En un lugar oscuro en un parche sin estrellas del espacio intergaláctico, los astrónomos han descubierto un grupo nunca antes visto de nubes de hidrógeno esparcidas entre dos galaxias cercanas, Andrómeda (M31) y Triángulo (M33)
Los investigadores especulan con que estas burbujas de gas enrarecido, cada una de alrededor de la masa de una galaxia enana, se condensaron a partir de un amplio y aún no detectado depósito de gas ionizado caliente, lo que podría haber acompañado a una banda de materia oscura, de otro modo invisible.
Los astrónomos detectaron estos objetos usando el Telescopio Green Bank de la Fundación Nacional de la Ciencia (GBT, en sus siglas en inglés) en el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO, en sus siglas en inglés) en Green Bank, Virginia Occidental (Estados Unidos), cuyo descubrimiento publica la revista Nature.
«Hemos sabido durante algún tiempo que muchos tramos aparentemente vacíos del universo contienen grandes pero difusas manchas de hidrógeno ionizado caliente», dijo Spencer Wolfe, de la Universidad de Virginia Occidental, en Morgantown (Estados Unidos).
«Las observaciones anteriores de la zona comprendida entre M31 y M33 sugirieron la presencia de un hidrógeno neutro más frío, pero no pudimos ver ningún detalle para determinar si tenía una estructura definitiva o representaba un nuevo tipo de entidad cósmica. Ahora, con imágenes de alta resolución del GBT, hemos sido capaces de detectar concentraciones discretas de hidrógeno neutro que emergen de lo que se pensaba que era un campo de gas casi sin rasgos», matiza.
Los astrónomos pueden observar el hidrógeno atómico neutro, lo que se conoce como HI (H y el número romano uno), debido a la característica de la señal que emite en longitudes de onda de radio, que se pueden detectar por los radiotelescopios de la Tierra. Aunque este material es abundante en todo el cosmos, en el espacio entre las galaxias puede ser muy tenue y la débil señal que emite puede ser extremadamente difícil de detectar.
Hace poco más de una década, los astrónomos tuvieron los primeros indicios especulativos de que un depósito no reconocido previamente de hidrógeno se extendía entre M31 y M33. La señal de este gas, sin embargo, era demasiado débil como para sacar conclusiones firmes acerca de su naturaleza, origen, o incluso cierta existencia, pero el año pasado, los datos preliminares realizados con el GBT confirmaron que efectivamente había gas hidrógeno y mucho, difuminado entre las galaxias.
Estas observaciones preliminares, sin embargo, carecen de la sensibilidad necesaria para ver una estructura de grano fino en el gas o deducir de dónde venía y qué significaba. La explicación más probable en ese momento era que, unos pocos millones de años antes, estas dos galaxias tuvieron un encuentro cercano y las perturbaciones gravitacionales resultantes dejaron algunas tenues bocanadas de gas y un tenue puente entre los dos.
Sin embargo, nuevos y más profundos estudios en esta región con el GBT revelaron que el gas de hidrógeno no está simplemente en forma de serpentinas tenues, como cabía esperar por la interacción de dos galaxias en un ballet gravitacional. En cambio, un 50 por ciento del gas se aglutinó principalmente para formar gotas muy discretas y muy masivas que, aparte de su falta de estrellas, serían inseparables de las galaxias enanas, que son pequeñas colecciones de estrellas unidas por la gravedad que pueden contener desde unos pocos miles a unos pocos millones de estrellas.
El GBT también fue capaz de seguir el movimiento de estas nubes descubiertas recientemente, mostrando que viajaban a través del espacio a velocidades similares a M31 y M33. «Estas observaciones sugieren que se trata de entidades independientes y no los suburbios lejanos de cualquier galaxia», dijo Felix J. Lockman, astrónomo del NRAO en Green Bank.
«Su orientación agrupada es igualmente convincente y puede ser el resultado de un filamento de materia oscura. La especulación es que un filamento de materia oscura, si es que existe, podría proporcionar el andamiaje gravitacional sobre el que las nubes podrían condensarse a partir de un campo circundante de gas caliente», agrega Lockman.
Los astrónomos también especulan con que estas nubes pueden representar una nueva fuente, previamente no reconocida, de gas de hidrógeno neutro que podría llegar a caer en M31 y M33, lo que alimentó las generaciones futuras de formación de estrellas. El GBT, debido a su enorme tamaño, diseño único y ubicación en la ‘Radio Quiet Zone Nacional’ de Virginia Occidental, fue capaz de detectar esta señal, que era demasiado débil para que otros radiotelescopios la detectaran con precisión.
Los astrónomos también están interesados en estas regiones frías y oscuras entre las galaxias, porque hay una gran cantidad de faltante de materia normal en el cosmos, y una fracción significativa puede estar contenida en las nubes intergalácticas como los observadas por el GBT. Otros estudios en esta región y alrededor de otras galaxias en nuestro Grupo Local (las galaxias se encuentran relativamente cerca de la Vía Láctea) pueden dar pistas adicionales sobre la cantidad de hidrógeno aún no contabilizado en el Universo.
«La región que hemos estudiado es sólo una fracción del área alrededor de M31 detectada con el gas de hidrógeno difuso», concluyó D.J. Pisano, de la Universidad de West Virginia. A su juicio, las nubes observadas pueden ser sólo la punta de una población más grande que está por ahí esperando a ser descubierta.
Fuente: Europa Press. Aportado por Eduardo J. Carletti
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