Es un bosque en medio del desierto helado. Así lo describen, en un comunicado, los científicos que han descubierto, en una expedición de la NASA, que el Océano Ártico se está tiñendo de verde por la proliferación de plantas marinas microscópicas, que son esenciales para la vida en otros mares, pero que no habían sobrevivido hasta ahora en un ecosistema tan frío
El calentamiento global está, según el trabajo que publican esta semana en Science detrás de un fenómeno que hasta ahora no se había detectado en toda su amplitud.
La expedición ICESCAPE (siglas de Impactos del Clima en los Ecosistemas y la Química del Ártico, en inglés «Impacts of Climate on the Eco-Systems and Chemistry of the Arctic Pacific Environment») exploró las aguas de los mares de Beaufort y Chukchi, en Alaska, a bordo de un rompehielos estadounidense. «Hemos observado una masiva expansión del fitoplancton entre 80 centímetros y 1,3 metros en la capa helada del primer año en el mar Chukchi», aseguran los autores.
Esa capa se extiende en más de 100 kilómetros, un fenómeno que no había sido observado hasta ahora. El equipo ahora lo ha descubierto, ya fue capaz de encontrar hace un tiempo una «selva amazónica» en medio del desierto de Mojave, en California, como recuerda Paola Bontempi, del programa de Biología Oceánica de la NASA.
Los cambios en el Ártico ya habían sido detectados por imágenes de satélite de la NASA. La expedición tenía como objetivo confirmar los datos, en un lugar de difícil acceso desde tierra.
Hasta ahora se pensaba que estas plantas que tiñen de verde el agua y son la base de la cadena alimenticia marina, sólo crecían después de que el hielo del mar se retiraba, lo que ocurre en verano. El problema, dice el biólogo Sam Laney, del Woods Hole Oceanographic Institution, está en que, igual que un aguacero hace florecer el desierto, la acumulación de agua de deshielo en cortos periodos de tiempo en el Ártico tienen importantes efectos sobre el ecosistema.
Flores bajo el hielo
Según sus análisis, al adelgazarse el hielo, la luz solar llega a las aguas que hay bajo la capa helada sobre el mar, lo que permite que la planta se desarrolle. «Si alguien me hubiera preguntado si veríamos flores bajo el hielo, les habría dicho que no era posible», reconoce Kevin Arrigo, de la Universidad de Stanford y líder de la expedición. «Ha sido una completa sorpresa», ha asegurado.
El fitoplancton, además, tuvo un crecimiento extremadamente activo, llegando a doblar su cantidad en un solo día, cuando las flores, en aguas abiertas, tardan dos o tres. Es más, los investigadores estiman que estas tasas pueden llegar a multiplicar por 10 las tasas de crecimiento de las plantas en aguas abiertas.
Como el fitoplancton, a su vez, consume grandes cantidades de dióxido de carbono, los científicos tendrán que evaluar, más adelante, cuánto CO2 está entrando en el Océano Ártico si resulta que estas plantas llegan a ser comunes bajo el hielo. «En este momento no sabemos si estas floraciones acaban de empezar a producirse o si es que no las hemos observado antes», señala Arrigo, quien cree que si el hielo sigue adelgazando, al final se convertirá en un bosque sobre el mar.
Fuente: El Mundo y otros sitios. Aportado por Eduardo J. Carletti
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