La novela del argentino Guillermo Saccomanno, antiutópica, funde en ella varios géneros
«Un auténtico acontecimiento literario». Así se presentó ayer El oficinista, la nueva novela del argentino Guillermo Saccomanno (Buenos Aires 1948), que recibió el premio Biblioteca Breve que otorga la editorial Seix Barral.
Saccomanno se estrena así en España con una obra que mezcla los universos claustrofóbicos de las novelas distópicas de ciencia-ficción con la profundidad y sordidez psicológica de las novelas de Dostoievski y Kafka. «Al leerlo tuve la sensación de estar ante un suceso literario, algo que lees y se te queda para siempre», afirmó Rosa Montero, miembro del jurado junto a Pere Gimferrer, Elena Ramírez, Ricardo Menéndez Salmon y José Manuel Caballero Bonald.
Lenguaje lacónico y seco
En El oficinista, Saccomanno narra en primera persona la vida de un hombre gris capaz de soportar cualquier humillación con tal de conservar su puesto de trabajo. Su existencia anodina cambiará cuando conozca a una nueva secretaria. El amor le hará querer ser alguien relevante para ella, aunque esto signifique transgredir la lógica, la moral y el sentido común.
«Vive en una ciudad asediada, con un componente de ciencia-ficción pero que ocurre ahora, y deja el mismo desasosiego que novelas como La carretera, de Cormac McCarthy», afirma Elena Ramírez, editora de Seix Barral.
El autor no pudo recoger ayer el premio por una inoportuna enfermedad que le impidió abandonar Argentina. En su país es uno de los referentes literarios y dirige un conocido taller de escritura. Ha publicado obras que buscan trascender los géneros, como El buen dolor, Situación de peligro o 77, que recibió el Premio Dashiell Hammett en la Semana de Novela Negra de Gijón.
«Es un día feliz porque no sólo nos llega un título, sino que nos llega un autor. El libro es extraño en el mejor sentido de la palabra, y absorbe todos los géneros», aseguró Rodrigo Fresán, que habló en nombre del galardonado.
Saccomanno utiliza un lenguaje seco, de frases cortas y lapidarias, para narrar las extrañas aventuras de este oficinista. El pulso narrativo se mantiene firme y, a pesar de la brevedad del texto, encierra múltiples lecturas, incluso juega constantemente con la realidad, acerca de lo que es verdad para este oficinista y lo que no lo es. «Su prosa tiene una sequedad épica y es una reflexión sobre la soledad, sobre la necesidad del amor y la necesidad del deseo», aseguró Pere Gimferrer.
El autor recibirá 30.000 euros por el premio. Este año llegaron 414 manuscritos. Según comentó Elena Ramírez, en esta ocasión dominaron los que hablaban de las nuevas tecnologías y los universos digitales.
El galardón a Saccomanno demuestra que las novelas de género, de la ciencia ficción a la negra y criminal, comienzan a ganar galardones importantes.
Fuente: La Razón. Aportado por Eduardo J. Carletti
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