capa protectora de sílice alrededor de 150 nanómetros de espesor. Después de someter las gotas de sílice a temperaturas extremas para simular la degradación relacionada con la edad, el equipo, dirigido por el investigador Robert Grass de ETH Zurich, pudo celebrar un gran éxito.

A diferencia de los métodos probados anteriormente, el de ellos parece ser el primero que permite un registro basado en el ADN que resista el paso del tiempo, e información que se puede recuperar posteriormente sin lecturas erróneas.

El uso del sílice fue una clave para el éxito, ya que prácticamente simula la protección de la información del ADN inserta dentro de los huesos fósiles. Dicha información es recuperable, incluso después de millones de años.

Para corregir posibles errores, el equipo utilizó un algoritmo especialmente diseñado, similar a los utilizados para corregir defectos en los datos transmitidos a través de largas distancias.

El almacenamiento de datos en el ADN se logró por primera vez hace unos dos años. Sin embargo, los primeros intentos muestran bajos niveles de estabilidad y eran gravemente propensos a la degradación química rápida.

Los investigadores creen que este método no convencional podría proporcionar una solución para mantener los documentos importantes que contengan información sobre la civilización actual, básicamente durante una eternidad.

La inestabilidad inherente de los datos almacenados en el espacio cibernético, y la susceptibilidad de los medios digitales para dejan de usarse en períodos de tiempo relativamente cortos en comparación con los ejemplares impresos tradicionales, tiene interesados a los científicos e investigadores.

A principios de este mes, uno de los padrinos del Internet, el ingeniero estadounidense Vint Cerf, advirtió que la sociedad actual puede dejar a las generaciones futuras en la oscuridad acerca de sus logros, debido a la ausencia de registros legibles.

 

 

El almacenamiento de información crucial en el ADN parece ofrecer una solución. Si se almacena en condiciones estables y muy frías, por ejemplo dentro de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, la información codificada en ADN podría sobrevivir más de un millón de años. A modo de comparación, la información sobre un microfilm probablemente se degrada en medio milenio.

Fuente: E&T. Aportado por Eduardo J. Carletti